Finalmente, la presión internacional y las imágenes de niños masacrados han impuesto a Rusia y Siria un cese del fuego limitado a unas horas por día en la martirizada Guta Oriental, zona urbana vecina a Damasco donde sobreviven 400 mil personas. Allí han muerto bajo las bombas del régimen sirio —y según denuncias, también de Rusia— unos 500 civiles sólo en la última semana. Rusia frenó el jueves una resolución de la ONU que ordenaba una tregua en toda Siria por un mes, pero luego, el sábado, Moscú aceptó una versión aligerada de la resolución. Pese a ello, las bombas siguieron cayendo en Guta todo el fin de semana y ayer. Finalmente, bajo la presión internacional, Rusia ordenó un alto el fuego de unas pocas horas diarias, que debe cumplirse a partir de hoy, martes, y limitado al enclave rebelde cercano a Damasco. Rusia es la verdadera potencia detrás del régimen del presidente sirio Bashar Assad, y por eso su palabra tiene peso definitorio en lo que ocurre en Siria.
A partir de hoy, las armas callarán entre las 9 y las 14 en Guta Oriental, informó el ministro de Defensa de Rusia, Serguei Shoigu, en Moscú. Así se lo ordenó el presidente Vladimir Putin a su ejército, para que en ese horario pueda abrirse un corredor para que los civiles atrapados abandonen la zona. La orden de Putin transparenta quién realmente manda en Siria, ya que ni siquiera se mencionó al presidene sirio Assad en la comunicación oficial rusa.
Rusia reaccionó así a las críticas internacionales por los fuertes bombardeos contra Guta Oriental, uno de los últimos territorios sirios en manos de los rebeldes pero sometido al asedio de las fuerzas del régimen desde 2013. Unos 500 civiles han sido asesinados por las bombas sirias —y presuntamente, también rusas— en Guta sólo desde el domingo 18 de febrero. Pero ese número podría ser mucho mayor, dado que los sanitaristas y servicios de la ONU no pueden acceder. A partir de hoy se podría tener un conteo más realista de los muertos en Guta Oriental. El distrito urbano vive desde hace más de una semana una de las peores oleadas de bombardeos desde que estalló la guerra hace siete años. Se estima que los últimos ocho días murieron más de 550 civiles, entre ellos 136 niños.
Muchos opositores acusan a la aviación rusa de participar en los ataques contra Guta. Esto resulta creíble, dada la presencia de la aviación rusa en Siria. Rusia e Irán son los principales aliados militares y políticos del dictador sirio Assad. Este estaba a punto de ser derrotado cuando Rusia lanzó a su fuerza aérea a la batalla en octubre de 2015 y cambió por completo el balance de poder.
El proyecto de resolución impulsado la semana pasada y frenado el jueves por Rusia exigía un alto el fuego en toda Siria.
El Consejo de Seguridad de la ONU aprobó finalmente el sábado una resolución que exige un alto el fuego de 30 días en toda Siria, así como el acceso de los cooperantes a las zonas asediadas, pero no contiene medios legales de presión para imponerla. Similares treguas humanitarias también fueron decretadas en 2016 en Alepo, que al final fue reconquistada por las tropas de Damasco, después de una verdadera matanza que causó la apertura de investigaciones preliminares de la ONU contra la dictadura siria.
Moscú se dice "preocupado" por los ataques que lanzan los rebeldes desde Guta Oriental contra la capital Damasco. Unos 600 combatientes permanecen en el enclave. Ayer, y pese a la resolución de la ONU, los bombardeos sirios y tal vez rusos continuaron en Guta Oriental. Sólo ayer murieron al menos 22 civiles, según el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, una ONG independiente con observadores sobre el terreno.
Gas venenoso
Las autoridades sanitarias de Guta Oriental acusaron al régimen de lanzar un ataque con gas venenoso en el que perdió la vida un niño en la localidad de Al Shafuniah. Otras 18 personas resultaron heridas. Tenían los síntomas típicos de las personas que han respirado gas cloro, indicaron fuentes médicas. Equipos de rescate difundieron dramáticas imágenes.