Cleveland.— El esperado debate electoral entre Hillary Clinton y Barack
Obama en Ohio resultó una apasionante batalla dialéctica entre ambos aspirantes demócratas a la
presidencia de EEUU: hubo ataques, defensas, contraataques, errores, interrupciones, miradas,
nervios, abucheos y, sólo al final, tímidas alabanzas.
No hubo un ganador claro, y eso beneficia a Obama: es el
senador por Illinois el que está por delante en la carrera por ser el candidato del partido en las
elecciones de noviembre, y el que puede además casi sentenciar la lucha con Clinton el martes,
cuando se celebre una decisiva jornada de primarias en Rhode Island, Vermont y, sobre todo, en
Texas y Ohio.
Sobre la mesa no faltó ninguno de los asuntos que preocupan
a los votantes y que provocaron roces entre ambos desde el principio de la campaña y especialmente
en las últimas semanas: la guerra de Irak, el seguro médico universal, la política exterior y los
tratados de libre comercio.
Contra el Nafta. En ninguno de los casos los candidatos desplegaron nuevas
ideas, excepto en lo referente al Tratado de Libre Comercio de Norteamérica (Nafta), donde ambos
mostraron una postura común: si cualquiera de los dos es presidente, EEUU romperá el acuerdo con
Canadá y México a menos que se renegocien los estándares laborales y medioambientales.
Ambos sabían perfectamente dónde estaban: en Cleveland, la
mayor ciudad de Ohio, un estado industrial que sufrió una gran pérdida de empleos en los últimos
años, lo que muchos atribuyen al Nafta.
En el resto de la hora y media que duró el debate, Obama y
Clinton no desaprovecharon ninguna ocasión para marcar diferencias y atacar a su rival. Y mientras
uno hablaba, los ojos del otro echaron en ocasiones fuego.
Sobre Irak, Obama volvió a recordar que Hillary votó en el
Senado a favor del permiso al presidente George W. Bush para atacar el país árabe. "Yo fui muy
claro sobre por qué no (debíamos ir a Irak)", afirmó el senador de 46 años. Clinton incluso
reconoció que si pudiera votar de nuevo, lo haría de manera diferente que en 2002.
En el caso del seguro médico, Clinton insistió con
vehemencia en que el plan de Obama dejaría sin cubrir a 15 millones de personas. "Creo que es
imperativo que como demócratas estemos a favor de la sanidad universal. Yo lo reclamo. El (ex)
senador (John) Edwards también. El senador Obama no", aseguró.
Arrinconados. Los dos candidatos pasaron por apuros, especialmente ante las
afiladas preguntas del periodista Tim Russert. Hillary se vio arrinconada cuando Russert le
preguntó por qué no hace pública su declaración de bienes, y al final aceptó que quizá la dé a
conocer antes del final de las primarias.
Por su parte, Obama sudó tratando de explicar por qué no
rechaza el respaldo que le brindó Louis Farrakhan, el polémico líder de la Nación del Islam, una
controvertida organización negra acusada de antisemitismo. El senador intentó escapar la pregunta,
pero al final aseguró "denunciar y rechazar" a Farrakhan.
l
McCain crece
Según un sondeo publicado por el diario Los Angeles Times, el probable candidato
del Partido Republicano a la presidencia, John McCain, se impondría sobre Obama por cuatro puntos
(44% a 40). Más ventaja tendría sobre Hillary, a quien le ganaría con el 46% de los votos frente a
40. Los datos son preocupantes para los demócratas.