La cultura es un derecho de las personas y quienes están privados de su libertad también deben poder gozarlo. Desde el próximo martes, un curso organizado por la Secretaría de Extensión y Vinculación de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) abordará este tema a través del intercambio de experiencias que se desarrollan en cárceles de mujeres, de varones y en institutos para jóvenes en conflicto con la ley penal.
“Intervenciones Culturales en Cárceles. Encuentros a partir de saberes interdisciplinarios actuales” es el nombre del curso que se dictará —de forma virtual y con frecuencia quincenal— desde el martes 18 de mayo a las 19. El curso estará a cargo de Laura Peretti, Ezequiel Salanitro, Graciela Rojas y Luciana Peralta. Serán diez clases en total y en cada una de ellas habrá disertantes invitados, desde músicos, escritores y artistas plásticos hasta referentes de la educación carcelaria y del derecho penal.
“Toda persona es portadora de atributos autónomos que deben ser reconocidos y protegidos por el Estado. Siguiendo la ley de salud mental y adicciones, ubicamos que la promoción de salud mental considera las intervenciones integrales a través de prácticas grupales, organizacionales o comunitarias, e incorpora estrategias alternativas como la educación popular, técnicas lúdico-recreativas, disciplinas o intervenciones artísticas”, señalan los coordinadores del curso. La invitación —dicen— es a encontrarse “desde una apuesta ética y política sobre las intervenciones culturales en cárceles vinculadas al arte, la salud y el derecho, en tanto lazos humanos desetiquetantes y de apertura a las potencias del sujeto”.
El curso universitario es abierto a la comunidad y pueden participar todos los interesados en la temática. No se requieren estudios previos.
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“Mujeres tras las rejas” trabaja desde 2006 con personas privadas de su libertad.
Trabajo en territorio
Ezequiel “Choza” Salanitro es músico y docente, y destaca que la propuesta académica parte de un trabajo en territorio. “En mi caso, fuimos un día a la cárcel a cantar con Canción Urgente —un colectivo de artistas que realiza acciones solidarias—, preguntamos si había música y nos dijeron que no. Ahí empezamos una cruzada para poder entrar a la institución a hacer música”. El programa Santa Fe Más fue el marco que les permitió el ingreso. Actualmente desarrollan un taller en la Unidad Nº 6 de Rosario, en un espacio pospenitenciario en la Escuela Musimedios y en un pabellón de madres junto a la ONG “Mujeres tras las rejas”.
“Yo hago música para hacer estas cosas y a donde voy llevo la viola o el charango y me pongo a cantar. Hay experiencias que son transformadoras de verdad y actividades totalmente necesarias en contextos de encierro”, dice Choza Salanitro. Sobre todo en un contexto de pandemia, donde como recuerda el docente, “muchos derechos de los internos fueron avasallados, porque durante meses no tuvieron las visitas que les correspondían, al igual que salidas transitorias por buena conducta. Y nadie salió a defender los derechos de esos pibes y pibas”. Entre sus metas está la idea de institucionalizar y llevar propuestas culturales de secretarías de Extensión de las facultades y de terciarios a las cárceles.
“La cárcel —dice— es parte de la sociedad, está ahí, aunque muchos la quieran negar y ocultar debajo de la alfombra. Eso no deja de reproducir dolor, ciertas lógicas de poder y estigmas. Por eso partimos desde el arte, desde otra mirada, desde la ternura y el amor, y generamos otro tipo construcción, un espacio de vínculo y creación. Una vez llevamos la propuesta de un taller de composición y los pibes ya tenían hechas un montonazo de canciones”.
Graciela Rojas es otra de las docente del curso e integra el colectivo “Mujeres tras las rejas ”, que desde 2006 trabaja con mujeres privadas de la libertad. Y aclara: “El encierro carcelario solo debe limitar la libertad ambulatoria, fuera de eso todos los demás derechos deben estar garantizados y en ejercicio”. Obras de teatro, poemas y un programa de radio desde la Unidad Nº 5 fueron algunas de las experiencias que realizaron en estos 15 años desde la ONG junto a las internas. “Esas producciones —dice Rojas— hay que vehiculizaras adentro y trasladarlas hacia afuera. En la radio las voces de las mujeres son escuchadas. Muchas son personas que han sido silenciadas durante tanto tiempo y es un avance enorme para cada sujeto social reconocer que tiene una voz propia, con una opinión y que tiene validez. Esta visión de las mujeres encerradas como productoras de cultura no siempre está aceptada o no se conoce, por eso quizás necesitamos romper esas miradas que hay hacia el encierro”.
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Para inscribirse y obtener mayores informes sobre la propuesta académica, escribir al email extensió[email protected] o [email protected]