El ex ministro de Exteriores y ex alcalde de Londres Boris Johnson y el actual titular de ese ministerio, Jeremy Hunt, fueron elegidos por sus compañeros para pasar a la última fase de las elecciones primarias que elegirán al nuevo líder del Partido Conservador y primer ministro de Reino Unido. Todos los indicadores señalan a Johnson como gran favorito. Es un enemigo declarado de la Unión Europa y partidario de un Brexit sin negociar con Bruselas.
Johnson ha cosechado su quinta victoria interna, con 160 votos, lo que refleja una progresión ascendente, ya que en las cuatro votaciones que se han celebrado desde el pasado 23 de junio, cuando comenzó la competición conservadora, obtuvo 114, 126, 143 y 157. “Me siento profundamente honrado por haber conseguido más del 50 por ciento de los votos en la última votación. Gracias a todo el mundo por su apoyo”, reaccionó Johnson en Twitter, que ha adelantado que emprenderá una gira nacional para explicar su plan para el Brexit. “Unificar el país y crear un futuro más brillante para todos” es su slogan.
Hunt, por su parte, ha logrado 77 votos, tan solo dos más que el ministro de Medio Ambiente, Michael Gove, que ha quedado descartado. El jefe de la diplomacia británica ha hecho hincapié en que “la campaña empieza ahora mismo”. Gove había aventajado a Hunt, quien se había mantenido en el segundo puesto, en la votación celebrada ayer por la mañana. El proceso interno arrancó con diez candidatos, de los cuales dos se retiraron en el último momento y seis han sido filtrados en las cinco votaciones en las que han participado los 313 diputados ’tories’, que se han realizado de forma presencial en el Comité 1922, órgano de gobierno del Partido Conservador. Ahora, Johnson y Hunt protagonizan una nueva fase, en la que los cerca de 160.000 afiliados emitirán un voto por correo. El ganador y nuevo líder ’tory’ y primer ministro de Reino Unido se conocerá en la semana del 22 de julio, apunta BBC.
Johnson fue una de las caras más visibles de la campaña a favor del Brexit en el referéndum de 2016. Ha prometido materializar el divorcio entre Londres y Bruselas el 31 de octubre, con o sin acuerdo con Bruselas. La búsqueda de ese acuerdo le costó el puesto a la predecesora, Theresa May. La Unión Europea ha insistido en que no renegociará. May dimitió formalmente el pasado 7 de junio, aunque se mantien en el cargo de forma interina hasta que los elijan a su sucesor. La premier May renunció tras tres intentos fallidos de que el Parlamento aprobara el acuerdo del Brexit negociado con la UE.
La UE, en tanto, sigue con atención e impaciencia el proceso político británico. Gran Bretaña se retirará de la UE el 31 de octubre a menos que se ratifique el acuerdo de Brexit de Theresa May, o que un nuevo primer ministro convoque un segundo referéndum o elecciones generales, especulan en las capitales europeas. El primer ministro irlandés, Leo Varadkar, en una cumbre celebrada en Bruselas, dijo que ahora existe una “enorme hostilidad” entre los jefes de Estado de la UE ante cualquier nuevo retraso del Brexit.
Ayer, Varadkar fue contundente: “En toda la UE existe la firme convicción de que no debería haber más prórrogas. Aunque yo tengo una paciencia interminable, algunos de mis colegas han perdido la paciencia, francamente, con el Reino Unido y hay una enorme hostilidad hacia cualquier otra ampliación”. Y continuó: “Creo que una prórroga sólo podría tener lugar si facilitara algo, como unas elecciones generales en Reino Unido o un segundo referéndum”, reseñó el primer ministro irlandés. “Lo que no se tendrá en cuenta es una prórroga para futuras negociaciones o votaciones indicativas. El tiempo para eso ha pasado hace mucho tiempo”. Irlanda mantiene una relación especial con Reino Unido, al punto que el régimen de frontera entre ambas fue decisivo para hacer fracasar el Brexit propuesto por Theresa May.