La dependencia Alemania, la mayor economía de Europa, de las importaciones de petróleo ruso ha descendido en las últimas semanas al 12%, frente al 35% anterior, y la vinculada al carbón al 8% frente al 50%, informó el Ministerio de Economía. Por otro lado, la dependencia del gas ruso sigue siendo elevada, aunque también ha descendido, hasta el 35% frente al 55% anterior al estallido de la invasión rusa el 24 de febrero. Petróleo y gas son mercados muy diferentes: mientras el primero es muy flexible en cuanto al origen del producto, que se transporta por mar, el gas está condicionado por la traza de los gasoductos, y por lo tanto es mucho más rígido.
"Durante las últimas semanas hemos realizado grandes esfuerzos, con todos los actores involucrados, para reducir nuestras importaciones de combustibles fósiles de Rusia y diversificar nuestros suministros", ha dicho el ministro alemán de Economía y Clima, Robert Habeck.
Berlín ya anunció hace varias semanas que quería prescindir por completo del petróleo y el carbón rusos para finales de año. El gobierno alemán también está ahora a favor de un embargo europeo sobre el petróleo ruso.
En cuanto al gas, sin embargo, admite que sería muy difícil prescindir de las importaciones de Rusia antes de 2024, incluso si Alemania aumentó mucho sus importaciones de gas natural de Noruega y Holanda, así como de gas licuado de otros países. La dependencia alemana del gas natural ruso aumentó marcadamente en los últimos 20 años, con la construcción de varios gasoductos. El último, el Nordstream II, fue suspendido por Alemania cuando ya está terminado y listo para enviar gas.
Pese a esta marcada dependencia del gas, a nivel de la Unión Europea el gasto en petróleo ruso cuadruplica el que se hace en gas natural del mismo origen, recordó recientemente el jefe de las Relaciones Exteriores de la UE, Josep Borrell. Y en este terreno, como muestra Alemania, toda Europa está avanzando rápidamente para dejar de lado a Rusia. Dado que el crudo se provee por mar, mediante buques tanques, es mucho más fácil cambiar de proveedores, y existen en el mundo muchas alternativas a Rusia.
El embargo del petróleo ruso puede convertirse en la medida más significativa de las próximas sanciones contra Rusia por su invasión de Ucrania. Por una parte, porque el gobierno de Kiev ha vuelto a demandarlo a los 27. Por otro, porque Alemania, uno de los países que podrían verse más afectados, confirmó que redujo su dependencia del suministro ruso y está dispuesta a aprobar el embargo europeo.
La Unión Europea intenta resolver las últimas reticencias en su seno para sancionar el petróleo ruso como represalia a los cortes en el suministro de gas a Polonia y Bulgaria, después de que estos dos países se negaran a pagar sus compras en rublos. Este lunes, en una reunión extraordinaria de ministros de Energía, Alemania y Austria expresaron su disponibilidad a adoptar un nuevo de paquete de sanciones que incluya el petróleo crudo ruso, dejando a Hungría como único país que todavía lo rechaza. Este país es gobernado por el nacionalista de derecha Viktor Orban, un aliado de Vladimir Putin, el único dentro de la UE.
El ministro alemán Robert Habeck subrayó que "tras dos meses de trabajo" su país "no está en contra de una prohibición al petróleo de Rusia" y, aunque reconoció que "no hay tiempo" para evitar que una sanción así provoque un problema "local" en una refinería que utiliza exclusivamente crudo ruso, enfatizó que "no golpeará a la economía en su conjunto".
El movimiento de Berlín y de Viena deja a Budapest como la única capital del club que todavía mantiene abiertamente su veto a que las sanciones europeas, las que deben ser aprobadas por unanimidad, incluyan el petróleo y el gas procedentes de Rusia, lamentó en Twitter el portavoz del primer ministro Orban.