Bolsonaro impulsa con Netanyahu una alianza estratégica entre Brasil e Israel

El presidente electo de Brasil, Jair Bolsonaro, expresó su deseo de estrechar los vínculos bilaterales con Israel hasta el punto de convertirse en países "hermanos", una propuesta que acogió con agrado el primer ministro hebreo, Benjamin Netanyahu, en la histórica reunión que mantuvieron ayer en Río de Janeiro. "Hemos profundizado un poco más en nuestras intenciones. Más que socios, seremos hermanos en un futuro, en economía, en tecnología, defensa, en todo aquello que pueda traer beneficios para nuestros dos países", dijo Bolsonaro. El líder ultraderechista, que tomará posesión del cargo el 1º de enero en Brasilia, se mostró consciente de que tendrá "un gobierno difícil", si bien confia en el "potencial" de Brasil y en "buenos aliados, buenos amigos, buenos hermanos, como Netanyahu", para "vencer estos obstáculos".

Netanyahu, el primer premier israelí en visitar Brasil, recogió el guante lanzado por Bolsonaro afirmando que "Israel quiere ser socio de Brasil". "Israel es la tierra prometida y Brasil es una tierra prometedora. Y usted está liderando una buena gestión para concretar esa promesa", indicó. Netanyahu reveló que invitó a Bolsonaro a visitar Israel para "avanzar en esta cooperación" en materias como economía, seguridad, agricultura o recursos hídricos. "En todas las esferas de la actividad humana", remarcó el dirigente judío. El presidente electo confirmó posteriormente que aceptó la invitación de Netanyahu y visitará Israel en marzo. El mandatario israelí llegó ayer a Brasil para una visita de cinco días que concluirá el martes por la noche (hora local) tras la toma de posesión de Bolsonaro. Netanyahu había cancelado su presencia en la ceremonia de investidura debido al adelanto electoral en Israel, pero finalmente optó por acudir.

Bolsonaro apostó desde un primer momento por acercarse más a Israel, anunciando ya en campaña electoral que trasladaría la embajada de Brasil desde Tel Aviv a Jerusalén, lo que supone reconocer la ciudad santa como capital del Estado judío, una polémica medida que ratificó como presidente electo. Ahora Bolsonaro planea seguir los pasos de Donald Trump, que ya concretó la mudanza de la embajada de Estados Unidos.

Boicot opositor

Mientras tanto, los mayores partidos de la oposición de izquierda de Brasil anunciaron ayer que boicotearán la juramentación de Bolsonaro el 1º de enero. El Partido de los Trabajadores, que gobernó entre 2003 y 2016 y el Partido Socialismo y Libertad, dijeron que sus legisladores no asistirán a la ceremonia en la capital, Brasilia. Varios miembros del Partido Comunista de Brasil también dijeron que evitarán asistir a la toma de posesión del político de extrema derecha que obtuvo el 55 por ciento de los votos durante la segunda vuelta electoral del 28 de octubre. Los tres partidos tendrán 75 de los 513 legisladores en la Cámara baja de Brasil. El partido al que se integró Bolsonaro a inicios del año, el Partido Social Liberal, tendrá 52 escaños. El PT había registrado al ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva como su candidato y era considerado el principal contendiente para las elecciones de octubre hasta que las autoridades le prohibieron postularse, después de haber sido encarcelado por cargos de corrupción.

También ayer, las autoridades brasileñas informaron que los preparativos de seguridad para la toma de posesión serán los más estrictos de la historia. La secretaría de Seguridad Pública en Brasilia dijo que esperan la asistencia de medio millón de personas a la ceremonia. El ejército brasileño desplegó misiles antiaéreos y aviones de combate para brindar protección al evento. En tierra, más de 3.000 policías y soldados vigilarán las calles. La seguridad en torno a Bolsonaro se incrementó desde que el 6 de septiembre fue herido en un ataque con arma blanca que le causó daños intestinales graves.