Con las barracas a otra parte
Con las barracas a otra parte
Hace falta una ordenanza que señale un término prudente para que las barracas acopiadoras de cueros, huesos y otros productos animales que se encuentran en el radio central del municipio, tengan que trasladarse a parajes periféricos ya que sus emanaciones infestan las vecindades cercanas. Son estos establecimientos, en general, almacenes de infección de la atmósfera, la que en sus contornos suele hacerse irrespirable. Los ensanches constantes de la población exigen que esa clase de negocios salga de los centros urbanos y se ubique en parajes adecuados, donde no pueda comprometer la salud pública. (1907)
Inmigrantes tratados como animales
Hace poco se embarcaron en Málaga y en Cádiz 2.900 emigrantes españoles en el vapor Heliopolis, contratado por agentes de Norteamérica, para ser conducidos a las islas Hawai con el propósito de contrarrestar la inmigración japonesa. Comenzaron a ser maltratados ya en el puerto de Málaga porque protestaron de que se les obligaba a comer basofia en vez de rancho, a dormir peor que animales y porque el buque no estaba en condiciones de conducir a personas humanas. Tal clamor se produjo que el gobierno de España se creyó en el deber de intervenir, y para lo cual envió al gobernador de Málaga. Sin embargo, este funcionario informó que las condiciones en que iban los inmigrantes eran sumamente satisfactorias y no hizo caso de las denuncias a pesar de haberse producido ya algunas muertes y enfermedades. Luego se supo que para que las quejas y lamentos no trascendieran, se los encerraba a los españoles quejosos en la bodega, a fin de cortarles toda comunicación con tierra. Pudo averiguarse, no obstante, que habían ocurrido seis muertes y algunos casos de locura, entre éstos el del intérprete de Málaga. En estos momentos el buque sigue viaje. (1907)
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