“Esto te destruye”, dijo ayer Jorge, parado en la puerta de su casa de Laferrere 4768, sin poder encontrar explicación al ataque que su propio perro pitbull le propinó a su pareja, Gabriela Arcadigni, causándole heridas gravísimas que la mantienen internada en coma farmacológico y con asistencia mecánica respiratoria. “Lo tengo hace más de seis años, desde cachorro, y cualquiera te puede decir que nunca hizo nada, que lo largábamos a la puerta, que jugaba con mis hijos y mis sobrinos, y nunca le hizo daño a nadie”, aseguró el hombre. Si bien ayer el animal aún estaba en la casa, Jorge no dudó en decir: “Yo no lo quiero más conmigo, me da miedo”.
La casa donde el jueves la mujer de 48 años fue atacada está en plena zona sur, a pocos metros de complejo Fonavi de Grandoli y Gutiérrez, y frente a la cancha de fútbol del Club Abanderado Grandoli —o Centro de Educación Fisica Nº 8—, la misma donde Lionel Messi empezó a jugar. Allí vive Jorge, empleado metalúgirco y padre de tres hijos de 4, 8 y 22 años. En pareja con el hombre desde hacía dos años, allí estaba habitualmente Gabriela, mamá de dos hijos, de 16 y 21 años, y dueña de un comercio.
“Estaba siempre con nosotros e incluso el perro la festejaba cada vez que ella llegaba, y lo quería mucho. No era la primera vez que ella se quedaba sola con el animal, porque yo me iba a trabajar temprano y ella quedaba un rato más en casa”, explicó el hombre, que no encontraba respuestas. “No puedo entender qué fue lo que pasó, si mi hijo de cuatro años le daba de comer en la boca”, insistió.
El ataque. En el momento del ataque, Gabriela estaba sola en la vivienda. “Llegué y toqué la puerta, como no me atendía nadie, entré por la ventana y ahí la encontré tirada”, relató Jorge sobre cómo él mismo encontró a su pareja herida por el animal dentro de la vivienda.
Desde allí, la llevaron al Hospital Roque Sáenz Peña y horas después, por la gravedad de su cuadro, la mujer fue trasladada al Hospital de Emergencias Clemente Alvarez (Heca), donde ingresó con fractura de cráneo, pérdida de masa encefálica y serias heridas en el rostro, y donde continúa internada en grave estado.
“Ahora, después de las seis nos van a dar otro parte médico, así que estamos esperando para ir al hospital”, comentó Andrés, sobrino de Jorge, quien ayer acompañaba al hombre en la casa de zona sur.
El animal. Todos insistieron, incluso así lo aseguraron los vecinos, que el perro pitbull “nunca” había atacado a nadie desde que llegó hace más de seis años. “Me lo regalaron”, contó Jorge, que ya no quiere saber nada con tenerlo en su casa.
Destrucción. “Esto te destruye, Gabriela es la persona que amo”, dijo sin ocultar su angustia, y aseguró “ya lo habría sacado de acá si hubiera sabido que iba a pasar una cosa como ésta, con ella o con cualquier otra persona”.
Jorge afirmó que tanto de la comisaría 11ª, que es la que corresponde a su barrio, como desde el Instituto Municipal de Salud Animal (Imusa) le dijeron que tenía que “esperar”. Sin embargo, la titular de la repartición municipal, Diana Bonifacio, confirmó a La Capital que el hombre se comunicó telefónicamente, pero no terminó de dar sus datos.
Lo cierto es que ayer Baltazar, el pitbull de seis años, continuaba en la vivienda de zona sur, con su dueño, el sobrino y varios chicos de la familia. “Así estuvo siempre, entre todos; nunca lo tuvimos para pelear, sino como mascota y nunca le hizo nada a nadie. Pero no lo quiero más conmigo, me da miedo”, repitió.