Al borde de un Brexit sin acuerdo, Gran Bretaña y la Unión Europea acordaron este domingo continuar las conversaciones comerciales, aunque ambos minimizaron las posibilidades de éxito.
Al borde de un Brexit sin acuerdo, Gran Bretaña y la Unión Europea acordaron este domingo continuar las conversaciones comerciales, aunque ambos minimizaron las posibilidades de éxito.
El primer ministro británico, Boris Johnson, y la presidenta de la Comisión de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, abandonaron un plazo autoimpuesto, que vencía este domingo, y prometieron "hacer un esfuerzo adicional'' para alcanzar un acuerdo comercial posterior al Brexit (la salida de Reino Unido de la Unión Europea), que evitaría el caos, la pérdida de puestos de trabajo a ambas partes y nuevos costos comerciales a partir de Año Nuevo.
"Donde hay vida, hay esperanza'', dijo Johnson, ofreciendo una especie de justificación para continuar con las conversaciones que han zozobrado durante la mayor parte del año y deben terminar antes del 1 de enero, cuando termina el período de transición para Gran Bretaña, que se divorció de la UE en enero de este año.
Con cientos de miles de empleos y decenas de miles de millones de euros del comercio en juego, Von der Leyen dijo después de su llamada telefónica con Johnson que "ambos creemos que es responsable en este momento hacer un esfuerzo adicional''. Todo ello, añadió, "a pesar del agotamiento tras casi un año de negociaciones ya pesar de que se han incumplido una y otra vez los plazos''.
A menos de tres semanas para la ruptura definitiva con la UE, hay aspectos clave sin resolver sobre la relación futura entre el bloque de 27 países y Gran Bretaña.
Han pasado cuatro años y medio desde que los británicos decidieron en 2016, con 52% de votos a favor y 48% en contra, abandonar la UE y, como decía el lema de los partidarios del Brexit, "recuperar el control de las leyes y fronteras británicas".
Hicieron falta más de tres años de negociaciones interminables, hasta que Gran Bretaña abandonó las instituciones políticas del bloque el 31 de enero pasado. Desconectar economías estrechamente ligadas dentro del mercado único europeo de bienes y servicios ha llevado aún más tiempo.
Gran Bretaña se ha mantenido dentro del mercado único y la unión aduanera durante un periodo de transición de 11 meses. Eso implica que, por ahora, muchos no han notado el impacto del Brexit. Pero esto cambiará en pocos días. El 1º de enero, se hará realidad. El día de Año Nuevo traerá enormes cambios con o sin acuerdo. Ni personas ni mercancías podrán seguir moviéndose sin restricciones entre Gran Bretaña y sus vecinos del bloque.
Los exportadores e importadores afrontarán declaraciones aduaneras, comprobaciones de mercancías y otras trabas. Los ciudadanos de la UE ya no podrán vivir y trabajar en Gran Bretaña sin visa _aunque eso no afecta a los más de 3 millones que ya están allí_ y los británicos ya no podrán trabajar o retirarse automáticamente en la UE.
Aún quedan cuestiones sin resolver en temas grandes, como la cooperación de seguridad o el acceso al mercado de la UE para el enorme sector británico de servicios financieros.
Sin acuerdo, Gran Bretaña comerciará con el bloque según los términos marcados por la Organización Mundial del Comercio, con todos los aranceles y obstáculos que eso implica. Boris Johnson declaró que ese es su objetivo este sábado, cuando ordenó enviar naves de guerra para eventualmente interceptar a los pesqueros franceses. El de la pesca es uno de los temás más espinosos y difíciles de resolver. El presidente francés Emmanuel Macron ha señalado con contundencia que no cederá. El sector pesquero francés sobre el Canal de la Mancha es importante, tanto económicamente como fuente de empleos.
Gran Bretaña ha admitido que es probable que una salida caótica produzca atascos en los puertos británicos, desabastecimiento temporal de algunos productos y subidas de precios en alimentos básicos. Se aplicarán aranceles a muchos productos británicos, incluido uno del 10% sobre los autos y otro de más del 40% al cordero.cAun así, Johnson dijo que el país "prosperará enormemente'' sin el peso de las regulaciones de la UE.
Para impulsar las maltrechas conversaciones, los negociadores han marcado varias fechas límite, pero ninguna ha conseguido acercar posiciones en las cuestiones de fondo: estándares comerciales, supervisión legal de los acuerdos y los derechos de los pescadores europeos de faenar en aguas británicas.
Aunque ambas partes quieren llegar a un acuerdo sobre los términos de la nueva relación, tienen visiones fundamentalmente distintas sobre lo que eso implica.
La UE teme que Gran Bretaña recorte los estándares sociales y medioambientales e inyecte dinero a la industria británica, convirtiéndose en un rival con poca regulación económica, de modo que exige estrictas garantías de competencia a cambio del acceso a sus mercados.
Por su parte, el gobierno británico afirma que la UE intenta atarlo a las normas y regulaciones comunitarias de forma indefinida, en lugar de tratarlo como a un país independiente.
La ministra española de Exteriores, Arancha González Laya, dijo que un Brexit sin acuerdo sería un doble golpe para economías ya afectadas por la pandemia del coronavirus. "Está claro que cuando estableces un acuerdo comercial eres una nación soberana, se hacen para gestionar la interdependencia'', dijo a Sky News. "Reino Unido y la Unión Europea son interdependientes, de modo que alcancemos un acuerdo que refleje la necesidad de gestionar la interdependencia''.
La beligerante prensa de los tabloides británica instó a Johnson a mantenerse firmecuando el primer ministro planteó la posibilidad de que barcos de la Marina patrullen las aguas británicas para impedir la entrada de buques pesqueros europeos. Pero otros, en Gran Bretaña y en toda la UE, instaron a ambas partes a seguir dialogando.╠
El primer ministro de Irlanda, Micheal Martin, que dirige la economía europea más vinculada a la británica, dijo que esperaba "fervientemente'' que las conversaciones no terminaran este domingo. "Es absolutamente imperativo que ambas partes sigan implicadas y ambas partes sigan negociando para evitar una salida sin acuerdo'', dijo Martin a la BBC. "Que no haya acuerdo sería muy malo para todos nosotros''. "Incluso a última hora, en mi opinión existe la opción de que el Reino Unido y la Unión Europea concluyan un acuerdo que vaya en interés de todos''.