Argel. — Militantes de Al Qaeda detonaron ayer dos coches cargados con
explosivos en la capital de Argelia, matando al menos a 67 personas, en uno de los atentados más
sangrientos en el país africano desde una guerra civil no declarada en 1967. El brazo de Al Qaeda
en el norte de Africa se adjudicó los atentados contra las oficinas de la ONU y un tribunal
constitucional en la nación exportadora de gas y petróleo. La red publicó imágenes que, según dijo,
pertenecen a los dos atacantes suicidas mientras sostenían rifles de asalto. No hubo ninguna
verificación inmediata del comunicado.
Previamente, el ministro del Interior argelino, Mohammed
Yazid Zerhouni, ya había responsabilizado al grupo Al Qaeda en el Magreb Islámico por el sangriento
ataque.
El ministerio del Interior informó que en los atentados
murieron 26, mientras que el número de heridos asciende a 177. Sin embargo, fuentes hospitalarias
señalaron que ya son 67 las víctimas fatales.
Blanco del ataque. Se espera un número mayor durante las próximas horas, mientras
se buscan más cadáveres entre los escombros. La ONU informó que cinco de sus empleados habían
muerto.
Un terrorista suicida estrelló su camioneta cargada con
explosivos contra un edificio de Naciones Unidas en el barrio de Hydra. La oficina del Alto
Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) quedó destruida y la del Programa de la
ONU para el Desarrollo (PNUD) sufrió graves daños, informó la organización. Entre los empleados de
la ONU que murieron en el atentado se encuentran un danés, un senegalés y dos asiáticos, mientras
otras cinco personas fueron rescatadas con vida entre los escombros.
Diez minutos después, en el vecino barrio de Ben Aknun, un
coche bomba explotó cerca del Tribunal Supremo de Argelia y del Tribunal Constitucional al paso de
un colectivo repleto de estudiantes. En Ben Aknun, un barrio con numerosos colegios y
universidades, la violencia de la explosión pudo sentirse en un radio de varios kilómetros y dejó
inoperativas las redes telefónicas. Las escuelas fueron evacuadas, mientras padres desesperados
buscaban a sus hijos en las calles.
Condena. Tanto el secretario de la ONU, Ban Ki Moon, como el alto comisionado del
Acnur, Antonio Guterres, condenaron el atentado y comprometieron la continuidad del apoyo
internacional al gobierno y al pueblo argelinos.
Este es el peor ataque contra la ONU desde el atentado que
destruyó sus oficinas en Bagdad, en 2003, causando la muerte de 22 empleados, entre ellos el jefe
de la misión en Irak, el brasileño Sergio Vieira de Mello. En Argelia, las oficinas de la ONU
cuentan con 19 funcionarios internacionales y 115 empleados locales.
"No tengo dudas de que la ONU era un objetivo", dijo el
Alto Comisionado para Refugiados de Naciones Unidas (Acnur), Antonio Guterres.
El Consejo de Seguridad de la ONU criticó el ataque en una
declaración y llamó a llevar ante la Justicia a los responsables de los atentados y combatir el
terrorismo en todas sus formas. A su vez, el presidente estadounidense, George W. Bush, calificó
los atentados como hechos de "violencia absurda". También la Unión Europea condenó el ataque y
reiteró su "apoyo a los esfuerzos de las autoridades argelinas por superar el gran sufrimiento de
las últimas décadas" .
Argelia, un importante proveedor de gas para Europa, se
está recuperando de más de una década de violencia que comenzó en 1992, cuando el gobierno
respaldado por el ejército anuló unas elecciones en las que era favorito un partido radical
islámico. Hasta 200.000 personas murieron en la violencia subsiguiente.
La violencia ha disminuido desde entonces, pero una serie de ataques este
año, incluyendo un atentado el 11 de abril que provocó la muerte de 33 personas en Argel, han
elevado los temores de que el país árabe-musulmán pueda volver a las turbulencias de 1990.