En una manifestación histórica, casi cuatro millones de personas se movilizaron en toda Francia para repudiar el atentado a la revista satírica Charlie Hebdo y los ataques terroristas de los días posteriores que dejaron en total 17 víctimas y tres extremistas ultimados. Un millón y medio marchó por París, encabezados por presidentes y jefes de gobierno de más de 50 países y los familiares de las víctimas. Fue, tal vez, la manifestación más imponente que recorrió París desde la Liberación de la capital francesa de la ocupación nazi, en el lejano 1944. El lema "Yo soy Charlie Hebdo" inundó literalmente a Francia.
En la primera línea de la marcha en París, con los brazos entrelazados, avanzaron durante 300 metros el presidente anfitrión, Francois Hollande, y los jefes de gobierno de Alemania, Angela Merkel; de Israel, Benjamin Netanyahu; de Palestina, Mahmud Abbas; de España, Mariano Rajoy, del Reino Unido, David Cameron, e Italia, Matteo Renzi. Un momento especialmente emotivo se vivió cuando Hollande saludó cálidamente a un sobreviviente del Charlie Hebdo.El columnista Patrick Pelloux estalló en lágrimas mientras se abrazaba con Hollande.
El Ministerio del Interior dijo que fue "imposible" medir la convocatoria de la "marcha sin precedentes" en la capital, pero estimó que entre 1.300.000 y 1.500.000 personas se manifestaron en París. El Ministerio agregó que más de 3,7 millones de personas se movilizaron por todo el país. El lema "Je suis Charlie Hebdo" (Yo soy Charlie Hebdo) cubrió a toda Francia, en una contundente muestra de solidaridad activa con el semanario, que el miércoles pasado sufrió un ataque devastador y perdió a 12 de sus ilustradores y redactores. El jefe del semanario, Stephan Chambonnier y los principales caricaturistas del periódico fueron ultimados con ráfagas de ametralladora por dos hermanos de origen árabe que resultaron abatidos el viernes. Ambos se declararon miembros de Al Qaeda. Un tercer atacatante mató a una policía el jueves y el viernes tomó un negocio de comida judía, donde mató a cuatro rehenes antes de ser abatido.
Ante el temor a un nuevo atentado, la "Marcha Republicana" parisina fue vigilada por un operativo policial que incluyó 5.500 efectivos, incluidos francotiradores apostados en todo el trayecto. Pero los manifestantes sobrepasaron a la organización y a los dos recorridos custodiados y dirigidos por la policía se le sumaron decenas de recorridos alternativos y espontáneos, con una enorme marea humana.
A mitad de camino entre las plazas de la República y la Bastilla, encabezaron la marcha familiares de las 17 víctimas. Un poco más atrás, iba la columna encabezada por los líderes políticos de Francia y de gran parte del mundo. "París es hoy la capital del mundo", les dijo el presidente Francois Hollande a sus ministros antes de la marcha. El presidente socialista, que había llamado a la "unidad nacional" obtuvo un contundente respaldo en su convocatoria.
A diferencia de los primeros días posteriores al atentado, cuando el clima era sombrío, ayer los parisinos cantaron la Marsellesa, entonaron "Charlie, Charlie" y "libertad de expresión", y hasta hubo raptos de breves de aplausos.
París se "vistió" para la ocasión. Todos los carteles de publicidad quitaron su contenido habitual y pusieron la leyenda "Yo soy Charlie", y las listas con los nombres de las 17 víctimas. Las ventanas y los balcones de los edificios de los grandes bulevares estaban decorados con listones negros, carteles, banderas francesas y velas.
"De pie". "Francia, de pie contra el terrorismo", tituló el diario Le Figaro; "París, capital mundial de la resistencia al terrorismo", escribió Le Point, mientras que el diario Libération comparó la manifestación a la de 1944, cuando la capital fue liberada de la ocupación nazi en la Segunda Guerra Mundial. Se cree que la de ayer fue la mayor marcha por París desde aquella histórica ocasión. Cuando las avenidas de París comenzaban a vaciarse, la Gran Sinagoga recibió al presidente Hollande, a Netanyahu y a los familiares de las víctimas. Los visitantes fueron recibidos con una ovación para una ceremonia con las familias de las cuatro víctimas judías. Otro invitados especiales a la Gran Sinagoga fueron el imán Drancy Chagoumi, el presidente de la Asociación Cultural de los Musulmanes de Drancy, un suburbio al norte de París, y el líder de la mezquita francesa de Al Nour.