Advertidas por servicios secretos extranjeros y locales, las autoridades de Alemania prohibieron una marcha del movimiento anti-islámico Pegida y las demás manifestaciones en la ciudad de Dresde, ante la amenaza de atentados terroristas. Las autoridades policiales indicaron que cuentan con información de los servicios secretos sobre llamamientos a atentar contra la ya tradicional manifestación de los lunes de Pegida en esta ciudad del este alemán. Un centenar de células islamistas radicales están activas en Alemania, según los servicios secretos, y al menos 350 extremistas islámicos están siendo juzgados en los tribunales alemanes.
"Ya no se trata de un peligro abstracto, sino de un peligro concreto", sostuvo el jefe de policía de Dresde, Dieter Kroll. Según supo la agencia de noticais DPA, la amenaza de ataque está dirigida al principal dirigente de Pegida, Lutz Bachmann. "Peligro concreto quiere decir: se trata de un miembro del equipo organizador de Pegida y de las concentraciones del 19 de enero de 2015", precisó el jefe policial. Los organizadores de Pegida cancelaron poco antes la manifestación alegando también el peligro de atentados. La medida también afecta la contramarcha de la alianza antirracista "Dresde para todos", programada también para hoy. Los directivos de Pegida subrayaron que la "amenaza abstracta" que el Ministerio del Interior ha reconocido que pesa sobre Alemania se ha convertido en una "amenaza de muerte concreta" contra uno de sus líderes. "Su ejecución ha sido ordenada por los terroristas del Estado Islámico", añadieron.
La de hoy iba a ser la decimotercera marcha de Pegida en Dresde, donde el lunes pasado, tras los atentados yihadistas de París, llegaron a reunir unas 25.000 personas y batió un nuevo récord en las manifestaciones que organiza cada semana. Pegida admitió que el hecho de que los terroristas sean capaces de impedir el ejercicio de un derecho constitucional como el de reunión, supone un "grave daño" para la libertad de expresión, pero se ha debido optar por la seguridad. Ante la cancelación, pidió "a todos los europeos que están a favor de la libertad de expresión y contra los fanatismos religiosos" que coloquen en sus ventanas una bandera de su nación y una vela.
La rama bávara de Pegida, Bagida, invitó a los antiislámicos de Dresde a trasladar su manifestación de mañana a la ciudad de Munich. "Amigos, tengo un pedido, vengan todos a nuestra segunda marcha por Munich", lanzaron la invitación a través de Facebook. "Enviemos una señal".
La policía de Dresde precisó que en mensajes en árabe se instaba a los islamistas a mezclarse entre los manifestantes de Pegida para "cometer el asesinato de una persona del equipo organizador". El llamamiento es similar a un mensaje aparecido en Twitter en lengua árabe en el que se califica la marcha de Pegida como "enemiga del islam".
Las autoridades indicaron que no cuentan con datos más concretos, pero decidieron prohibir las protestas por considerar fundada la posibilidad de que "se vea amenazada la integridad física y la vida de todos los participantes de las manifestaciones".
Días atrás, las autoridades germanas confirmaron haber recibido la advertencia de posibles atentados contra las manifestaciones en Dresde y las estaciones ferroviarias de esta ciudad y de la capital, Berlín. Según el semanario Der Spiegel, los servicios de inteligencia extranjeros interceptaron "comunicaciones de conocidos yihadistas internacionales" en las que debatían la posibilidad de atacar a los islamófobos de Dresde.
El movimiento Pegida, acrónimo de "Europeos Patrióticos contra la Islamización de Occidente", sale a las calles desde mediados de octubre para protestar contra la llegada de refugiados e inmigrantes y canaliza el creciente temor al islam entre cada vez más amplios sectores de la población. Ciudadanos descontentos con la política tradicional, pero también ultraderechistas del Partido Nacional Democrático y neonazis, se han sumado a las marchas, como la que el lunes pasado convocó a un récord de 25.000 personas.
El ascenso de Pegida ha desatado fuertes reacciones de los partidos políticos tradicionales y de agrupaciones sociales de izquierda, que organizan contramanifestaciones todas las semanas en favor de una "sociedad abierta y solidaria".
"Esto favorecerá a los islamófobos y xenófobos"
Dresde vive tiempos revueltos: las marchas de los islamófobos de Pegida, las contramanifestaciones, la muerte violenta de un refugiado y ahora la amenaza de atentados terroristas.
La capital del antiguo reino de Sajonia, una ciudad que destaca por sus monumentales edificios del Renacimiento y el Barroco, está sumida en un especie de "estado de sitio", estima el politólogo Hans Vorländer, de la Universidad Tecnológica de Dresde. "Es una ciudad en estado de estrés con una ciudadanía profundamente dividida", señala en relación a las manifestaciones xenófobas y las contramarchas. Ahora se ha sumado un peligro concreto, el de atentados terroristas, que ha llevado a la policía a prohibir todo tipo de concentraciones.
La amenaza terrorista y la prohibición de manifestarse no calmará la situación, cree el politólogo Vorländer. "Naturalmente que es posible que esto atice más los temores de la amenaza del islamismo". Esto, a su vez, puede generar una sensación de "ahora más que nunca". "La gente verá limitado el derecho a expresarse que tanto invoca Pegida y saldrá a la calle de forma más masiva la próxima vez", vaticina.
También el politólogo Werner Pätzelt ve a Pegida como beneficiario. "Los simpatizantes de este movimiento ven confirmada la sensación de que el hecho de que se los tache de ‘islamófobos y fascistas' ha llevado a una amenaza concreta". Pätzelt cree que el peligro de atentados podría desatar una ola de solidaridad "que podría significar que se sume más gente de toda Alemania". Por esto, el experto llamó a "rebajar el tono y dejar de generalizar hablando de fascistas e islamófobos" y concebir ideas para una ley de inmigración "para que las demandas políticas no sean debatidas siempre en la calle".
Un crimen. "Ahora hay que mantener la cabeza fría", dijo el viernes el ministro del Interior de Sajonia, Markus Ulbig. Se refería a la muerte a puñaladas de un joven refugiado de Eritrea en circunstancias que aún son investigadas y que llevó a la calle el sábado a varios miles de personas. El joven de 20 años fue hallado sin vida el martes pasado. La noche anterior había salido de la vivienda que compartía con otros siete refugiados para hacer una compra. Los manifestantes expresaron el temor de que el eritreo hubiera muerto a manos de racistas. "Los extranjeros tienen miedo, ya sea con pasaporte alemán o con documento de refugiado en el bolsillo", sostuvo Ali Moradi, del Consejo de Refugiados de Sajonia. Moradi dijo que siempre hubo xenofobia en Sajonia, aun antes de que surgiera Pegida. "Pero esto es insostenible. Desde que comenzó Pegida, los extranjeros son insultados e incluso les escupen. El que tiene otro aspecto no es bienvenido aquí".