La prensa saudita, que responde en forma directa a la monarquía absoluta que rige a la nación árabe, acusó a “fieles iraníes” de haber desatado la avalancha humana durante la peregrinación a La Meca en la que el jueves murieron más de 700 personas y 860 resultaron heridas. Irán y Arabia Saudita mantienen una tensa competencia en el mundo islámico: los iraníes son los líderes de la rama shiíta, y los sauditas, de la mayoritaria sunita, además de poseer los principales lugares santos, como precisamente La Meca.
Un gran grupo de iraníes se puso en marcha “en dirección equivocada contradiciendo las instrucciones” y chocó con otros peregrinos, acusa la web de noticias “Al Sabq” a testigos que no identifica. En la tragedia murieron 131 iraníes. India informó además de la muerte de 14 de sus ciudadanos, Egipto de ocho y China, de uno.
El régimen clerical de Irán acusó poco antes a Arabia Saudita de ser “corresponsable” del accidente. Los saudítas bloquearon “sin motivo” una parte de la ruta de peregrinación o “hach”, acusó el presidente del Comité de Exteriores del Parlamento iraní.
También el líder supremo iraní, el ayatollah Ali Jamenei, dijo que la “mala gestión” saudita causó la catástrofe y pidió al reino que asuma su responsabilidad. Durante la oración del viernes, Jamenei pidió incluso que el régimen saudita sea demandado ante la Corte Penal Internacional (CPI). Tras los rezos, se vivieron manifestaciones en Irán en las que los participantes encolerizados gritaban: “Muerte a la dinastía saudita”. Como todo lo que ocurre en Irán, se trataba de manifestantes autorizados por el régimen shiíta.
Por su parte, Sheij Saleh bin Mohamed, el imán de la Gran Mezquita en La Meca, el sitio más sagrado para el islam, defendió la gestión de su país de la peregrinación este año. “El reino de Arabia Saudita y su gente, agencias e instituciones, han estado haciendo esfuerzos para atender a los peregrinos durante décadas”, declaró el imán. “El país está manejando la temporada de «hach» de forma eficiente y competente”, agregó. “Esta competencia es fuente de orgullo y no se verá afectada por un accidente resultado de un embotellamiento o un incumplimiento de las directivas”, añadió.
Arabia Saudita, de población sunita, e Irán, shiíta, son rivales seculares, por motivos religiosos que son a la vez geopolíticos. Ambos aspiran a ser potencias dominantes en la región, y se ubican uno frente a otro, a cada lado del Golfo Pérsico. Actualmente se combaten indirectamente en Yemen, al sur de Arabia Saudita, donde Irán arma y financia a la minoría shiíta.
El ministro de Salud saudita, Khaled al Falih, había acusado a los peregrinos de ser “responsables de la tragedia” por no haber cumplido con los tiempos que se daban a cada grupo para ponerse en marcha, pero no mencionó nacionalidades. Para poder organizar la inmensa movilización de personas —unos dos millones este año— los fieles tienen horarios para llevar a cabo las ceremonias.
La página web paquistaní “Dawn” citó, en cambio, a un peregrino que acusó a la policía saudita de haber cerrado las entradas y salidas a un campamento. La estampida se produjo el jueves en Mina, a las afueras de La Meca. Se trató de la peor tragedia registrada en una peregrinación en 25 años, desde de la de 1990, cuando murieron más de 1.400 peregrinos también en una estampida. La causa exacta de la catástrofe sigue sin estar clara, pero según fuentes oficiales se produjo un cuello de botella de peregrinos en un cruce de calles que generó pánico.
El rey saudita, Salman bin Abdulaziz, ordenó revisar las medidas de seguridad. La casa real saudita, y en especial Abdulaziz, que asumió el trono hace unos meses, se encuentran bajo presión, ya que ésta fue la segunda tragedia en la peregrinación de este año. Poco antes del inicio del “hach” una grúa cayó sobre la Gran Mezquita en La Meca en medio de un temporal, lo que causó la muerte de más de 100 fieles.
El presidente iraní, Hassan Rohani, que se encuentra actualmente en Nueva York para asistir a la Asamblea General de la ONU, decretó tres días de duelo. Además, convocó a un comité de crisis para que se ocupe del traslado de los cadáveres a Irán y de las familias de las víctimas. Además, Rohani pidió a los sauditas que tome medidas para que no vuelvan a ocurrir este tipo de tragedias en la peregrinación.
Piedras al “diablo”. Mientras, cientos de miles de peregrinos continuaron la peregrinación con la lapidación simbólica del “diablo”, pese a la muerte de las 717 personas en ese mismo lugar. Guardias de seguridad impidieron a los fieles moverse en una dirección distinta a la fijada.
Desde un puente peatonal de cinco pisos, los fieles lanzaron piedras contra columnas que simbolizan el mal. La peregrinación transcurrió ayer sin problemas, informó el canal de noticias Al Arabiya, financiado por Arabia Saudita. Este año peregrinaron a La Meca más de dos millones de musulmanes, entre ellos 1,4 millones de creyentes de otros países. La peregrinación de cinco días termina hoy, cuando los peregrinos llegan a La Meca para dar siete vueltas alrededor de la Kaaba, una construcción cuadrada que se encuentra en un patio interior de la Gran Mezquita. Todo musulmán tiene la obligación religiosa de realizar al menos una vez en la vida la peregrinación.