Al inicio de cada jornada escolar, la docente abre un libro para compartir una lectura en voz alta con sus alumnos y alumnas y por minutos sumergirse en el maravilloso mundo de la literatura. Puede ser un cuento, una leyenda, un fragmento de novela o una poesía. La escena lectora se repite todos los días antes de comenzar la clase, entendida como una de las estrategias más potentes y eficaces para iniciar e interesar a niños, niñas y adolescentes en esta experiencia que podría acompañarlos toda la vida.
Oscar Yaniselli vive en Resistencia (Chaco), es profesor en letras y un destacado promotor de esta experiencia para emocionar y crear hábitos de lectura. “Cuando hablamos de lectura en voz alta hablamos de una práctica que debe realizar el adulto durante un tiempo, pueden ser unos meses o un año hasta tanto los estudiantes se apropien de ella práctica y empiecen ellos mismos a levantar la mano y solicitar las lecturas”, dice el docente. “Leer en voz alta —continúa— también sociabiliza y democratiza una práctica que no es común en todos los entornos familiares, y que dentro del sistema educativo vincula a la mayoría de niños y niñas y constituye al docente como modelo de lector”.
Especialista en pedagogía de la lectura con orientación en literatura para niños y jóvenes, Yaniselli es además rector del Instituto de Estudios Superiores de la Fundación Mempo Giardinelli, desde donde se vincula con alumnos, alumnas y docentes de todos los niveles y modalidades. También se desempeña como asesor del Plan Provincial de Lectura de la provincia del Chaco, dependiente del Ministerio de Educación.
En vísperas de la Semana de la Lectura con motivo del Día Internacional del Libro (23 de abril), el profesor conversó con La Capital sobre la importancia de promocionar la lectura en voz alta y cómo incentivar esta práctica en la escuela y la sociedad para formar futuros lectores.
"La lectura en voz alta sociabiliza y democratiza una práctica que no es común en todos los entornos familiares" "La lectura en voz alta sociabiliza y democratiza una práctica que no es común en todos los entornos familiares"
Un ejercicio cotidiano
La lectura en voz alta es la línea central del Plan Nacional de Lecturas desde hace muchos años. En la provincia de Chaco, desde el año 2010 esta práctica forma parte de la política educativa a través de una resolución ministerial que considera y recomienda que sea diaria, sistemática y diversificada en todos los niveles formativos, incluso en los institutos de formación docente.
“Cuando se lee desde la gratuidad y la experiencia —como dice Jorge Larrosa— leemos por leer, con una disposición distinta y sin pedirle nada al texto. Si ese acto se repite cotidianamente y sistemáticamente es muy factible que esos niños y adolescentes que pasan por la escuela entiendan que leer es gratificante y puedan apropiarse de eso como lo hacen con otras prácticas sociales”, remarca el educador.
—¿Por qué potenciar y alentar la lectura en voz alta?
—Los niños y jóvenes a los que se les lee asiduamente en voz alta están expuestos a un flujo de palabras considerablemente superior al que reciben quienes no las escuchan. Este hábito promueve la expresión espontánea de los estudiantes, que preguntan, repiten, responden, dialogan e intercambian a partir de los textos compartidos, algo extraordinariamente importante para su progreso lingüístico y emocional. Escuchando y compartiendo historias aprenden a usar el lenguaje, a prestar atención, a valorar los matices del idioma, a dar sentido a las historias que les ofrecen voces ajenas y queridas. Al hacerlo en voz alta, las personas se muestran más serenas, emotivas y cordiales, y los introducen en el mundo de las palabras a través del placer y el asombro, del descubrimiento y la expectación, en un ambiente cálido.
—¿Qué posibilidades existen de que otras provincias también repliquen esta práctica sistemática y cotidiana que adoptó Chaco?
—Muchas provincias han implementado este sistema y han creado sus propias normativas que habilitan tiempos y espacios para la lectura diaria en voz alta. Tuvimos que pensar en una normativa porque muchos adultos consideran que leer y no trabajar el texto es no hacer nada. Para entender la relevancia que tiene esta práctica y que la lectura es la actividad pedagógica y mental más compleja y rica, que también plantea un desafío institucional que no depende solo de un docente en el aula.
—Formar lectores para toda la vida es un hábito que se construye...
—Muchas veces se escucha decir que los chicos no leen... y claro que no van a leer porque la lectura no es una práctica natural. Es artificial y requiere ser visualizada por docentes mediadores de lectura y acompañada desde la casa por la familia. Si el mediador tiene una correcta entonación de las palabras, respetando los silencios en una lectura que sea viva y animada, el texto puede ser bellísimo y generar una experiencia gratificante. Cada vez que leemos con chicos y chicas y les explicamos de qué se trata, que vamos a disfrutarlo y que es mucho más que una actividad escolar o pedagógica, es como cuando vamos al cine y salimos hablando de la película y la recomendamos, lo mismo hace el lector o lectora.
—¿Cómo experimentan los adultos la lectura en voz alta, más allá del contexto escolar y el compromiso docente en el aula?
—El Manual de lectura en voz alta, del norteamericano Jim Trelease o el texto de Mempo Giardinelli Volver a leer son algunos de los libros que sostienen su importancia en los distintos entornos, sea educativo, familiar o doméstico. Que el adulto vuelva a adquirir el hábito de leer en familia es la práctica más ancestral, efectiva y gratificante. Reservar tiempo para leer juntos todos los días, convirtiéndolo en algo especial y amoroso construye la relación. También mejora la confianza, reduce el estrés, llena la mente de los niños con el lenguaje y estimula su desarrollo cognitivo. La lectura es generadora de buena conversación y más interesante, y quienes escuchan cuentos habitualmente, juegan y ríen con los sonidos de la lengua, tienen muchas más probabilidades de afrontar con éxito los aprendizajes en las aulas y en la vida.
—Durante el año pasado, casi todas las lecturas fueron pensadas en el ámbito educativo desde la virtualidad.
—La pandemia movilizó y diversificó todas las prácticas de lectura, mucha gente volvió a los libros y a recomendar lecturas. Las bibliotecarias prestaban su voz para la lectura compartida en redes, las maestras grababan textos y se los enviaban a sus alumnos, las editoriales empezaron a liberar libros, una actitud bastante generosa de parte de muchas organizaciones. Por supuesto que no es lo mismo que leer en forma presencial y visualizar un libro infantil donde hay ilustración y diseño, físicamente presente compartiendo el mismo espacio. Pero parece que vamos a profundizar este vínculo, por eso no hay que desaprovechar ese mecanismo novedoso en el que todos estamos aprendiendo, que sirvió para democratizar la lectura y compartir experiencias. Sin embargo, hay que aclarar que no es el soporte el que define la experiencia de lectura sino el lector y su vínculo.
—¿Cómo potenciar lecturas libres y recreativas en niños y niñas para que no lo consideren algo obligatorio o aburrido?
—Hay muchos adultos que en ese recorrido por la ciudad tienen la costumbre de visitar una librería y construir esa práctica de manera temprana en sus hijos o hijas, pero no siempre existe la posibilidad de comprar un libro. Por eso la biblioteca ocupa un lugar central donde no solo se encuentran los libros para hacer la tarea sino para pasar tiempo juntos.
Un plan de 180 lecturas para cada día de clase
Oscar Yaniselli intervino además como especialista en la Comisión Asesora Nacional (dependiente del Ministerio de Educación de la Nación) para la selección y compra de libros que se distribuyeron a las instituciones educativas de todo el país. Entre el material literario que se repartió en escuelas secundarias de todo el país menciona la colección Juan Gelman, con 80 libros de poesías y los ejemplares homenajes a Eduardo Galeano, Haroldo Conti y Mafalda.
En la actualidad, el docente integra junto a María Teresa Andruetto, María Cristina Ramos, Mempo Giardinelli y Mario Méndez, entre otros, el equipo de selección y elaboración de la nueva colección literaria “Leer x Leer” del Plan Nacional de Lecturas, que propone 180 lecturas para cada día de clase.
“Siempre encuentro educadores interesados en formarse, y generar en las escuelas un movimiento en torno al libro y la lectura”, destaca el profesor en letras sobre su participación en talleres, cursos y congresos. En octubre del año pasado fue uno de los disertantes del conversatorio “La Biblioteca, un espacio privilegiado de formación de lectores y lectoras”, que se transmitió por redes sociales desde el Ministerio de Educación de Santa Fe. En este encuentro participaron más de 2 mil docentes y mediadores y mediadoras de lectura de bibliotecas y centros culturales. “Santa Fe retomó con mucha fuerza las políticas vinculadas con la lectura desde su plan provincial ”, celebra Oscar Yaniselli como formador y capacitador docente.