Como ante cada novedad en torno a algún aspecto de la implementación de la educación sexual integral (ESI), leemos en estos días muchas reacciones mediáticas o publicaciones en las redes —muchos memes— a favor o en contra de la inversión en penes de madera por parte del Ministerio de Salud.
Desde Indeso Mujer nos alegramos profundamente que se busque la plena implementación de la ESI, pero hacemos hincapié sobre todo en el aspecto de “integral”. Es fundamental este concepto y sin embargo muchas veces pasa desapercibido, como así también el carácter de ley vigente de la ESI.
Los ejes fundamentales de la ESI son: cuidar el cuerpo, poner el cuerpo en juego, reconocer la perspectiva de género, respetar, acompañar y ser cuidadosamente sensible en el abordaje de la diversidad, valorar la afectividad, dar valor a las afectaciones y a la palabra temblorosa que intenta nombrarlas, reconocer y lograr que se respeten derechos, prevenir violencias, abusos y discriminaciones. ¡Hacen falta muchos kits con recursos de diversos tipos para complementar el trabajo! Tanto en centros de salud, como en las escuelas y espacios de educación no formal que, por cierto, ya trabajan con penes, vulvas y cuerpos diversos, realizados en madera, tela, masilla u otros materiales.
En educación se suele afirmar que todas las personas pueden acceder fácilmente a los recursos ministeriales que están disponibles de manera virtual. Esto debería ser analizado con detenimiento, para comprobar si en verdad sucede.
Por nuestra parte, observamos que no se invierte en los recursos necesarios para fortalecer los talleres de ESI, sobre todo presenciales. Este es un problema grave en la plena implementación de la ESI, sumado al constante embate de los sectores fundamentalistas y conservadores.
Nuestra organización ofrece varias publicaciones de distribución gratuita, conocidas como Las Chancletas de Indeso sobre diversas temáticas vinculadas a la ESI, que son muy solicitadas por docentes, pero siempre resultan insuficientes por ser materiales de distribución limitada.
Celebramos la inversión en material educativo que realizó el Ministerio de Salud. Creemos que es muy valioso y debería ser imitado en otros ámbitos. En todas las escuelas deberíamos contar con una valija de recursos ESI, que incluya diversidad de materiales. Sin embargo, es importante que ese material didáctico esté pensado para prácticas educativas que no refuercen una mirada heteronormativa, patriarcal, androcéntrica y biologicista.
Es importante brindar herramientas para la construcción de vínculos sexoafectivos con equidad y responsabilidad. Ahora, ¿es necesario saber colocar un preservativo? Por supuesto que sí. Pero teniendo cuidado de no caer en esos contenidos biologicistas que suelen ser un tiro al pie para la ESI. La historia nos remite a las lógicas de “control de la natalidad”, “prevención de enfermedades”, etcétera; sin tener en cuenta la subjetividad como punto de partida: el placer, el deseo, las posibilidades de negociación frente a los cuidados de las prácticas sexuales. El modo propio de ser y de estar en el mundo.
Territorio de emancipación
Sabemos que los desafíos son múltiples. La ESI nos invita a interpelarnos y a visibilizar que la sexualidad es un territorio de emancipación y transformación.
La sexualidad es contenido y forma. La educación sexual es una educación para la vida, para la salud, para comprometernos con un cambio social inclusivo, de respeto por las identidades y subjetividades. Su abordaje requiere de adultas y adultos de cuerpo presente, que aceptemos el desafío de mirarnos, de revisar nuestra propia experiencia sexual. Que sintamos las contradicciones que trae esta dimensión vital, ya que está afectada por creencias, mandatos, imposiciones sociales, religiosas y, sobre todo, por nuestra cultura patriarcal, que necesitamos deconstruir.
Para lograr mejorar el vínculo y la apropiación del cuerpo, es necesario tomar conciencia de nuestro vínculo con él y a través suyo, con otres. Sentir el cuerpo, ese que vibra y desea, como nuestro territorio.
Bienvenido el kit que incorpora el Ministerio de Salud. Vayamos por más: más articulación entre los sectores de salud y educación, más puertas abiertas, intercambios, escuchas respetuosas, integralidad y compras con perspectiva de género, diversidad y derechos humanos.
La ESI nos necesita a todes. Y con más recursos materiales y subjetivos.