Cuando hace tres años, a últimas horas de la tarde del 15 de abril de 2019 se quemó la catedral de Notre Dame en París lo franceses sintieron que habían perdido parte de su esencia. Al menos así lo declaró a pocas horas del gigantesco incendio el presidente de Francia, Emmanuel Macron: "Reconstruiremos juntos nuestra catedral: es una parte esencial de nuestro destino francés".
Gran parte del mundo posó sus ojos en la imágenes de uno de los patrimonios góticos más valiosos de la humanidad. Por quince horas unos 400 bomberos le hicieron frente a las llamas que se devoraron la parte más alta, los dos campanarios y el techo. La majestuosa edificación recupera de a poco su aspecto, pero quienes viajen este año deberán esperar para verla reconstituída: la reapertura está prevista para 2024. Prevén que la célebre aguja de Viollet-le-Duc (flecha sobre el crucero de la catedral) se verá recién en marzo del año que viene.
De todos modos, los turistas siguen por estos días sacándose las selfies de rigor, ante las puertas cerradas de la catedral y las hileras de andamios.
En agosto del año pasado ya se habían invertido 151 millones de euros para su restauración. Y en medio de polémicas se calculó que se habían recaudado 900 millones de euros fueron recaudados en pocos meses con la participación de multinacionales y unos 350.000 donantes de 150 países.
Antes del incendio, Notre-Dame recibía unos 12 millones de visitantes por año, celebraba 2500 misas y 150 conciertos. Las obras de restauración comenzaron en el mismo 2019. Se trató, primero, de afianzar las estructuras del edificio y retirar todo lo que había sido destruido, en particular las 450 toneladas de plomo que se vaporizaron con el incendio.
La catedral de Notre Dame está en llamas
Desde ese fatídico día muchas fueron las hipótesis sobre la quema. Pero recién este 13 de abril, los investigadores de la brigada criminal de París señalaron que se trataría de una “herramienta que provoca chispas” que habrían alimentado un ligero incendio en una viga horizontal ubicada en la base de la estructura. Las chispas de una herramienta de trabajo o el posible olvido de una colilla de cigarrillos son hoy las dos direcciones que prosigue la investigación. Tampoco se descarta el fallo del sistema eléctrico de campanas.
La reconstrucción está dando además sorpresas como el hallazgo, hace un mes, de un sarcófago antropomorfo de plomo del siglo XIV y los restos de “elementos esculpidos polícromos” que se cree pertenecieron al antiguo coro alto de la catedral, construido hacia 1230 y destruido a comienzos del siglo XVIII.
La diócesis de París tiene pensado darle un nuevo aspecto al interior de la Catedral diseñando sus espacios con obras de arte contemporáneo de antiguos maestros de la pintura --los hermanos Le Nain o Charles Le Brun--, cambiar la orientación de la luz para que ilumine los rostros, reemplazar las sillas por otras más modernas y hasta proyectar pasajes de la biblia en los muros restaurados.
Las hipótesis del comienzo del fuego
Hace unos pocos días que se despejaron cuáles podrían ser los motivos del origen del fuego que consumió a la catedral. Se descartó que haya sido un atentado, pero no la posibilidad de que el incendio haya sido provocado por una colilla de cigarrillo mal apagada por uno de los obreros que estaba trabajando en el lugar. El pasado miércoles 13 de abril, por primera vez desde el incendio, los investigadores de la brigada criminal de París evocaron, a través de una fuente judicial, la pista de una herramienta de trabajo “mal utilizada”.
Se trataría de una “herramienta que provoca chispas” y estas habrían alimentado un ligero incendio en una de las barras de madera muy difícil de detectar. En realidad, ya se conoce dónde se originó el incendio, pero no qué lo provocó. Todo empezó en una enorme viga horizontal ubicada en la base de la estructura. Las chispas de una herramienta de trabajo o el posible olvido de una colilla de cigarrillos son hoy las dos direcciones que prosigue la investigación.