¿Y dónde están los gendarmes?

"Hace rato que no se los ve más. Estuvieron algo menos de un mes y desaparecieron". Adrián D'Alessandro, presidente de la Asociación Amigos del Parque Independencia, confirma que ya no hay más parejas de gendarmes a caballo patrullando el mayor espacio verde de la ciudad. Duraron alrededor de un mes, desde fines de septiembre pasado hasta la última semana de octubre. Luego se esfumaron, tanto los animales como sus jinetes. Que los gobiernos realicen anuncios rimbombantes (hasta con maquetas o presentaciones en PowerPoint) y luego no los cumplan ya es parte del folklore político argentino. Lo preocupante es que esto ocurra con un tema tan sensible como la seguridad, que si bien es de competencia principalmente provincial (que ha ido de fracaso en fracaso), la Nación también tiene su responsabilidad. Es que estos efectivos eran parte del despliegue de fuerzas federales en la ciudad, que habían llegado en el marco del convenio que el gobierno provincial había suscripto el pasado 12 de septiembre con su par nacional. El objetivo era bajar los crecientes hechos delictivos y violentos, que dieron lugar a masivas protestas frente a los Tribunales y la sede local de la Gobernación.

"Que se quede tranquila la gente, que van a ser muchos los gendarmes que lleguen a Rosario. Antes de fin de mes habrá agentes de las cuatro fuerzas federales", aseguró el 16 de septiembre pasado la ministra Patricia Bullrich. Pero cuando se le preguntó en ese momento cuántos efectivos enviaría el gobierno nacional, se molestó: "No lo vamos a decir". Oficialmente el tema de la cantidad se guardó como si fuera un secreto de Estado. Pero diversos funcionarios dejaron trascender números: primero hablaron de la llegada de 3.000 efectivos federales a toda la provincia, luego bajaron a 2.000, 1.500... Al día de hoy el número sigue siendo una incógnita. En el Concejo hablan de que el Ministerio de Seguridad les envió un mapa donde Rosario aparece señalada con "1.357 gendarmes". Pero sea cual sea el número, no están patrullando los barrios. Sólo se encuentran apostados en algunas rutas de acceso a la ciudad.

Esta situación la confirma el concejal Diego Giuliano, presidente de la comisión de Seguridad: "Los vecinos de todos los barrios nos dicen que no se los ve. La impresión de ellos es que la Gendarmería no está, y la nuestra es la misma". "Capaz que están camuflados", ironiza. Y advierte que en la ciudad "no bajaron la violencia ni los delitos".

En el mismo sentido se había quejado el 23 de noviembre pasado el ex mandatario Antonio Bonfatti: "No veo fuerzas federales en la provincia. Hay que levantar la voz, pero entiendo la precaución de Lifschitz", concedió. Esa "precaución" de la que habla Bonfatti es el precio que decidió pagar el gobernador para mantener al menos en esta etapa una relación más armoniosa con Macri. Así, el presidente cambió radicalmente su opinión sobre Lifschitz. En julio había dicho que "es el gobernador que tiene menos vocación para coordinar y trabajar en equipo". Pero el último jueves mutó de parecer: "Ahora sintonizamos con Lifschitz y tenemos un único discurso".

Al margen: hace ruido que el primer mandatario haya hecho referencia al inquietante concepto de "pensamiento único" dándole un valor positivo a que se imponga un "único discurso", cuando esa fue justamente una de las fuertes críticas que recibió el kirchnerismo. Pero el dato es objetivo, así lo dijo.