Ernestina y el ninja inatrapable puede leerse como un libro para chicos, muy bien editado y con bellas ilustraciones o bien cómo las imágenes diseñadas para una animación que se vuelven historia.
Ernestina y el ninja inatrapable puede leerse como un libro para chicos, muy bien editado y con bellas ilustraciones o bien cómo las imágenes diseñadas para una animación que se vuelven historia.
Eso es Ernestina... : la síntesis de una selección de dibujos realizados por chicos y adolescentes que entre 2007 y 2016 participaron de la Escuela de Animadores, y a la que José Sainz y Francisco Sanguineti —los guionistas invitados— la volvieron un cuento. Una producción colectiva de la que participó también el Programa Ceroveinticinco de la Secretaría de Cultura y Educación municipal y la Editorial Municipal de Rosario.
Lorena Méndez y Leticia Santa Cruz son licenciadas en bellas artes, dibujantes y docentes de la Escuela de Animadores. También estuvieron en la cocina de este trabajo —como bien explican— pensado para rescatar esos dibujos producidos en taller y suspenderlos en las páginas de un libro. "El tiempo es un concepto que atraviesa la animación, es una idea que aparece en la historia: la de detenerlo para poder atrapar al ninja", coinciden las ilustradoras y Cecilia Tosoni, del área de comunicación de Cerovienticinco.
La historia en definitiva es una aprobada excusa para rescatar dibujos que les dieron vida a distintas animaciones durante diez años de trabajo. Un detalle: algunas ilustraciones reunidas en Ernestina y el ninja... son el resultado de dibujos de varios autores, siguiendo así la idea de producción colectiva.
Lorena y Leticia cuentan que se buscó que se valorara "lo sensible de los dibujos" realizados en clase por chicos que van desde los 9 a los 17 años, respetando las miradas que tienen de acuerdo a las edades: "En la animación es como que el dibujo pierde para que gane el audiovisual. Pensamos entonces cómo hacer para detener esas imágenes y se puedan ver. Y que además, dentro del libro, estuviera el concepto de animación pero desde otro lugar: no como lo que puede transmitir un manual de cómo hacer un dibujo animado o algo técnico".
"La apuesta es capturar, por un instante, la fugacidad del cuadro a cuadro. De la mano de Ernestina y de su capacidad para zambullirse en los pliegues del universo, espiamos el mundo de los animadores, directores del devenir sus personajes y peripecias, maestros del tiempo y del espacio", se lee a modo de presentación en la solapa de la producción literaria. Además de Lorena Méndez y Leticia Santa Cruz, trabajaron en la edición Juan Manuel Alonso y Lis Mondaini. El diseño es de Joaquina Parma.
Leticia y Lorena acuerdan que se trata de una obra para ser leída, porque tiene una historia, una narrativa, pero además "es un objeto artístico, sale de los parámetros tradicionales de lo que es un libro para chicos". Y sobre todo "es un libro para disfrutar" por chicos y no tanto: "Cuando lo lee un nene de doce años puede hacer una interpretación diferente a un adulto. La idea es disfrutarlo".
La Escuela de Animadores es un espacio de creación de dibujos animados para niños y jóvenes. Sus clases de formación anual son en la Isla de los Inventos, además de ofrecer encuentros cortos en los distintos barrios de la ciudad. Los trabajos de la Escuela pueden verse en el canal de youtube del Programa ceroveinticinco: www.youtube.com/programaceroveinticinco
Ernestina y el ninja... se consigue en el puesto de venta de la Editorial Municipal de Córdoba y Corrientes. También estarán disponibles en el cierre del ciclo 2017 de la Escuela de Animadores que será el próximo 6 de diciembre, a las 19.30, en La Ciudad de los Niños (Vélez Sársfield 164). En esta actividad se proyectararán los trabajos realizados por los alumnos que asistieron tanto a los cursos en la Isla de los Inventos como en los ofrecidos en el Distrito Sur al Centro de Salud Villa Manuelita, en el Centro de Salud Maiztegui, en el Centro Cultural Cine Diana, en el Centro Cultural Constancio C. Vigil y en la Vecinal Acera.
Por María Laura Cicerchia