Tres meses después de ser detenido por el hallazgo de varias armas su casa, un cerrajero del barrio Santa Lucía tuvo que apelar una vez más a sus credenciales como coleccionista para explicar la razón del acopio. Aquella vez la policía había allanado su casa mientras buscaba una radio robada a un taxista y, en lugar de eso, encontró una gran variedad de armas largas y decenas de municiones en vitrinas de exhibición. Entonces el hombre enseguida recuperó la libertad y debieron devolverle la colección. Ahora, la razón del nuevo procedimiento es que su novia lo denunció por amenazas y una vez más marcharon él y sus armas a la comisaría del barrio. Sin embargo, en una audiencia imputativa realizada ayer mismo demostró la procedencia de las armas y sólo quedó implicado por la denuncia de violencia de género.
En noviembre pasado Néstor Mariano K. pidió hablar con este diario para contar una historia de la que había sido protagonista el 5 de ese mes, cuando la policía lo llevó detenido acusado de poseer un "arsenal"en su casa del Pasaje 1707 al 7500, unos metros al oeste de la avenida de Circunvalación, entre Ituzaingó y Cerrito, en la entrada al barrio Santa Lucía. Allí vive con su hijo de 12 años y atiende una cerrajería.
Guardadas. "Mis armas son de colección, estaban en perfecto estado y guardadas en armeros, no tiradas bajo la cama ni en ningún escondite", dijo a este diario en la nota que salió publicada el 14 de noviembre bajo el título "Fueron por armas ilegales y se llevaron una colección". Entonces la policía reportó el hallazgo de 13 armas de diversos calibres y una granada de mano en el marco de un allanamiento ordenado por el juzgado de Instrucción 5 y ejecutado por la subcomisaría 22ª. Buscaban a un hombre apodado "Gringo" y el cerrajero cree que lo confundieron por ser rubio y de aspecto nórdico.
El hombre, que además es cinturón negro de judo e instructor en esa disciplina, se defendió así del operativo y planteó que la difusión del caso le provocó una merma de clientes en su cerrajería. En breve recuperó la libertad y debieron restituirle la mayor parte del armamento, aunque quedó una causa penal abierta. Entonces afirmó ser legítimo usuario tanto para modelos de guerra como de uso civil. E indicó que no le habían devuelto las piezas más antiguas, con fechas de fabricación previas a 1870, que no requieren licencias. "Como buen coleccionista tengo todo en regla", planteó, y exhibió el carné que tramitó a los 28 años en la Asociación Argentina de Coleccionistas de Armas y Municiones.
De nuevo. El motivo por el que este fin de semana volvió a quedar preso y acusado otra vez por la tenencia de las armas tuvo otro origen. El domingo su novia llamó al 911 para denunciar que, en medio de una discusión doméstica, K. la amenazó con una pistola. Cuando los policías de la sub 22ª llegaron al domicilio, reportaron haber hallado siete armas de fuego, varios cartuchos y la réplica de una granada. Según se informó, encontraron allí una pistola calibre 45 Bersa Minithunder con dos cargadores, un pistolón de 25 centímetros de caño calibre 14, una carabina calibre 22 con mira telescópica, otra carabina calibre 22, una escopeta Winchester, un fusil Mauser calibre 7.62 con mira telescópica y municiones de distinto calibre.
Así, el cerrajero llegó detenido y acusado de una amenaza con arma y de la tenencia ilegal de armas a una audiencia imputativa que requirió el fiscal Patricio Serjal, de la flamante Unidad de Flagrancia y Turnos. La medida arrancó a las 9.30 de ayer y fue presidida por la jueza Roxana Bernardelli. Finalmente el hombre recuperó la libertad y sólo quedó implicado por la denuncia de violencia de género.
Usuario legítimo. El defensor de K., Juan Ubiedo, señaló a este diario que en medio de un receso las partes acordaron modificar la acusación por el delito de amenazas simples, tras demostrarse que el armamento en poder del imputado eran piezas de colección. "Se le otorgó la libertad con una restricción de acercarse a 200 metros de la casa de la supuesta víctima", dijo el profesional, para quien "la denuncia deberá comprobarse. Tenemos forma de demostrar que se intentó perjudicarlo".
Más allá de cómo prosiga esa causa, Ubiedo cuestionó que el personal policial no informara a la fiscalía actuante que se trataba del mismo coleccionista detenido en noviembre. "Se demostró que es usuario legítimo, que la granada era una réplica y que son las mismas armas que le habían devuelto antes", remarcó el defensor, e indicó que en la causa previa su cliente no fue citado a indagatoria.