La invitación comenzó a circular por redes sociales y WhatsApp con un mensaje que es toda una declaración de principios: “Haciendo historia, entramando sueños, mirando el mundo con ojos nuevos... Alojando amorosamente las infancias en un jardín de infantes público que enseña, resiste y sueña”. Así se presentan desde el Jardín N°1 Alida Charro, que este viernes a partir de las 10 festejará sus 50 años de vida. Habrá una celebración al aire libre, con música y juegos.
Esta mañana se realizará un acto protocolar, pero sobre todo será una fiesta pensada para el disfrute de las infancias. Bien enfrente de la escuela, en el parque Alem, se montará un escenario prestado por la “escuela hermana” N° 116 Santiago del Estero, donde la Banda Maestra —conformada por docentes— compartirá un espectáculo de música.
Pero lo de esta mañana en rigor es el cierre de una serie de actividades, que incluyó la visita de las directoras y docentes históricas de los últimos 25 años. Un emotivo reencuentro repleto de anécdotas que habla de una historia y de un modo de hacer en el barrio. Para las celebraciones también sumaron un curso de capacitación por el derecho al juego y la expresión realizado junto con Amsafé provincial. Y esta semana hubo una jornada recreativa para las nenas y los nenes de la mano de los profesores del Centro de Educación Física (CEF) Nº 13.
“Venimos celebrando de distintos modos y con un posicionamiento pedagógico e ideológico. Porque es capacitarnos para seguir andando”, dijo a La Capital la directora Andrea Fernández, quien junto con Adriana Tosca conduce la institución de la zona norte rosarina. La directora y vice están desde 2018 al frente de la institución. Un trabajo en equipo que Fernández destaca como clave para sostener el proyecto.
El juego como derecho
Ubicado en Ferreyra 1348 bis, bien enfrente del parque Alem, al jardín asisten unos 210 niños y niñas, desde sala de 3 a sala de 5, sobre todo de Arroyito y de barrio Sarmiento, pero también hay algunos que vienen de Ludueña, Empalme Graneros y Casiano Casas.
“Estos 50 años de la institución —dice Fernández— los atravesamos con la convicción de que tenemos que seguir siendo garantes de derechos para las infancias. Esa es nuestra tarea, siempre centrada en lo lúdico y en lo pedagógico. Podemos acompañar, contener y asistir, pero sin perder de vista que somos una institución educativa que enseña a través del juego. Y esta potencia que no es menor en este momento”.
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Foto: Celina Mutti Lovera / La Capital
La directora habla una y otra de vez de la importancia del juego. Pero no desde una mirada naif, sino del derecho que tienen los niños y las niñas a aprender en un territorio lúdico. El juego como una experiencia vital, como sostiene el pedagogo italiano Francesco Tonucci. El juego con otros y con los cuerpos: “El convocar a jugar —dijo— es fundamental porque vemos que niñas y niños entienden mucho el juego con la pantalla. Por eso hay que enseñar a jugar y que atraviesen la experiencia infantil, el encuentro con el otro u otra al que tengo que pedirle permiso, compartir el baldecito, cuidar de no mojarlo o respetar una regla. El acuerdo es fundamental para jugar y eso es un aprendizaje que sirve para la vida”.