El gobierno venezolano comenzó ayer a reforzar la supervisión de los precios tras devaluar el bolívar un 31,7 por ciento, en una medida que busca oxigenar las cuentas públicas pero que acarrea riesgos para un país que ya tiene una de las mayores tasas de inflación del mundo.
Las autoridades dijeron que la operatoria comenzó a aplicarse "con tranquilidad".
El presidente del Banco Central de Venezuela, Nelson Merentes, pidió a los organismos de control del Estado que actúen para evitar que haya remarcaciones, mientras el ministro de Finanzas, Jorge Giordani, llamó "cretinos" a quienes criticaron una medida tan esperada como polémica. "Ningún comerciante puede trasladar (el efecto de la devaluación) al bien", sostuvo Merentes en una entrevista.
Inspectores del Instituto para la Defensa de las Personas en el Acceso a los Bienes y Servicios (Indepabis) visitaron varias tiendas a nivel nacional para verificar que no haya habido aumentos tras el ajuste cambiario anunciado el viernes último en la antesala de un fin de semana y 48 horas de asueto por carnaval.
Algunos locales fueron sancionados con cierres temporales o multas por "especular", en el marco de un férreo control de precios que impera desde el 2003 junto al control de cambios, que impide a los venezolanos acceder a divisas libremente.
La aplicación de la nueva tasa de 6,3 bolívares por dólar —4,3 unidades antes— avanzaba con "completa normalidad", dijo Giordani, uno de los encargados de velar para que no se produzca una escalada de los precios, que acumulan un alza del 22,2 por ciento en los últimos 12 meses.
El fin de semana, muchos venezolanos visitaron mercados y tiendas de electrodomésticos para protegerse antes de que entre en vigencia la quinta devaluación del bolívar en una década.
Analistas y empresarios advirtieron que la nueva cotización de la moneda venezolana alimentará la inflación, y la oposición y sectores chavistas fustigaron la medida, que según las autoridades pretende aliviar las finanzas públicas dependientes de las exportaciones petroleras.
El gobierno ha defendido la devaluación y la calificó de necesaria para mejorar la eficiencia en medio de un brote inflacionario y especulativo. Las autoridades han repetido que se tomó por "instrucción" del presidente Hugo Chávez.
Giordani, un académico de izquierda de 72 años conocido como "el monje" a causa de la vida austera que lleva, descartó que se trate de un "paquetazo" puesto que la medida no incluye privatizaciones ni desmejora las leyes laborales y fue dictada sin "injerencia del Fondo Monetario Internacional".
"No se necesita tener dólares, ni siquiera haber visto uno en la vida, pero allí funciona el elemento ideología. Todos vivimos de la insaciabilidad del dólar, de una especie de ninfomanía dolarizada", puntualizó en una entrevista.
La devaluación es la primera de una serie de decisiones pendientes de sesgo impopular que están en la agenda del gobierno y que quedaron demoradas por la ausencia de Chávez, quién no ha sido visto ni escuchado desde que fue operado en Cuba hace más de dos meses.
El gobierno y la Asamblea Nacional han sugerido modificar la ley de impuesto sobre la renta, mientras que analistas insinúan que se podría elevar el Impuesto al Valor Agregado (IVA) y aplicar un impuesto a las transacciones bancarias.
Algunos opositores afirmaron que el gobierno evaluaba un alza en el precio de la gasolina, que en junio cumple 15 años de congelamiento total, lo que hace de Venezuela el país con la nafta más barata del mundo y donde es posible llenar un tanque completo por menos de un dólar.
"No rehuimos ninguna discusión, pero eso no está planteado, no está pensado. No necesitamos tal incremento, porque no es que con esos recursos (que se podrían recaudar) vamos a balancear algo", dijo el ministro de Petróleos, Rafael Ramírez.
Antes del ajuste del tipo de cambio, fue reformado un impuesto petrolero para permitir a la estatal PDVSA, a sus empresas mixtas y al Banco Central tener una mayor disposición de dinero a expensas de una menor transferencia de recursos al Fonden, un fondo extrapresupuestario para infraestructura.
Las medidas económicas han sido criticadas por la oposición e incluso por algunos sectores del chavismo.
El canciller Elías Jaua pidió el miércoles cerrar filas en torno a Nicolás Maduro, quien lleva las riendas del país en ausencia de Chávez.
"Es un deber de todos los revolucionarios apoyar al compañero Nicolás Maduro para que pueda sacar adelante la tarea como lo está haciendo, muy bien. Lo está haciendo con mística, con trabajo, como nos enseñó el comandante Chávez", dijo.
En la publicación oficial de la devaluación, con fecha el viernes pasado, se establece que las solicitudes de dólares introducidas antes de su anuncio para actividades académicas, salud, deporte y cultura, jubilados y pensiones, remesas, entre otros, serán atendidos a la tasa de 4,3 bolívares por dólar que regía desde el 2011.
Los consumos con tarjeta de crédito en el exterior realizados hasta el 12 de febrero también serán calculados a la tasa del 4,3 bolívares por dólar, añadió.
Las solicitudes de divisas de 3 a 6 meses introducidas antes del 15 de enero liquidarán sus importaciones al tipo de cambio anterior y que los exportadores pueden retener el 40 por ciento de sus divisas en lugar del 30 por ciento previo.