El retorno de la paritaria nacional, el acento puesto en el nivel inicial,la lucha contra el hambre y la constitución de una dirección nacional que llevará la agenda de la educación sexual integral (ESI) fueron algunas de las primeras definiciones que adelantó de su gestión el ministro de Educación de la Nación, Nicolás Trotta.
Rector hasta la semana pasada de la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (Umet), Trotta será secundado en el Ministerio por un equipo de destacados especialistas, empezando por Adriana Puiggrós (secretaria de Educación), Jaime Perczyk (Secretario de Políticas Universiutarias), Gabriela Diker (secretaria de Evaluación Educativa) y Pablo Gentili (secretario de Políticas Internacionales).
A poco de jurar como nuevo ministro, Trotta dijo que uno de los "compromisos" es "convocar a la paritaria nacional docente", y lograr que la educación esté "presente en la cotidianidad de nuestras vidas", a través de los contenidos que se generarán con el redireccionamiento del dinero de la pauta oficial. Y que se está "constituyendo una dirección nacional que va a asumir" la aplicación de la Educación Sexual Integral en las escuelas.
Parte de su ideario Trotta lo expuso a fines de octubre en la Universidad Pedagógica Nacional (Unipe), cuando integró un panel durante la presentación de El Atlas de la educación, una producción de la Unipe y Le Monde diplomatique. En su intervención —de unos 15 minutos y disponible en YouTube— Trotta invitó a pensar cómo la humanidad había avanzado en su lucha contra la pobreza y el hambre, aunque a la par persisten y se afianzan los niveles de desigualdad". Y sumó a esto el consenso que existe respecto de que la educación "es una herramienta válida para romper esos esquemas de profunda desigualdad, en un país donde conviven muchas argentinas dentro de la propia Argentina".
Destacó incluso que ese consenso es un discurso adoptado inclusive por quienes gestionaron el sistema durante los cuatro años del macrismo, "aunque no necesariamente sus palabras se relacionan con el diseño y la instrumentación de las políticas educativas". Porque "moldear la sociedad, en una realidad donde más de la mitad de nuestros niñas, niños y adolescentes están por debajo de la línea de pobreza, demanda consensos profundos relacionados a la inversión educativa, que claramente ha descendido". Durante su intervención resaltó además "lo difícil de imaginar la construcción de los consensos que la transformación de nuestra educación demanda si se inicia a partir de la descalificación del otro". Una realidad que, apuntó, se vio patente durante la gestión macrista en "su política confrontativa" con los sindicatos docentes.
En otro tramo, instó a preguntarse qué modelo educativo hay que diseñar para revertir las desigualdades, y romper "asimetrías". Propuso entonces "federalizar las políticas educativas", con un "rol central del Consejo Federal de Educación".