Estaba dentro de lo previsto. Pero duele. Es que la selección argentina maculina de vóley debutó con un traspié ante Bulgaria por 3 a 1 (28-26, 25-23, 20-25 y 25-23), por el Grupo D de la Ronda Final de la Liga Mundial, que se disputa en Mar del Plata. Quizás lo que más cueste asimilar es que fue una caída que bien pudo evitarse si en especial no se hubiese fallado en los cierres de los diferentes sets.
El resultado adverso deja al seleccionado con la obligación de levantarse en la última fecha contra Italia, para tener chance de clasificar a las semifinales como uno de los dos mejores del grupo.
A medida que Argentina fue construyendo una pared sobre la red, con las manos del obrero rosarino Sebastián Solé, el local se distanció en el primer set tras un inicio dubitativo. En esos pasajes, Quiroga se mostró activó y dañó con sus impactos, bien abastecido por De Cecco. La contribución búlgara: 9 saques regalados.
Pero en los momentos cruciales, Argentina bajó su nivel y el búlgaro Todor Skrimov sumó para los europeos. Los ataques albicelestes perdieron efectividad y apenas fue Solé el único que anotó, siempre por el centro.
Ese declive le costó a la Argentina el primer set: 26-28. Y el desconcierto se profundizó en los primeros puntos del segundo. Lo jugó siempre desde atrás, logrando cada punto con esfuerzo, producto de una floja recepción.
Cuando el rosarino Bruno Romanutti volvió a chocar con las manos búlgaras, señal de que su juego no era el mismo de un rato antes, entró Iván Castellani y tuvo un par de ataques acertados (lo mejor de él llegaría después). Pero el que se puso el equipo al hombro siempre fue Quiroga, inteligente para meter pelotas del otro lado.
Casi como una repetición de lo sucedido en el set anterior, Argentina lo dejó escapar. Ganaba 20-19 y se le fue por 25-23. No tuvo el aplomo necesario en esos instantes cumbres y Tsvetan Sokolov, en una de las tantas, dejó mirando a la defensa argentina en el punto decisivo.
Los aciertos de Castellani y la continuidad de Quiroga, más la regularidad de Solé y Pablo Crer, el tercer rosarino que estuvo en cancha, reanimaron a la Argentina en el tercer set, aunque Sokolov continuó siendo un fuerte dolor de cabeza. Jamás lo llegaron a bloquear.
Un par de ace seguidos del armador De Cecco pusieron el marcador 18-14 y encaminaron al conjunto que dirige Javier Weber a la conquista de ese parcial, por 25-20.
Argentina se reanimó y siguió prendido. Hubo fallas, como un saque que jamás exigió con potencia, o la mencionada endeblez para recibir y hasta dificultades en el bloqueo. Pese a esas flaquezas, estuvo ahí, aunque no fue suficiente y el cuarto set selló su destino.