Hay una receta que nunca falla para tener alumnos motivados: adultos apasionados por su trabajo. Haciendo honor a la mejor tradición de las hermanas Cossettini, un grupo de docentes de la escuela San José del barrio San Francisquito trabajaron con alumnos de sexto grado sobre la fauna local litoraleña, sus características y los peligros que corre por el desmonte, la caza furtiva y el mascotismo. Para eso se animaron a mezclar contenidos de naturales con matemática y sociales, ayudaron a los chicos a estudiar toda la teoría sobre cada especie y fueron luego a conocerlos de primera mano a la reserva Mundo Aparte, un pulmón verde que en la zona norte de Rosario oficia como lugar de refugio para animales locales víctimas de gomerazos, balas o tráfico de fauna.
Marcela Lugo, una de las maestras, lo explica así: "El proyecto de Mundo Aparte fue increíble, trabajamos el tema de la investigación para cada animal y lo relacionamos con todas las materias. Usamos mapas, los chicos hicieron inferencias y deducciones con cada animal. Esta experiencia a ellos les atravesó el cuerpo y siempre lo que te atraviesa el cuerpo y las emociones queda grabado en el conocimiento del niño".
Hubo planificación, muchas horas de trabajo y luego pura magia a la hora del encuentro entre los chicos y los animales, que en esa reserva viven lo más cerca posible de sus ritmos naturales para luego ser liberados —en la medida de lo posible— de vuelta a su hábitat. "El caudal empático que tienen los animales y los chicos es un misterio aún insondable para mí. Es algo que ya vivencié en el zoológico y no comprendo como en educación todavía no está explotada ésa área", señala Beba Linaro, a cargo de Mundo Aparte (Mundoaparte oficial, en Facebook) desde hace un buen puñado de años.
Linaro condensa en su propio recorrido vital ese encuentro entre dos mundos: el de la docencia y la naturaleza. "Que los chicos estén con los animales tiene que ver con todo, con nuestra realidad cotidiana. Porque aparte de conocerlos intelectualmente lo que hay que hacer con el animal es percibirlo, y es lo que han hecho. Los han incorporado a su vida diaria, a su pobreza, porque son chicos muy pobres", acota la ex directora del zoológico de Rosario.
Ese trabajo de los chicos lleno de experiencia práctica y salpicado con mucha teoría les permitió también ver de otra manera su propio territorio: su barrio. "Los alumnos relacionaron lo que vieron acá con lo que pasa en su propio barrio. Vamos a tratar de difundir este trabajo de las docentes porque es glorioso y me recuerda lo que se hizo en la Carrasco con las Cossettini. Todo esto tiene que ver con la no violencia y con desarmarnos por dentro y por fuera, con hacer ecología humana interna en esta era de la comunicación en la que a veces estamos más incomunicados que nunca", agrega Beba.
Los chicos
Se llaman Abril, Nerea, Amaris, Ariana, Melani, Pricila, Milton, Alex, Ian, tienen 11 y 12 años y dicen que con la visita a Mundo Aparte están "ATR" ("A Todo Ritmo"). Después de recorrer los senderos de la reserva (la visita pudo concretarse gracias a los aportes del programa provincial Ingenia) y de conocer gracias a las explicaciones de Margarita y Franco la historia y el presente de cada uno de los animales alojados en el predio, es tiempo de comer una hamburguesa, tomar algo fresco y asimilar todo lo visto.
"Nos gusta porque nos pudimos conectar con la naturaleza y entendimos y aprendimos muchas cosas. Por ejemplo que la hembra del gavilán es un 25 por ciento más grande que el macho y que son de diferentes colores. Son aves rapaces que cazan su propio alimento y que viven por acá", cuentan a coro con ganas de mostrar lo que aprendieron.
Otro de los animales estudiados y admirados es el puma, al que también le dicen —cuentan los chicos— "león americano". Hay dos ejemplares que llegaron allí depués de habaer sido separados de cachorros de su mamá, víctima de cazadores.
"Los pumas miden 2,4 metros de largo y su pelaje es dorado. Hay que cuidarlos mucho porque se pueden llegar a extingir", relatan. Una nena agrega: "Hermosa la visita, me encantó, los animales son hermosos, re lindos y tienen muchas capacidades. Yo no sabía que acá había pumas".
Zorros, coipos, lechuza viscachera, aguará popé, monos caí, búho de los campanarios, tortugas... cada cual fue estudiado en detalle por los chicos, que hicieron 11 presentaciones antes sus compañeros para compartir lo aprendido y exponer lo propio.
Las maestras
El trío de docentes a cargo del trabajo sobre fauna autóctona estuvo formado por la vicedirectora Lorena Acuña y las maestras Julieta Torres y Marcela Lugo, todas parte del equipo de la escuela San Jose de calle Cafferata y 27 de febrero a la que acuden en su gran mayoría chicos del barrio San Francisquito.
"Hacemos todo muy a pulmón y con mucha alegría encaramos cada actividad. En cada proyecto educativo nuestra idea es encontrar al niño con el objeto de estudio para que pueda acrecentar sus conocimientos partiendo del entusiasmo. Buscamos que los chicos se entusiasmen con los contenidos", explican las maestras, cuyo objetivo es además que luego esos contenidos sean reproducidos en cada familia "para enriquecer a toda una comunidad".
Un ejemplo concreto de esto tiene que ver con los pájaros heridos a gomerazos, una práctica que sigue siendo común con la cual muchas veces los chicos conviven en las veredas y las calles de diferentes barrios de la ciudad.
"En Mundo Aparte se encontraron con aves que ya no pueden volar por las heridas recibidas por gomeras. Esto les genera un aprendizaje que se lleva a la vida cotidiana, donde van a poder transmitir los valores de respeto a la naturaleza y de equilibrio de un ecosistema. Eso aprendieron hoy y esa es la idea, que lo que aprendan luego sea aplicable", señalan las docentes.
Julieta Torres, a cargo de matemáticas y naturales, detalla la metodología de trabajo: "Es un proyecto interdisciplinario y si bien hay un eje de naturales a partir de las distintas áreas tomamos distintos contenidos. Desde matemáticas adaptamos las situaciones problemáticas con datos de los animales. Por ejemplo ellos averiguaron que el gavilán hembra es un cuarto mayor que el macho y desde ahí trabajamos con fracciones".
Su colega Marcela Lugo destaca que se trata de alumnos en su mayoría con una población de padres de nivel social muy bajo y escaso poder adquisitivo que enfrentan situaciones duras en su casa y su barrio.
Ante esto, el proyecto de trabajar con Mundo Aparte resultó ser de una motivación "increíble". "Investigaron cada animal relacionándolo con todas las materias, con mapas, inferencias y deducciones", dice la maestra.
Huella espiritual
Hubo otro hilo conector en el encuentro entre chicos, maestros, animales y el equipo de Mundo Aparte: la memoria de San Francisco de Asís, el santo de los animales, tal vez el primer ecologista de la civilización occidental y autor del Cántico de las Criaturas, texto breve sobre la cual el Papa Francisco construyó la idea base del Laudato Si.
"Alabado seas, mi Señor, por la hermana nuestra madre tierra, la cual nos sostiene y gobierna y produce diversos frutos con coloridas flores y hierbas", dicen algunos de los versos de esa composición en italiano realizada según los estudiosos en el otoño de 1225. Sobre esa doctrina avanza el Laudato Si, que toma la idea de "Casa común" para referirse a un planeta que es de todos y que precisa del cuidado de todos.
"Nuestro patrono es San Francisco de Asís, que es el patrono de la ecología. Todo el proyecto fue atravesado por el mensaje de San Francisco, por eso decimos que fue un proyecto bien integrado que en más de una ocasión nos encontró llorando y emocionadas, porque así es la pasión que sentimos" explicaron las docentes, quienes encontraron en Mundo Aparte personas "tan apasionadas como nosotros en la escuela".
"Nos ponemos objetivos concretos que no queden en el papel, hoy tenemos chicos ligados a las pantallas y nosotras intentamos suscitar esto de maravillarse con las criaturas. Creemos que esa sensibilización es una de las labores importantes del maestro y de la gente de Mundo Aparte. Queremos darle otra mirada a los niños de hoy, que sientan lo maravilloso de hablar y poder transmitir con palabras lo que trabajamos" agregan las maestras.
Se termina la visita. Ya no quedan hamburguesas y se acerca la hora de volver al colectivo que los llevará de vuelta a su barrio. Pero un grupo de nenas se acerca con ganas de conversar un poco más. Y cuentan: "en mi barrio hay muchos que van con gomeras y les decimos que no las usen más, que los pájaros no les hicieron nada". Miran contentas las maestras. Misión cumplida.