Estudiantes de primer año de la Escuela Técnica Nº 650 construyeron atriles para lectura destinados a las personas con baja visión, que concurren al Centro de Rehabilitación Nº 2014 Luis Braille. La idea se gestó en los encuentros entre directivos de escuelas técnicas y especiales que impulsa el Ministerio de Educación de Santa Fe.
Un programa de inclusión y tecnología es el que le pone el sello a este intercambio entre escuelas técnicas y especiales, y donde se originan proyectos como el de los atriles. Para concretarlo, los directivos de ambas instituciones planificaron juntos en qué se podían ayudar y cómo aportar a una enseñanza más inclusiva. Mariel Massari, la directora del Centro Braille, conoció al vicedirector de la Técnica de Arroyo Seco, Sergio Falasco, en una de esas jornadas realizadas el año pasado por Educación, donde pensaron cómo podían colaborar una escuela con la otra. "Ahí surgió la idea de los atriles —dijo Massari—, que son necesarios para las personas de baja visión. Muchas de estas personas necesitan resolver la lectura teniendo el texto a leer puesto casi en forma perpendicular a la mesa. El atril permite esto de acercar y alejar, pero son materiales costosos. Lo bueno de que ahora lo tenga es que quienes lo necesitan lo podrán usar cada vez que les sea necesario, y no solo cuando vienen a la escuela".
El proyecto del diseño y construcción de estos recursos en la Técnica 650 estuvo dirigido por el maestro de enseñanza técnica Javier Canova. El taller de carpintería fue el espacio donde aprendieron a cortar y lijar maderas, y a participar de un aprendizaje integrador. El vicedirector Falasco destacó el aporte oficial para concretarlo: "Gracias a esta gestión, los talleres están espectaculares y tenemos herramientas de última generación".
El día que llevaron los atriles, el Centro Braille esperó a las chicas y los chicos de Arroyo Seco con actividades preparadas para hacerlos partícipes de cómo trabajan. Una fue un taller de mosaiquismo, otra la práctica de fútbol para personas ciegas. "Lo mejor es que aprendemos y estamos ayudando. Seguro lo volveríamos hacer porque está muy buena esta idea", expresaron Gianluigi, Fabrizio y Selene, del primer año de la Técnica, sobre la iniciativa. Al tiempo que Tamara, una alumna del Centro Braille, los ayuda con la clase de mosaiquismo que comparten en esa jornada.
Guillermo Dos Santos es el coordinador del Programa de Inclusión y Tecnología —depende de la Dirección de Educación Técnica, Producción y Trabajo— enumera otras experiencias en marcha enmarcadas en esta idea y señala que lo que se busca con "la interacción entre estas dos modalidades, es sumar proyectos que puedan desarrollar soluciones tecnológicas para las personas con discapacidad".
Entre la representación oficial que esa mañana se acercó a la Escuela Braille, estaba el diputado provincial Jorge Henn quien valoró el accionar desde la práctica de dos instituciones que articularon en un proyecto en común y que facilitan la posibilidad a los estudiantes de aprender. "Un trabajo para destacar porque invita a ponerse en el lugar del otro, en una sociedad que muchas veces se muestra individualista y en tiempos en que la educación pública pareciera ser la variable de ajuste", señaló el legislador . También estaban la directora de la Región VI de Educación, Daiana Gallo Ambrosis y el director provincial de Educación Técnica, Pablo Vozza. Ambos subrayaron el cambio de paradigma que acompaña estas experiencias y el carácter de universalidad que buscan imprimirles. Además estaban en esa reunión Ana Fernández del equipo directivo de la Técnica 650, educadores y otros profesionales de estas instituciones.
El Centro de Rehabilitación Luis Braille —España 528— es el único del país en su tipo, en el que confluyen actividades de salud y educativas, que depende del Ministerio de Educación. Las tareas de inclusión con otras instituciones de la ciudad son parte de la vida cotidiana. La directora Massari mencionó como ejemplos la integración dada con la Técnica 7 con los talleres de carpintería y de herrería; otro con la Facultad de Arquitectura (UNR) cuyos estudiantes trabajaron con los del Centro Braille para conocer las necesidades de las personas ciegas. "Hicieron un proyecto de edificio accesible, que hemos presentado ante el Ministerio. Lo importante de este intercambio es que los estudiantes de arquitectura pudieron escuchar las necesidades del colectivo de personas ciegas, porque muchas veces se hacen proyectos sin conocer al destinatario. Un hecho para destacar cuando la universidad pública corre peligro", apreció Massari.