Aviones de combate de Arabia Saudita y sus aliados árabes atacaron ayer a los rebeldes shiítas houti que intentan derrocar al presidente de Yemen, en un operativo clave del mayor exportador mundial de petróleo para limitar la influencia de Irán en la región sin apoyo directo de Estados Unidos. El presidente yemení, Abd-Rabbu Mansour Hadi, dejó su refugio en Adén y viajó a Arabia Saudita, en la escalada de una crisis que acrecentó la inestabilidad en Medio Oriente e impactó a los mercados globales del petróleo. Irán denunció el asalto a sus aliados del grupo militante houti, que tomaron el control de buena parte de Yemen, y dejó en claro que el despliegue de una coalición sunita contra sus enemigos shiítas complica los esfuerzos para poner fin al conflicto, avivando una lucha sectaria de larga data.
Arabia Saudita acusa a Irán de respaldar a los insurgentes en su toma del poder. Aunque oficialmente Teherán se mantiene neutral, sus simpatías están con los houtis por integrar ambos la rama shiíta del islam. Teherán tiene a su vez una relación muy tensa con Arabia Saudita y Riad quiere impedir que siga creciendo la influencia iraní en la región. Los houtís se aliaron asimismo con el ex presidente yemení Ali Abdulá Saleh, que tuvo que renunciar en 2012 tras masivas protestas en su contra. Un vocero de los houtis calificó los ataques como una declaración de guerra y advirtió que el conflicto en Yemen puede convertirse en regional. El partido del ex presidente Saleh habló de "una agresión contra Yemen".
La intervención saudita marca una agudización de la crisis de Yemen, donde la potencia regional Irán apoya a los houtis, y las monarquías musulmanes sunitas del golfo Pérsico respaldan a Hadi y sus partidarios del sur del país. El presidente yemení arribó ayer a la capital saudita, Riad, y mañana tiene previsto asistir a una cumbre de naciones árabes en la ciudad egipcia de Sharm el-Sheikh.
En las afueras de Adén, rebeldes houtis y tropas aliadas se enfrentaron con miembros leales a Hadi. Trece combatientes de los houtis y tres milicianos perdieron la vida. Los combatientes de Hadi recuperaron el control del aeropuerto, un día después de que fuera capturado por las fuerzas houtis que avanzan sobre la ciudad. La instalación permanecía cerrada.
Arriesgada intervención. Las medidas sauditas constituyen una arriesgada intervención para contener la creciente influencia de Irán en su círculo de dominio, apoyado por una serie de naciones árabes de la región. "Haremos lo que sea necesario con el fin de proteger el legítimo gobierno de Yemen", dijo el embajador de Arabia Saudita en Estados Unidos, Adel al-Jubeir.
En la capital yemení Sanaá, capturada en septiembre por los houtis, los cazas de combate bombardearon el principal aeropuerto y la base militar de Dulaimi, en un aparente intento por debilitar el poder aéreo de los rebeldes y su capacidad de disparar misiles. Un testigo en Sanaá dijo que cuatro o cinco casas cercanas al aeropuerto fueron destruidas. Equipos de rescate dijeron que 13 personas murieron.
Los reportes sobre el inicio de la intervención saudita dispararon los precios del petróleo en los mercados globales, que aumentaron hasta un 4,8 por ciento ante los temores sobre los suministros de las naciones del Golfo, en medio de la profunda enemistad entre Riad y Teherán que podría inflamar la crisis hasta involucrar a toda la región. En la jornada de intensos combates, los aviones de guerra atacaron a los combatientes houtis cerca de la frontera yemení con Arabia Saudita.
Apoyo logístico. Al-Arabiya TV informó que el reino está contribuyendo con 100 aviones de combate a la operación contra los insurgentes, conocida como "Tormenta de la Firmeza", y más de 85 más fueron proporcionados por Emiratos Arabes Unidos, Qatar, Bahréin, Kuwait, Jordania, Marruecos y Sudán. Las fuerzas egipcias también estaban participando en la ofensiva, y cuatro de sus buques navales viajaban para resguardar el golfo de Adén. Un funcionario saudita familiarizado con asuntos de defensa dijo que "podría ser necesaria una ofensiva terrestre para restaurar el orden".
El Ministerio de Relaciones Exteriores de Irán exigió el cese inmediato de las "agresiones y ataques aéreos" en Yemen. "Las acciones militares en Yemen, que se enfrenta a una crisis interna complicarán aún más la situación", citó Fars a la portavoz iraní Marzieh Afkham.
La Casa Blanca dijo que apoyaba la operación y que el presidente Barack Obama autorizó el "respaldo logístico y de inteligencia", pero no el militar. Francia y Gran Bretaña también respaldaron la ofensiva, pero la Unión Europea dijo que la fuerza militar no era la solución a la crisis en Yemen.
Peligran las transitadas rutas del petróleo
El conflicto en Yemen corre el riesgo de extenderse a las transitadas rutas marítimas que atraviesan el país y potencialmente interrumpir el paso por el estratégico estrecho Bab el-Mandeb, a través del cual se envían diariamente a Europa Estados Unidos y Asia casi 4 millones de barriles de petróleo. Los precios del petróleo subieron hasta un 6 por ciento ayer después de que la vecina Arabia Saudita y sus aliados lanzaron ataques aéreos sobre Yemen, en un intento por frenar la acción de los rebeldes houtis, unas milicias respaldadas por Irán que luchan por derrocar al presidente del país. La acción militar es una apuesta del mayor exportador de petróleo del mundo para limitar la influencia iraní en su patio trasero.
"El colapso de Yemen como realidad política y el poder de los houtis permitirán a Irán ampliar su presencia a ambos lados del Bab el-Mandeb, el golfo de Adén y el mar Rojo", dijo J. Peter Pham, del centro de estudios estadounidense Atlantic Council.
Los analistas dicen que las fuerzas houtis no tienen las capacidades marítimas o el interés para lanzar una ofensiva contra el estrecho de Bab el-Mandeb, aunque advierten sobre la influencia iraní. "Si los iraníes tuvieran acceso a una base de facto en algún puerto u otro (lugar) controlado por los houtis, el equilibrio de poder en la subregión podría cambiar significativamente", dijo Pham, quien asesora a Estados Unidos y gobiernos de Europa y Africa.
Estados Unidos y sus aliados realizan con regularidad ejercicios navales en el Golfo. El jefe de las fuerzas estadounidenses en la región dijo ayer que el Ejército estadounidense trabajará con sus socios para garantizar que Bab el-Mandeb permanezca abierto.Los milicianos lanzaron ataques marítimos exitosos en el área anteriormente. Un atentado suicida de Al Qaeda en 2000 causó la muerte de 17 marinos del buque de guerra estadounidense Cole en el puerto de Adén, y dos años más tarde el mismo grupo extremista atacó un petrolero francés en el golfo de Adén, al sur de Bab el-Mandeb. La zona también ha sido testigo de múltiples secuestros de buques mercantes por parte de bandas de piratas somalíes en los últimos años, los que han disminuido debido a la presencia de fuerzas navales internacionales, entre ellas de EEUU e Irán.
Fuentes portuarias y de seguros dicen que las interrupciones en los envíos petroleros elevarían los costos. Yemen cerró sus principales puertos marítimos ayer debido a los combates. "Si un barco es atacado o dañado se produciría una reacción inmediata del mercado", dijo un importante asegurador marítimo.