Noventa personas murieron en barrios rebeldes de la ciudad siria de Aleppo por bombardeos aéreos del gobierno de Bashar Assad. En ataques con primitivas bombas fabricadas con barriles, los civiles fueron el principal blanco de los ataques de castigo. Los bombardeos, que son en principio imputables como crímenes de guerra, ocurren después de que el viernes fracasaran negociaciones directas en Suiza entre los dos bandos que se enfrentan en la guerra civil siria desde hace tres años.
Numerosas mujeres y niños se hallan entre las víctimas, consignó la CNN en base a fuentes rebeldes. Helicópteros pesados de fabricación rusa volvieron a lanzar ayer por segundo día consecutivo los llamados "barriles bomba", artefactos rústicos pero de efectos devastadores. Su total falta de dirección hace que caigan en un amplio radio. Los helicópteros vuelan muy alto, para evitar el fuego antiaéreo. El terror de los civiles era ayer palpable, con la gente en las calles mirando el cielo en busca de las aeronaves enemigas. Según el acreditado Observatorio Sirio de Derechos Humanos, además de los 90 civiles había diez combatientes rebeldes muertos del frente Al Nusra. La zona de Ansari sufrió 17 ataques en apenas cuatro horas, según fuentes médicas citadas por CNN. "La situación humanitaria es muy mala, hay un enorme número de heridos" declaró desde la frontera turca, adonde se desplazó para conseguir víveres y otros bienes básicos.
Esta semana, Human Rights Watch acusó al régimen sirio de "demoler deliberada e ilegalmente miles de hogares" en las zonas rebeldes de las ciudades de Damasco y Hama. El Observatorio Sirio de Derechos Humanos estimó este sábado que 136.000 personas han muerto desde el inicio de la guerra civil hace tres años.