Unas 300 personas, en su mayoría jóvenes, marcharon en San Jorge para protestar por la alta frecuencia de hechos delictivos y una serie de acontecimientos que los manifestantes catalogaron como "excesos" de la fuerza pública. Desde las 20.30 del lunes se congregaron frente a la parroquia local y a las 21 comenzaron a marchar pacíficamente con pancartas y cantos alusivos hasta el centro cívico de la ciudad. Frente a la comisaría 2ª, un grupo de policías, entre quienes se encontraba el subjefe de la Unidad Regional XVIII, Sergio Zavattero; la jefa de la comisaría, Alejandra Solís, y el fiscal subrogante, Pedro Leyes, recibieron a la gente que exigió modificaciones en el funcionamiento de la fuerza de seguridad.
Luego de algo más de media hora de discusiones acaloradas los vecinos aceptaron la propuesta inicial de Solís de redactar un petitorio y conformar una comisión de vecinos para que lo entregue ante las autoridades del Juzgado Penal de San Jorge, la Jefatura de la Unidad Regional XVIII y las autoridades políticas de la ciudad.
La convocatoria fue gestada por grupos de jóvenes a través de las redes sociales que consideraron necesario emprender acciones para develar "situaciones violentas a nivel ciudadano y de la institución policial hacia los jóvenes".
"Marchamos porque hay exceso de violencia, no solo de los ciudadanos, sino también por parte de la policía, que se dirige a la gente con abusos. Hay mucha droga, que es una de las principales generadoras de estos hechos, tanto en los sectores más vulnerables como en la clase media y afecta de manera directa a los jóvenes y porque no se toman medidas por parte de las autoridades locales", indicó una manifestante.
Los referentes de la movilización relataron a este diario "que hubo varios hechos en que los policías golpearon a chicos o los detuvieron en forma irregular o por portación de cara. Pero no se animan a denunciarlos porque tienen miedo a represalias".
Violencia institucional. El caso que desencadenó la movilización fue el de Alexis Sánchez, un estudiante a quien le robaron la moto en marzo último y sólo pudo averiguar quién se la sustrajo con una investigación propia. "A la media hora de que me robaron hice la denuncia. Desde ese momento les di la información que obtenía. Tenía testigos y sospechas sobre los posibles ladrones, pero nunca obtuve una respuesta", contó Sánchez.
"Después de que me hicieran volver a la comisaría cinco veces para entregarme una certificación de denuncia fui a Santa Fe a Asuntos Internos y denuncié al entonces comisario ?que luego fue relevado porque se escaparon dos presos- y al resto del personal por malos tratos en la atención, cuando iba a reclamar la certificación de denuncia", explicó.
Sánchez también denunció persecución como represalia por las denuncias realizadas en Santa Fe. "Tiempo después compré otra moto y un día, mientras estaba en la plaza con amigos, llegaron policías e inspectores municipales a inspeccionarla y me pidieron la documentación. Pero sólo me inspeccionaron a mi. Quise hablar con el comisario y me dijo: «Vos, pendejo, no tenés nada que hablar conmigo. Me denunciaste en Santa Fe, si tenés algo que decir andá a Santa Fe».
El sábado último Sánchez fue detenido cuando intentaba orinar en la vía pública a la salida de un local bailable. Según contó, fue golpeado en la celda por el mismo policía que lo detuvo y liberado 12 horas más tarde.
Este fue el episodio que sacudió a los jóvenes de la ciudad, que decidieron organizarse y reclamar para que se analice y se mejore el funcionamiento institucional. A la hora de desconcentrarse se quejaron de que sólo asistió a la marcha uno de los seis concejales. "No hubo otra representación política que se interese por nuestros problemas", se indignaron.