Para muchos la salud es simplemente ausencia de enfermedad, para otros es mucho mas que eso. Así lo entienden en el Laboratorio Cultural Carrasco, el lugar que desde hace seis años crea espacios de encuentro donde el arte, los aprendizajes y la expresión en todas sus formas son claves para el buen vivir, y en muchas oportunidades tienen efectos terapéuticos.
¿Qué es Laboratorio Cultural Carrasco? Se trata del espacio recreativo que funciona en las instalaciones del hospital de Avellaneda al 1400, y depende del la Dirección General de Promoción y Cuidado de la Salud Colectiva, del municipio rosarino. Una iniciativa cultural que con fuerte apoyo de las autoridades del hospital ofrece ocho talleres gratuitos en distintas disciplinas, abiertos a pacientes internados, ambulatorios, vecinos del barrio y trabajadores de la institución.
Para comprender el quehacer del laboratorio es clave revisar los conceptos de salud y enfermedad. El coordinador del espacio es Julio Minuchi, licenciado en nutrición, director teatral y creador de “Arte en Salud”, el antecedente directo de esta iniciativa en la ciudad. En diálogo con La Capital, Minuchi explica que si se analiza el término salud desde una visión hegemónica convencional se entiende que ésta es simplemente la ausencia de enfermedad, en cambio para quienes trabajan en el laboratorio la idea de salud va mucho más allá: “Nosotros pretendemos trabajar en las fronteras, como algo que une, entre cultura y salud. Entendemos la cultura como lo que producimos y tratamos de ocuparnos de lo que está antes y va más allá de un síntoma, cuáles son las condiciones generales de vida que yo tengo que hicieron que sane o que enferme. Y en todo caso, cuando aparece una patología, cómo puedo convivir con ella y hacer que no ocupe el cien por ciento de mi vida, cómo lograr un mejor vivir”.
A pesar de la patología
Otras de las ideas que destaca el coordinador es la importancia de entender que la patología no define a la persona, sino que por el contrario quien la sobrelleva es mucho más que eso: “Acá en el hospital tenemos un grupo de teatro que se armó a partir de pacientes con diabetes. Al principio quienes participaban decían «yo soy diabético», hubo que hacer un laburo de mucho tiempo para concientizar a la persona que convive con una patología, que en este caso es la diabetes, que es mucho mas que eso”.
En los talleres que ofrece el laboratorio el objetivo es explorar el potencial creador que cada uno tiene, y si se trata de personas con alguna enfermedad, la idea es que comprueben que pueden a pesar de la patología que tengan que sobrellevar.
Talleres de radio, yoga, guitarra, tai chi y chi kung, expresión corporal, palabreando y fogones de palabras son los espacios que brinda el laboratorio y aportan al buen vivir de quienes se acercan a experimentar en ellos. A la pregunta de si cumplen una función terapéutica, Minuchi responde que por definición no fueron creados para ese fin, pero que sí han comprobado que en sus efectos muchas veces lo son, y hay variedad de anécdotas que lo certifican. “Hace un tiempo, una persona que había tenido un ACV (accidente cerebrovascular) fue atendida en el hospital y se incorporó a un taller de arte y pintura. Al año, el avance que esta persona presentaba en la motricidad fina de sus manos fue tremendo, y eso lo logró empuñando un pincel. No es que se puso a pintar para recuperar la motricidad, ese resultado lo puedo apreciar luego con sus médicos. También pasaron por el laboratorio personas con graves problemas respiratorios que empezaron a practicar las técnicas del tai chi, que le permitió a una de esas personas dejar la mochila de oxígeno con la que teóricamente iba a vivir el resto de su vida”, cuenta el coordinador.
Espacios de salud
El actual Hospital Carrasco nace como Casa de Aislamiento en 1897. En aquel entonces era el único establecimiento público destinado a personas afectadas por enfermedades infectocontagiosas, como la lepra y la tuberculosis, entre otras patologías que aterraban a la comunidad. Una historia que dejó cierto estigma y produce miedo en muchas personas. “A veces a los talleres se acercan vecinos que dicen «yo jamás había entrado a este hospital, no tiene nada que ver con lo que imaginaba». Estamos tratando de romper esos muros de miedo y de desconfianza de pensar «uy, si me meto en el hospital me voy a enfermar», porque es todo lo contrario, las personas que entran en el hospital va a encontrar espacios de salud”, dice el coordinador.
Actualmente el laboratorio ofrece ocho talleres de diversas disciplinas que convocan de manera conjunta a pacientes ambulatorios e internados, trabajadoras, trabajadores, vecinas y vecinos del hospital. En este ofrecimiento abierto a la comunidad, subyace una idea de salud como construcción colectiva, “porque todos y todas las que convivimos podemos intervenir a la hora de mejorar la salud del otro, por eso apuntamos a que los espacios sean de encuentro, mediatizados en mayor o menor medida por lo artístico”.
Los fogones de palabras merecen una mención especial, por ser el espacio de participación más integrado. Este taller se realiza cerca de las salas de internación, y cuando el tiempo lo permite se realiza en el parque del hospital y los enfermeros y médicos colaboran para que las personas internadas que tienen dificultades para movilizarse participen del encuentro. Se llama fogones de la palabras porque la excusa para juntarse es la palabra y la intención de hacerla circular. La actividad es coordinada por los miembros de la Biblioteca Popular Estrada, que a veces trabajan a partir de la lectura y a veces proponen componer un texto colectivamente.
Todos las actividades del Laboratorio Cultural Carrasco son libres y gratuitas. Las personas interesadas pueden escribir a labcultcarrasco@rosario.gob.ar, llamar al 4804155 interno 228 o dirigirse a las instalaciones del hospital (Avellaneda 1402), de lunes a viernes de 8 a 14.