La mesita y la remera, la funda del celular, los afiches. El fucsia chicle es el color que identifica a Pulsión, el espacio universitario que desde abril pasado conduce el centro de estudiantes de la Facultad de Psicología (UNR). Su presidenta es Celeste Cabañas, 24 años, santacruceña de nacimiento y cursando los últimos años de la carrera. Y es quien se suma esta semana al “Pido la palabra”, la sección en la que jóvenes de los centros de estudiantes cuentan su historia y hablan de su agenda y de las preocupaciones que los atraviesan desde la militancia estudiantil.
Hija de un padre albañil y una madre maestra de primaria, las raíces de Celeste Cabañas van desde el norte al sur del país. Sus padres son del norte de Formosa y sus abuelos paraguayos. Cuando era joven su mamá viajó a Río Gallegos para seguir estudiando y se quedó allí, junto a su padre, que ya trabajaba en el sur. En el frío de la Patagonia nacieron ella y sus hermanos. Pero cada vez que la familia de Celeste regresaba a Formosa a visitar a sus abuelos pasaban por Rosario, ciudad que la enamoró desde chica. Intuía que su destino estaba en la ciudad del río marrón.
“Detestaba el frío”, confiesa Celeste. Por eso cuando en 2015 terminó el secundario decidió cambiar de rumbo. A otro clima, pero también a otro paisaje. Y sobre todo conocer a otras personas. Muchos de sus conocidos que pensaban similar recalaron en Ciudad de Buenos Aires o en Córdoba. En su caso eligió Rosario, esa urbe que le había llamado la atención de chica por sus parques y cines. “Era también un arrancar de cero con otra gente”, dice.
¿Y por qué psicología? “Siempre cuento que hice terapia cuando era muy chiquita, a los 5 años, cuando fallece mi papá. Hice un mes nada más. Pero cuando tenía 10 u 11 años yo ya decía ’quiero ser psicóloga’. No tenía ni idea de lo que hacía un psicólogo, pero me mantuve firme y cuando terminé el secundario me vine derecho a psicología”, recuerda la joven. En uno de esos viajes relámpago, ya de adolescente, hasta visitó la facultad de La Siberia y sintió que ese era el edificio donde algún día iba a estudiar una carrera. La pulsión estaba presente.
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“La piba de glitter” ingresó a la facultad de La Siberia en 2016 e integra Pulsión desde 2019.
Foto: Celina Mutti Lovera / La Capital
El camino militante
Celeste ingresó en 2016 a la facultad, pero no fue hasta tres años más tarde que empezó a militar en Psicología, el año que Pulsión metió un integrante al Consejo Directivo. “Tengo en claro que hay una visión del militante como que es la persona que siempre está en la mesita tomando mate y nunca se recibe. Pero yo no tenía esa mirada, simplemente no entendía lo que hacían y entendía poco de política”, cuenta. Sabía que querían sumarla al espacio, así que un día se hizo un hueco entre clase y clase, se acercó a la mesita de la agrupación, le contaron qué proyectaban para la facultad y sus estudiantes y se dijo: “Es esta, es por acá”. Si tiene que definir a Pulsión, dice que es una agrupación reformista que articula un proyecto de universidad —dentro de la UNR— con espacios como la Franja Morada, Impulso (Medicina) y la 1983 (Derecho).
En la previa a la pandemia comenzaron con clases de repaso de materias a través de vivos de Instagram, sobre todo teniendo en cuenta que, según el último Boletín Estadístico de la UNR, solo el 45 por ciento de los ingresantes a Psicología son oriundos de Rosario. Cuando llegó la pandemia esa dinámica de contacto ya estaba bastante aceitada, y le sumaron el reparto de los apuntes en bicicleta, casa por casa, a quienes se los solicitaban. Dice que esas acciones fueron determinantes para el triunfo de abril pasado en las elecciones estudiantiles, donde por casi 200 votos superaron al Frente Estudiantil Unidad (FEU).
Entre la agenda de temas en los que trabaja Pulsión, menciona las temáticas vinculadas a las secretarías que ocupan en el centro, como género, deportes, cultura y prensa, además de la ecología y el medioambiente. “Hay muchas temáticas que nos parece necesario trabajar, para repensar el plan de estudios y así tener más opciones del campo en que se pueden desempeñar los graduados”.
Pero en la facultad, la presidenta del centro de estudiantes es conocida también como “la piba de glitter”, tal es el nombre con el que se identifica en su cuenta de Instagram. Un apodo que le quedó de las salidas los fines de semana con sus amigas: como además es maquilladora, siempre tenía glitter y brillitos a mano. Incluso llegaron a pensar en poner ese nombre en la boleta de las elecciones al centro.
Centro de estudiantes de Psicología
Para la joven estudiante, la militancia tiene que ver con el hecho no solo de “pasar” por la facultad, cursar e irse, sino con “no quedarse con los brazos cruzados” ante determinadas problemáticas de la vida universitaria y “tomar un rol activo e involucrarse” para intentar generar un cambio. En la parte de atrás de la remera de la agrupación se destaca una frase: “Nos mueve el deseo de transformarlo todo”.
Celeste remarca que hay mucha gente, incluso del barrio lindero a La Siberia, que hoy no accede a los estudios superiores. Por eso sueña con que en un futuro puedan llegar. Y en el mientras tanto, que sea la universidad la que llegue a ellos. “Hay un montón de gente de barrios vulnerados que no llegan a la universidad, pero que con sus impuestos financian la educación superior. Entonces a nosotros como militantes nos queda devolverle al pueblo un profesional de calidad y a la altura de poder resolver problemáticas y demandas de la sociedad”, dice.