Recibir por correo una carta, abrir un sobre y preguntarse quién escribe son experiencias que adolescentes de 17 y 18 años nunca imaginaron entre tanta virtualidad. La Escuela Particular Nº 1.029 Madre Cabrini propuso a sus docentes escribir cartas cuyos destinatarios fueran los alumnos y las alumnas que este año finalizan la secundaria.
“Quisimos llegar a cada alumno y alumna para decirles que son importantes, que los extrañamos, que pensamos en ellos, que nos angustia su angustia y su incertidumbre. Que siempre estamos y vamos a estar del otro lado para darles ese abrazo esperado, esa mirada que comprende, ese corazón que abraza”, cuenta la preceptora Karina Salvador en la coordinación de esta valiosa experiencia que llevaron adelante durante el mes de julio.
Participaron veinte docentes de distintas áreas, destinando tiempo en sus casas para escribir una o varias cartas a quienes este año terminan otra etapa de sus vidas. En medio de tanta virtualidad y haciéndolos partícipes de una vivencia desconocida por su generación, setenta alumnos y alumnas de 5º año recibieron el manuscrito por Correo Argentino.
“¡Ojalá ésta sea una linda sorpresa para vos! Junto con los profesores, preceptores y directivos, pensamos una manera de poder acercarnos a 5º año, y se nos ocurrió este mimo. Una carta escrita a mano y que llegue a cada uno de ustedes”. Con estas palabras, la profesora de educación física Cecilia Gallegos comienza su carta dedicada a la alumna Irina Grech.
“Sabemos muy bien que estos tiempos son difíciles, más cuando había muchos planes para un año escolar tan especial pero no queremos que deje de serlo, por supuesto que de otra manera”, continúa el escrito.
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La profesora Cecilia Gallegos escribió desde su casa cartas de puño y letra para sus alumnos de quinto año.
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"Las cartas son algo mu personal y la profe Cecilia logró hacerme sentir querida y acompañada", dijo Irina Grech.
Sentirlos más cerca
Con la intención de continuar de alguna manera vinculados a la escuela durante el receso invernal, las cartas comenzaron a llegar a mediados de julio y también sorprendió a las familias. La idea surgió de la directora María Gabriela Banchio, recordando una experiencia en sus años de alumna en la institución, cuando intercambiaban cartas con estudiantes de otras escuelas de Cabrini del país con el ánimo de encontrarse en un mismo carisma. “En la búsqueda de un encuentro más cercano del que las pantallas a veces nos permiten, logramos sorprenderlos. Las docentes además recuperaron un hábito que creían perdido, una linda oportunidad para decirles que los extrañan y contarles cosas, pensando en alguien que hace tiempo que no ven”, destaca la directora.
La invitación a escribir una carta se hizo extensiva a todo el personal docente del nivel secundario, vinculados en estos años con los chicos y las chicas que hoy terminan la escuela. La preceptora destaca además que en el remitente figuraba el nombre de la docente que escribió la carta junto a la dirección de la escuela, sugiriendo de esta manera a los y las adolescentes a contestar esa carta. “Al principio, algunas profesoras no se animaban pero cuando recibieron mensajes de agradecimiento de parte de varios estudiantes, se sintieron reconocidas y contentas de su participación en este proyecto”, destaca Karina Salvador.
Quisimos llegar a cada uno para decirles que siempre vamos a estar del otro lado para darles ese abrazo esperado, esa mirada que comprende"
En el grupo de WhatsApp llamado “Cartas a la 2020” integrado por directivos, profesores y preceptores, se publicó una grilla con los nombres de los alumnos y las alumnas de 5º año de las tres especialidades: economía y administración, ciencias naturales y comunicación. “Algunos docentes elegían a quien escribirle por empatía, por la historia de ese alumno y su participación en la vida escolar; otros en cambio, no tenían preferencia por el destinatario”. En este espacio, las docentes también compartieron fotos y algunos comentarios de la recepción de las cartas.
Como preceptora y en este vínculo cercano que establece a diario con estudiantes, Salvador reflexiona sobre la mirada que tienen de la realidad que genera enojo, angustia, incertidumbre, comodidad, esperanza, miedo. “Los adolescentes, al igual que la mayoría de nosotros, transitan este tiempo entre emociones y sentimientos encontrados. En un primer momento todo fue atractivo, innovador, la escuela fuera de «la escuela», desafiante y renovador. Hasta que nos dimos cuenta que estas nuevas formas no reemplazaban el lugar de encuentro y todo lo que vivimos en la escuela con abrazos, miradas y espacios para estar”.
“Este grupo que pronto egresará de la escuela siente que le «robaron» su último año, una vivencia que proyectaron desde hace mucho”, continúa. Esto incluye el viaje de estudios, los actos escolares y los primeros cumpleaños de 18 que empezaron a celebrarse por Zoom. “Algunos quieren volver a la escuela pero tienen dudas, temores y no les resulta atractiva la forma propuesta de volver. Se sienten más seguros en sus casas, cómodos en sus habitaciones, sin horarios, mucho pijama, experimentando una vida mucho más virtual que real pero que no siempre les resulta atractiva”, señala Salvador.
Sentarse a escribir
La preceptora relata su experiencia en esta actividad que enseguida la entusiasmó y la sacó por un rato de la rutina en línea. “Siento que fue un desafío y un momento para pensar que les gustaría recibir en esa carta. Luego vino el ritual de comprar el sobre, tomar un papel, sentarme a escribir y salir camino al correo. Todo ésto significó destinar un tiempo con una sonrisa hacia ellos”.
En esta propuesta inspirada en escribirle a alguien que hace mucho que no ven y que extrañan, las docentes también expresaron sus sentimientos, cómo estaban y qué significaba para ellas este tiempo sin encuentro presencial. Una carta como nexo entre dos personas, más allá del lugar que cada uno ocupa dentro del ámbito escolar, pensando en el último año de secundario y ante la desilusión de aquellas cosas que no fueron posibles.
“Esta experiencia nos deja en claro como educadoras que no hay excusas cuando se quiere estar cerca, cuando la ternura le gana al aislamiento; poniendo en valor a veces recursos olvidados o transformados para sorprender y comunicar. Las respuestas hacia las docentes fueron muy cálidas y un mimo para el alma en tiempos donde estamos olvidando el valor del educador”, finalizó la preceptora de quinto año.
Fue lindo encontrarme con esta carta. Me hizo muy bien porque no siempre logramos ver el apoyo que hay detrás de la pantalla"
Un gesto para atesorar
Desde la escuela manifiestan que recibir una carta en su casa y escrita por una profesora despertó asombro y agradecimiento, y en otros casos desinterés. Algunos estudiantes reconocieron este gesto a través de mensajes de WhatsApp, correo electrónico o publicaciones en Classroom. También están quienes no encuentran quizás las palabras para expresarse y quienes prometen sentarse a escribir y dar respuesta a esa correspondencia recibida.
“Pienso que las cartas son algo muy personal y la profe Cecilia logró con palabras motivadoras y de aliento hacerme sentir querida, valorada y acompañada en esta etapa que estamos viviendo”, agradece Irina.
También Brunella Dinolfo, otras de las chicas de 5º, recuerda que cuando llegó la carta a su casa estaba durmiendo. “Mis papás enseguida me despertaron sorprendidos, pensando que era algo urgente. Fue muy lindo encontrarme con esta carta escrita por mi preceptora. En esta cuarentena que atravesamos solos en casa me hizo bien porque no siempre logramos ver el apoyo que tenemos detrás de la pantalla. Ya me comuniqué con ella para avisarle que llegó la carta y también que tengo intenciones de responder pronto. Eso de ver cuando llega es algo raro porque tiene otros tiempos que el WhatsApp”, admite. La estudiante desea que otras escuelas incorporen también el envío de cartas. “El Classroom y las videollamadas suelen ser frías pero cuando recibís algo escrito a mano, nos acerca y hace muy bien al corazón”, valora Brunella.