¿Un blog? ¿Para qué? ¿Para que lea quién? ¿Para que cualquier desconocido se
entere de las pavadas que a mí se me ocurren? Era un argumento irrebatible hasta que aflojé un poco
y empecé uno. Fue mi mayor perdición: me convertí en un adicto irrecuperable.
Mi vida como bloguero empezó con unas inocentes visitas a algunas bitácoras que
me parecían interesantes. Terminé adoptando un cliente de RSS gratuito, el
Awasu para organizar mejor una
lista interminable. Las suscripciones vía RSS son un método
más simple de
lo que parece y ahorra tiempo: tengo todos mis blogs favoritos organizados en un solo
programa y solamente leo las entradas que me parecen interesantes.
Las aficiones más extrañas e incomprensibles encontraron en los blogs un lugar
que no existía antes de internet. Desde un coleccionista de paraguas hasta un fanático de Star Trek
o un fotógrafo que acumula centenares de imágenes de mujeres durmiendo, ahora todos esos
freaks (los españoles les llaman
frikis) llevan su pasión a la web y se encuentran de manera virtual como otros seres
extravagantes que comparten sus gustos. Hay otros más serios, claro, con noticias sobre algún
rincón escondido del planeta, y hay miles de blogs con poesías mediocres. Millones, sin exagerar.
¿Será que el noventa por ciento los blogueros tiene aspiraciones de poeta?
Así fue que encontré mi propio tema y creé mi primera bitácora. Y en seguida
surgió otro motivo para encarar una nueva. Ya tengo diez blogs en la web y cada cosa que me ocurre
amenaza con convertirse en otro más.
El comienzo es algo decepcionante: no hay visitas. Los amigos y parientes se
cansan rápido de nuestras excéntricas ocurrencias y es bastante frustrante escribir para que nadie
lea. Pero el mejor camino para generar tráfico es, de una vez por todas, dejar comentarios en los
blogs que uno visita. Cada comentario
firmado tiene un vínculo al blog del autor, y se logra un ida y vuelta interesante, además
de que algún lector del otro blog puede llegar a encontrar interesante lo que nosotros posteamos.
No existe nada más parecido a la felicidad que encontrar el primer comentario en la bitácora
propia.
Lo más habitual es encontrar blogs sobre las pequeñas cosas que le ocurren a
personas ignotas en cualquier lugar del mundo, aunque también son muchos los que postean sus
propios cuentos o los que suben sus fotografías más interesantes, los llamados flogs (acrónimo de
fotolog). Pero la lista de los blogs más curiosos es prácticamente infinita.
Está el blog con las
formas más extrañas de morir y
el de la historia de una enfermedad. Hay de pasatiempos bizarros, de comentarios de películas y
hasta uno de
carteles indicadores de baños. Otros
blogueros recopilan los videos más graciosos o raros de YouTube,
fenómenos paranormales de
cualquier naturaleza o
noticias sobre Los Simpson. Y
también con fotos de muchachas leyendo libros y hasta uno que
ridiculiza a Hebe de
Bonafini.
Se puede encontrar además al fanático de Peter Capusotto que
recopila sus videos, a la mujer que
describe las
anécdotas cotidianas de su vida
conyugal, al que decidió reunir todos los
secretos para dormir más
plácidamente y al que aconseja sobre los lugares donde se puede
comer gratis en España, con una
agenda de las fiestas gastronómicas que se aproximan.
Una bailarina californiana llamada Allison que estudia Ciencias Económicas tiene
cientos de
recetas para hacer sushi. Pero el más
extravagante quizás sea
el de Esperma d'Or, un bloguero de 24
años que subasta su propio semen con finalidad reproductiva. Se presenta como un muchacho "sano, no
fumador, con estudios universitarios". Logró una efímera fama cuando lo citaron en cientos de blogs
y, luego de que lo invitaran a un programa de la televisión española, sacó otro blog explicando que
todo era un experimento para un curso de una escuela de creativos. Ahora consiguió trabajo en una
agencia de publicidad interactiva llamada DoubleYou.
Varios periodistas de este diario tienen su propio blog, generalmente referidos
a temas que poco tienen que ver con su trabajo. Incluso un redactor de la sección Ciudad planea
escribir una bitácora sobre series para obligarse a ver un poco más de televisión. Entre mis blogs,
el más visitado es el que subí sólo para extrañar un poco menos a Rio de Janeiro, el que me
sorprendió con muchas visitas que llegaban de Wikipedia en alemán. Allá fui y me encontré con que,
entre todas esas palabras totalmente incomprensibles para mí, aparecía un vínculo que llevaba a mi
humilde guía para conocer la Ciudad Maravillosa. Y también hay una bitácora en catalán que me tiene
entre sus recomendaciones. ¿Hay algo más extraño y mágico que internet?