Vélez, el mejor en todo
Supo escribir el inolvidable Dante Panzeri, que el fútbol es la dinámica de lo impensado. La
referencia de una de las mejores plumas que acercó el fútbol a la literatura, con todo respeto,
hace referencia a lo que sucede dentro del campo de juego y prescinde, otra vez con todo respeto,
de cómo afuera de ella, lo impensado le deja lugar a lo programático, lo estructurado, la
planificación, la seriedad institucional.
6 de julio 2009 · 00:27hs
Supo escribir el inolvidable Dante Panzeri, que el fútbol es la dinámica de lo
impensado. La referencia de una de las mejores plumas que acercó el fútbol a la literatura, con
todo respeto, hace referencia a lo que sucede dentro del campo de juego y prescinde, otra vez con
todo respeto, de cómo afuera de ella, lo impensado le deja lugar a lo programático, lo
estructurado, la planificación, la seriedad institucional. Así lo ratificó Vélez, el campeón. Así
lo marca Lanús, el mejor equipo de la temporada con 78 puntos. Así lo refrenda Estudiantes,
finalista de la Copa Libertadores de América.
La pata más importante de un club de fútbol es la institucional. No es
casualidad, sí causalidad, que las tres entidades más serias del fútbol argentino estén en lo más
alto. Porque a la hora de proyectar un trabajo jamás se debe pensar en el corto plazo, sino en el
mediano y fundamentalmente el largo. Para quienes se sientan del otro lado del sillón, es
obligatorio que nada sea impensado.
Vélez, Lanús y Estudiantes hacen un culto de la organización. Y así les va.
Huracán sí tuvo su veranito y quizás haya sido una expresión muy cercana a la
dinámica de lo impensado. Dentro de la cancha, seguro. Afuera de ella, también.
Pero es el tiempo de Vélez. Que apostó por Gareca, cuando parecía temerario. Que
bancó a Hernán Rodrigo López, hostigado por la platea. Que hizo borrón y cuenta nueva con el
desplante del impresentable Fabbiani y enseguida fue a buscar a Larrivey. Que contrató poco, pero
bueno. Y que, obviamente, jugó muy bien al fútbol durante casi todo el campeonato.
Dentro de la cancha pueden dominar los imponderables, pero afuera de ella,
no.
Es sencillo, los dirigentes deben conducir desde las alturas que imponen las
circunstancias para que el margen de error se achique al mínimo dentro del campo de juego y la
dinámica de lo impensado sólo sirva para deleite de los hinchas y no se convierta en un mecanismo
cíclico para acertar un pleno.
El cierre de esta temporada marca, como pocas veces, cuáles son, o deben ser,
las consignas que deben estar marcadas a fuego para que los resultados sean una consecuencia de la
planificación y no un guiño de la diosa fortuna.
Siempre hay un roto para un descosido. Y por eso se prendió Huracán, campeón
metropolitano de los desaguisados desde el ámbito institucional.
Pero la enorme tarea de Angel Cappa, el talento de algunos jugadores y el
rendimiento sorprendente de otros lo mezclaron en un ámbito que desconoce. Está claro, no gana nada
desde 1973.
Un brindis por Vélez, que además supo qué hacer dentro de la cancha en el
momento en el que más lo necesitaba.
Otro choque de copas para Lanús, ejemplo de continuidad y crecimiento.
Uno más para Estudiantes, que merece ser campeón de América. Los demás tienen que aprender.
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