Un estudio de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) destaca que a través de actividades lúdico literarias, los niños y niñas mejoran su lectura comprensiva, desarrollan mejor su subjetividad y dan comienzo a un proceso de emancipación y relación con el mundo exterior.
La investigación se llevó a cabo con estudiantes de un mismo grupo, desde nivel inicial hasta segundo grado (nivel primario) de cuatro escuelas de la ciudad de Córdoba de distinto nivel socioeconómico. Reveló que, en el marco de las condiciones socioculturales, la propuesta didáctica implementada podría mejorar estas habilidades.
Melisa Maina, licenciada en letras modernas por la UNC y especialista en enseñanza de la lengua y la literatura, desarrolló una investigación cualitativa durante tres años, centrada en las prácticas de lectura de los niños y niñas.
Su trabajo pretendió ser una comprensión profunda del vínculo infancia-literatura, haciendo foco en la infancia y abordando un aspecto sobre el que todavía hay cierto vacío investigativo. "Hasta el momento, los estudios sobre lectura infantil se centraron en el análisis de los textos o en las técnicas de enseñanza, pero pocos se preguntan sobre las prácticas de lectura infantil. Es decir, sabemos mucho de las carencias y poco de las potencialidades", dijo la especialista.
La lectura como derecho
Una de las premisas de Maina en su investigación fue acercar a los alumnos y alumnas a la literatura por placer y, en simultáneo, contribuir a la mejora del sistema educativo. "La pregunta no debería ser cómo mejoramos los resultados en los exámenes internacionales, sino cuáles son las potencialidades de las prácticas de lectura para construir herramientas pedagógicas que empoderen a los sujetos", sostuvo.
Su trabajo de campo le permitió postular que la lectura literaria y el juego pueden ser la forma de independizar a los niños. "La lectura, primero, tiene implicancias en la subjetividad de los niños y niñas. Podría ser el camino para que tengan acceso a un proceso de emancipación, la posibilidad de darles la palabra y que construyan otros mundos posibles".
Retomando conceptos de autores como Graciela Montes o Michel Picard, que entienden la lectura como una práctica que condensa ciertas características del juego, Maina se propuso "comprender las relaciones que los niños establecen con la lectura y el juego".
La investigación monitoreó durante tres años a ocho grupos de niños en cuatro escuelas de la ciudad de Córdoba, ubicadas en barrios de niveles socioeconómicos distintos, tanto de zona norte como zona sur de la ciudad. "La lectura es un dispositivo educativo entretejido en prácticas sociales; entonces, hay que estar atentos a las variables que ingresan del contexto social. En este caso particular, fueron la herencia de lectura que los niños y niñas traían desde el hogar y el acceso al libro, entre otras", describió.
Didáctica
La conclusión fue que los mejores resultados frente a las evaluaciones no tuvieron que ver con razones socioculturales sino con la propuesta didáctica. "Esto implica que todos los niños y niñas podrían leer y desarrollar su potencial cuando se les ofrecen mejores condiciones para hacerlo", sintetizó Maina.
Para ella, la "lectura como derecho" implica una enseñanza que apueste a niños y niñas lectores y lectoras, capaces de construir su espacio individual pero también social y que sean pensados, siempre, como sujetos de derechos. "Quizás, de este modo, podamos comprender la realidad educativa de nuestra región y desmontar la construcción de las estadísticas", concluyó Maina.
Fuente: Argentina Investiga.