Brasilia. - Desde hace más de cuatro años los turistas brasileños y su gobierno se quejan de que España tiene unas condiciones de ingreso al país tan duras que muchas personas que viajan a ver a familiares, o de visita, o a estudiar -incluso con matrícula pagada en un máster o doctorado- son devueltas a Brasil de forma arbitraria. Ante ello, el país sudamericano dijo ahora basta y anunció que aplicará las reglas de reciprocidad. Es decir, exigirá a los españoles exactamente los mismos requisitos para poder entrar.
Desde el lunes último, los españoles que viajen a Brasil como turistas tienen que enseñar sus pasajes de ida y vuelta, acreditar medios económicos suficientes para su estancia (170 reales o su equivalente de 80 euros al día) y una reserva de hotel o, en su defecto, una carta de invitación firmada ante notario brasileño por alguna persona que se haga responsable de que el turista va a estar alojado en su casa por tantos días y que, cuando acabe las vacaciones, regresará a España sin demora. La estancia máxima será de tres meses.
Con mayor rigor. Los requisitos de ingreso a España son aplicados también por otros países europeos que adhirieron al espacio Schengen, que unifica los controles fronterizos externos comunitarios, pero es en la nación ibérica donde se implementan con mayor vigor, y donde se ha negado el ingreso a más brasileños y por ello se tomó la medida, explicó la Cancillería de Brasil que negó un revanchismo. Muchos brasileños -incluidas personas de avanzada edad- denunciaron humillaciones, discriminación y prejuicios al tratar de viajar o ingresar al territorio ibérico. Incluso afirmaron que se les negó asesoría diplomática.
El malestar existente por los requisitos a viajeros ya había provocado numerosas protestas públicas en los últimos años. Aparte de múltiples gestiones diplomáticas entre ambos países, altos emisarios españoles viajaron al país sudamericano para tratar de calmar los ánimos, explicar los requisitos que se exigen en la frontera e intentar convencer a los brasileños de que eran sencillos y exactamente los mismos que los que se piden a países como Venezuela o Argentina, nación esta última que también presentó una airada queja por el trato recibido a algunos de sus ciudadanos.
No obstante esas gestiones desde Madrid quedaron en foja cero, lo que llevó al gobierno de la presidenta Dilma Rousseff a anunciar que aplicaría la regla de la reciprocidad: "Mientras España exija cartas de invitación y reservas de hotel, Brasil hará lo mismo", sostuvo la directora del departamento de Comunidades Brasileñas de la Cancillería, Luiza Lopes da Silva. "Hace cuatro años que estamos tratando de negociar con los españoles. Desde ahora, cualquier medida será definida a partir de la reciprocidad. Estamos, inclusive, abiertos a volver al punto de partida, como era antes, cuando exigíamos sólo el pasaporte español para entrar en Brasil", agregó.
Brasil aplica tradicionalmente la reciprocidad en normativas migratorias, y por ello exige visado a los estadounidenses, canadienses y mexicanos. Los países que menos requisitos ponen para el ingreso de turistas en la región son Argentina, Chile, Ecuador, Bolivia, Uruguay, Paraguay y Guatemala.
La medida del Ejecutivo brasileño ya había sido anticipada a principios de febrero. En una entrevista concedida al diario El País el ministro de Asuntos Exteriores, Antonio Patriota, expresó en ese momento "la seria preocupación" de su gobierno por este tema y advirtió: "Si nosotros empezáramos a exigir lo mismo a los españoles, les pondríamos serias dificultades para entrar en Brasil". El ministro aseguró que en España se producían "situaciones arbitrarias" que afectaban a "personas que tienen la documentación en regla y que son llevadas a una sala aparte del aeropuerto para ser investigadas por la policía". "Por ejemplo", añadía, los brasileños "tienen que demostrar que su tarjeta de crédito tiene un límite, que están en posesión de un seguro de salud, que tienen reserva de hotel y que pueden pagar la factura de la estancia".
Las quejas. El Ministerio del Interior español siempre adujo la misma explicación: los requisitos que se exigen a los brasileños, que no requieren de visado para entrar en España. Son los que vienen determinados por los 26 países que pertenecen al espacio Schengen, y que España aplica con rigor. No es esa, sin embargo, la percepción de los brasileños, que consideran que tienen muchos más problemas cuando tratan de entrar en España que cuando lo hacen en otros Estados del espacio Schengen y, señalan, además, que en el caso español todo depende mucho del funcionario concreto que esté en ese momento verificando los requisitos de entrada.
En el aeropuerto de Guarulhos, en San Pablo, una de las principales puertas de entrada de extranjeros a Brasil, los primeros turistas españoles que llegaron el lunes relataron que su admisión se había desarrollado con normalidad pese al endurecimiento de las normas.