El Gobierno de Río de Janeiro comenzó a construir muros de concreto para evitar la expansión
descontrolada de barrios pobres hacia las pintorescas colinas del famoso destino turístico mundial,
dijo un funcionario.
La construcción comenzó en dos favelas (barrios pobres), en los distritos del sur de Río de
Janeiro, dijo una portavoz del Gobierno. Uno de los lugares es Morro Dona Marta, que la policía
ocupó en noviembre para controlar el delito y la violencia causada mayormente por bandas rivales de
narcotraficantes.
Funcionarios dicen que el muro es para proteger lo que queda del bosque nativo, pero críticos
temen que el movimiento pueda ser visto como discriminatorio y se convierta en una mancha que
simbolice las profundas divisiones entre ricos y pobres en Brasil.
"No hay discriminación. Por el contrario, estamos construyendo casas para ellos en otros
sitios y mejorando sus vidas", dijo Tania Lazzoli, portavoz de la Secretaría de Obras Públicas del
Gobierno del Estado.
A fin de año, el Gobierno del Estado de Río de Janeiro quiere construir 11 kilómetros de
muros que contengan 19 comunidades. Gastará u$s 17,6 millones y tendrá que reubicar 550 casas, dijo
Lazzoli.
"El objetivo es contener la dispersión de las comunidades y proteger al bosque", dijo
Lazzoli.
"Hay muchas casas en áreas de alto riesgo", destacó.
Durante la temporada de lluvias muchas casas precarias y primitivas construidas en barrancos
o en colinas son arrastradas por inundaciones o deslaves.
Miles de favelas surgieron en todo Río de Janeiro y otras grandes ciudades en las últimas
décadas, porque millones de inmigrantes empobrecidos llegan del interior del país en busca de
empleos.
Conocido por las impresionantes vistas de sus costas accidentadas y playas doradas, Río de
Janeiro atrae a millones de turistas todos los años, muchos de los cuales llegan para disfrutar de
sus famosos carnavales.
La violencia entre pandillas y con la policía surge de forma periódica fuera de las favelas,
forzando a comercios y caminos de barrios enteros a cerrarse.