Hernán Villalba volvió a la titularidad debido a la ausencia obligada de Diego Mateo, quien no pudo jugar anoche en el Coloso por acumulación de amarillas. El Mudo estuvo a la altura del desafío y cumplió con su habitual oficio y aplomo su tarea de ser el único volante relacionado a las tareas de contención.
Villalba fue una de las figura del equipo que lideraba el Tata Martino y que coronó su ciclo con el título en el torneo anterior. Después una lesión le jugó una mala pasada y tardo más de lo pensado en retornar. Tanto tardó que Mateo la ganó la pulseada en el escalafón de prioridades de Berti, y ahora la está remando desde atrás para poder ser otra vez un valor de aporte entre los titulares rojinegros.
Si bien todavía le falta algo de ritmo, por una cuestión lógica rodaje, Villalba fue el patrón del medio juego, siempre atento a lo que lo rodeaba, emanando sensación de seguridad.
Es cierto que no lo exigieron mucho, se metió entre los centrales cuando la salida rojinegra lo ameritaba, y también supo adelantarse cuando la ocasión lo requería.
El pibe Lanzini no incidió nunca en el desarrollo de juego y no complicó para nada, y ese fue un mérito evidente del 33 que saltó al ruedo con las mismas virtudes que conquistaron al hincha leproso.
Después de lo de ayer, queda claro que la lucha por ese puesto sigue abierta, que Newell's tiene dos candidatos de vital importancia para cumplir ese rol.
Por Nicolás Maggi