La socialista Michelle Bachelet asumió ayer la presidencia de Chile, en un histórico cambio de mando, con la promesa de cambiar el rostro de uno de los países con peor distribución de la riqueza en América latina. Bachelet, quien retoma el liderazgo de la centroizquierda tras el gobierno del conservador Sebastián Piñera, se convierte así en la primera mandataria en gobernar por segunda vez en Chile desde el fin de la dictadura de Augusto Pinochet.
"Chile tiene un solo adversario y ese se llama desigualdad y solo juntos podemos enfrentarlo", dijo Bachelet desde un balcón del palacio presidencial La Moneda, luego de asumir el cargo en una ceremonia realizada en el Congreso, en la ciudad costera de Valparaíso. "Quiero que el día que vuelva a dejar esta casa, ustedes sientan que su vida ha cambiado para mejor, que Chile no es sólo un listado de indicadores o estadísticas sino una mejor patria para vivir, una mejor sociedad para toda su gente", agregó la mandataria visiblemente emocionada.
La médica de 62 años y madre de tres hijos se suma a la brasileña Dilma Rousseff y a la argentina Cristina Fernández de Kirchner como las mujeres que presiden importantes economías de la región más desigual del mundo. "Sí, prometo", dijo con voz firme la socialista pasado el mediodía, cuando la máxima autoridad del Senado, Isabel Allende Bussi —hija del derrocado ex gobernante Salvador Allende—, le tomó juramento en el Congreso para ser investida oficialmente como presidenta de Chile por los próximos cuatro años. Justamente la hija del depuesto mandatario socialista Salvador Allende se convirtió ayer en la primera mujer en asumir la presidencia de la Cámara alta en Chile y fue por eso la responsable de entregar la banda presidencial a Bachelet. La mandataria recibió el gobierno del mayor productor mundial de cobre de manos de Piñera, quien abandonó la presidencia con una aprobación del 50 por ciento y que tras entregar la banda presidencial, se retiró del Congreso en la ciudad portuaria de Valparaíso entre aplausos y manejando su propio vehículo.
Lazos regionales. En medio de una apretada agenda de encuentros bilaterales, Bachelet se reunió con Rousseff y acordaron que un diplomático brasileño integre la misión chilena en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, donde Chile es miembro no permanente hasta 2015. "Este es un primer paso que es muy significativo, simbólico de la intensidad de las relaciones que queremos darle a los vínculos entre Brasil y Chile", dijo el flamante canciller chileno Heraldo Muñoz. Las relaciones con América latina serán una "prioridad" para el nuevo gobierno, agregó Muñoz. "Creo que hay muchas oportunidades de desarrollo y espacios con Chile y veo con optimismo esta nueva gestión de gobierno", dijo el presidente del vecino Perú, Ollanta Humala, en Valparaíso.
La ceremonia de traspaso de mando contó con la presencia del vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden, una decena de mandatarios de América latina y otros invitados de organismos internacionales. La jefa de Estado argentina presenció el acto ubicada en la primera fila del recinto legislativo chileno junto a los presidentes de Brasil, Dilma Roussef; de Uruguay, José Mujica; de Perú, Ollanta Humala; de Colombia, Juan Manuel Santos; de Ecuador, Rafael Correa; de Bolivia, Evo Morales, y de Paraguay, Horacio Cartes. Tras la asunción de Bachelet, la mandataria argentina se trasladó al Palacio Presidencial de Cerro Castillo, ubicado en la comuna de Viña del Mar, en la Región de Valparaíso, para asistir al almuerzo destinado a agasajar a los ilustres visitantes. Previo a su regreso a Buenos Aires, Cristina participó de la foto oficial, que tuvo como protagonista a Bachelet.
Maduro, ausente. El presidente venezolano, Nicolás Maduro, canceló a último momento su asistencia al acto de investidura, cuando se cumple un mes de violentas protestas antigubernamentales en ese país. "Fue una decisión propia del presidente para lograr durante estos próximos días estabilizar la paz y la democracia en Venezuela, una vez que hemos logrado aislar y neutralizar a los grupos violentos armados", dijo el canciller venezolano, Elías Jaua, en Valparaíso.
En medio de la toma de mando de Bachelet se confirmó que los cancilleres de los países miembros de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) se reunirán hoy en Santiago para analizar la situación política en Venezuela. Al menos unas 23 personas han muerto en Venezuela en medio de las manifestaciones contra el gobierno. Una chilena que murió el fin de semana se convirtió en la primera víctima extranjera del conflicto. Rousseff aseguró a reporteros en la ciudad costera de Viña del Mar, vecina a Valparaíso, que la reunión de cancilleres buscará "construir un ambiente de acuerdos, consensos y estabilidad en Venezuela". En tanto, el presidente ecuatoriano, Rafael Correa, dijo que se debe defender la democracia en la región. "Básicamente es claro que hay intentos de desestabilización de un gobierno democrático. Eso no se puede permitir en la región", aseguró Correa.
El vicepresidente Biden, trató el tema de Venezuela en reuniones bilaterales con Bachelet, Humala y el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, dijo un funcionario del gobierno estadounidense. Según el funcionario, Biden "expresó su opinión de que la situación política en Venezuela) requerirá algún tipo de mediación (...) no puede ser un tipo de solución impuesta".
La jornada estuvo marcada también por la llegada a los escaños del Parlamento de los principales líderes de las protestas sociales estalladas desde 2011, entre ellos la dirigenta estudiantil Camila Vallejo. “Hay que hacerse cargo de los cambios que exige Chile”, dijo la dirigenta, con su hija Adela, de cinco meses, en brazos. “Los movimientos sociales deben ser considerados como nunca lo fueron hasta ahora”, dijo en ese contexto la diputada y ex dirigente estudiantil comunista Karol Cariola, quien apoya a Bachelet, al igual que Vallejo.
Contrarreloj. Bachelet consiguió retornar a la presidencia tras un aplastante triunfo electoral en diciembre después de haber gobernado entre el 2006 y 2010, cuando se convirtió en la primera mujer en tomar las riendas del país. Los nuevos miembros del Congreso brindaron juramento ayer antes del cambio de mando, mientras que el nuevo gabinete lo hizo tras la toma de poder por parte de Bachelet.
La presidenta ha prometido aumentar los impuestos a las empresas para financiar una reforma educacional y busca cambiar la Constitución heredada de la dictadura, junto con mejoras a la salud, entre otros desafíos. Ahora enfrenta una apretada agenda que incluye un paquete de 50 medidas a lanzar en los primeros 100 días de su gobierno. “La idea es empezar desde el primer día en enfrentar la desigualdad y entregar una mejor calidad de vida a todos los chilenos y chilenas”, manifestó Bachelet. Ya se planificó una reunión de gabinete para hoy.
Bajo crecimiento. El ministro de Hacienda, Alberto Arenas, dijo que el nuevo gobierno recibe una herencia de la administración (del centroderechista Sebastián Piñera) de una economía desacelerada, y crecimiento bajo. Aunque Bachelet tendrá mayoría en ambas cámaras del Congreso para aprobar una reforma tributaria que aumente los impuestos a las empresas, no cuenta con una mayoría cualificada para modificar a fondo la ley de enseñanza para poder cambiar los currículos de enseñanza universitaria, moderar las ganancias que reciben las universidades privadas e, incluso, darle al Ministerio de Educación la administración de los colegios secundarios y no a las municipalidades, que no tienen recursos. Tendría que negociar estos cambios con la oposición conservadora así como las reformas a la Constitución que legó el dictador Augusto Pinochet (1973-1990), para cambiar el sistema electoral que no le permite a las minorías o a las pequeñas agrupaciones políticas llegar al Congreso.
La educación chilena es profundamente desigual, y sólo tienen acceso a una educación primaria y secundaria de calidad los de mayores ingresos.
Charla con Biden
La presidenta Cristina Kirchner se mostró con el vicepresidente de EEUU, Joe Biden, con quien mantuvo una charla durante la cena que ofreció el saliente mandatario Sebastián Piñera. En la noche anterior a la asunción de Bachelet, todos los jefes de Estado que llegaron al país trasandino asistieron a la cena de despedida de Piñera. Fue en ese contexto que una Cristina distendida saludó al número dos del gobierno de Barack Obama, con quien cruzó unas palabras durante un rato mientras eran retratados por un numeroso grupo de fotógrafos.