Estambul.- El régimen de Bashar Assad lucha desde hace un año contra los manifestantes sirios prodemocráticos. Los opositores al presidente no han cedido ni ante los bombardeos, las torturas y las matanzas, pero Occidente -que dice estar de su lado- se niega a una intervención militar.
La chispa que inició la revolución siria fue una pequeña manifestación celebrada en el centro de Damasco el 15 de marzo de 2011. En Daara, ciudadanos indignados salieron a la calle para protestar por la detención y torturas de jóvenes por parte de las fuerzas de seguridad. El delito de los arrestados fue escribir con spray en las paredes el lema de la Primavera Arabe: "El pueblo quiere la caída del régimen".
Espionaje y torturas. Un año después, el fuego iniciado entonces aún no se ha apagado. El régimen de Assad empleó todo su arsenal contra los manifestantes: espionaje, torturas, bombardeos, francotiradores y mentiras propagandísticas. Los desertores son abatidos por la espalda, las mujeres sufren violaciones, se tortura a niños hasta la muerte y se calumnia a los opositores.
Los números del conflicto siguen creciendo: según datos proporcionadas por la Media Luna Roja, los desplazados ya son unos 230.000 y las víctimas mortales, más de 8.000. El número de desplazados internos es de 200.000, mientras que unas 30.000 personas han cruzado las fronteras con los países vecinos.
Durante los primeros meses de revolución, el número de opositores creció cada semana. Los manifestantes contaron siempre con una respuesta brutal por parte del régimen. Pero erraron en lo que se refiere a la comunidad internacional, de la que esperaban solidaridad, sanciones rápidas y ayuda militar indirecta.
Sin embargo, Occidente dudó a la hora de reconocer a la dividida oposición, las sanciones llegaron relativamente tarde y casi nadie quiere oír hablar de ataques aéreos similares a los de Libia para proteger a la población civil y los desertores. Rusia y China bloquean además una acción conjunta bajo el paraguas de Naciones Unidas.
Leña al fuego. En su último análisis sobre la situación de Siria, la ONG International Crisis Group llegó a una conclusión devastadora: "Los actores exteriores, enfrentados a un número de víctimas cada vez mayor y a una situación política estancada, actuaron en el mejor de los casos con poco entusiasmo, y en el peor de ellos, echaron incluso leña al fuego". Washington y sus socios europeos esperaron durante demasiado tiempo a que el sangriento conflicto cesara sin su intervención, apunta el informe. Mientras, Irán y Rusia respaldaron a Assad.
Los opositores se encuentran ahora entre la esperanza y la desesperación. Esperanza porque nadie cree que Assad y su clan puedan permanecer en el poder a largo plazo. Y desesperación ante la lentitud de la erosión del brutal régimen y las muertes y torturas diarias.
El papel de los desertores. Los primeros en desertar del ejército fueron soldados rasos, a los que siguieron algunos oficiales, junto a los que formaron tropas armadas de opositores al régimen. Los siguientes en separarse de las filas de Assad fueron funcionarios de segunda fila, y después se unieron a ellos incluso generales. Entretanto, se formó una brigada de desertores alauitas, una rama religiosa que siempre se había mantenido fiel a Assad, miembro de ese grupo.
Pero aunque los luchadores del Ejército Libre de Siria están presentes en zonas como Homs, Hama, Idlib y las afueras de Damasco, aún no hay "zonas libres" seguras, como ocurrió en el este de Libia. "En Al Rastan (en la provincia de Homs), los desertores ya tomaron el control en cuatro ocasiones, pero el ejército siempre consiguió recuperarlo", explica Jalid Joya, quien ya vivía en Estambul antes del inicio de la revolución.
Joya es miembro del Consejo Nacional Sirio, formado por los principales grupos opositores del país. El Consejo, que dirige el profesor de la Sorbona Burhan Ghalin, ha perdido en las últimas semanas gran parte de su sentido inicial. Y es que, cuanto más empeoran las perspectivas de una solución política y más se alarga el conflicto, más importante se vuelve el papel de los desertores, a los que los sauditas y el emirato de Qatar prometieron abastecer con armamento.
Ridículo
EEUU calificó ayer de “ridículo” el anuncio del gobierno sirio de que convocará elecciones parlamentarias en mayo. “En medio de la violencia que estamos viendo en el país, unas elecciones parlamentarias para un Parlamento que no haga más que autorizar de forma rutinaria es algo ridículo”, dijo la portavoz del Departamento de Estado, Victoria Nuland. Analistas afirmaron que es imposible que se celebren elecciones limpias y justas.