Drácula no es sólo el Príncipe de la Oscuridad; también es un emprendedor solidario. En ese rol desarrolla la idea de abrir Hotel Transylvania, un resort de lujo donde los monstruos del mundo -Frankenstein, la Momia, los lobizones, el Yeti, zombies y gremlins, entre otros seres por el estilo- pueden deambular por el lugar y ser ellos mismos en un ambiente seguro y, sobre todo, libre de humanos. Así lo plantea el filme animado en 3D "Hotel Transylvania", que se estrena mañana.
Sin embargo, para Drácula, hay una razón aún más importante para mantener a los humanos fuera del hotel: proteger a Mavis, su intrépida hija adolescente. Como la mayoría de las adolescentes, Mavis quiere dejar su casa y explorar el mundo que hay más allá del hotel, y esa es una idea capaz de causarle terror a Drácula.
Todo comienza Drácula, que en el filme original es interpretado por Adam Sandler, se prepara para los festejos de los 118 años de su hijita Mavis, a quien le prestó la voz la ex chica Disney Selena Gomez. Mavis fue retenida en el castillo en base a las historias truculentas sobre los malvados humanos que le contó su padre durante más de un siglo.
Y todo se pone peor para el torturado padre cuando aparece Jonathan un joven mochilero estadounidense que se interna por error en el territorio privado de los monstruos y que le lleva a Mavis una idea más acertada de cómo es el mundo fuera de los muros del hotel.
El creador de este mundo que fantasea con la moda de los vampiros relacionándose con humanos es el director de origen ruso Genndy Tartakovsky. Entre los antecedentes más conocidos del cineasta en la Argentina figuran sus trabajos al frente de "Las chicas superpoderosas" y "El laboratorio de Dexter", un personaje que creó mientras estudiaba animación en la Cal Arts de Los Angeles.
"Yo tenía miedo de los monstruos", confesó a medios de prensa de Estados Unidos en la presentación del filme. "Odiaba las películas de terror, no me gustaba la sensación de tener miedo y nunca fui a las casas encantadas", dijo el director rodeados para ocasión de actores vestidos como Drácula, La Momia o Frankenstein y fantasmales y pálidos botones que recibían a los invitados.
El director contó que Abbott y Costello, dos cómicos populares de los 40 y 50, fueron responsables de su cambio de mirada hacia el terror y en parte de que hoy chupasangres y licántropos se hayan transformado en los simpáticos personajes de "Hotel Transylvania" con películas como "Abbott y Costello contra los fantasmas" y "Abbott y Costello contra la Momia".
"Crecí en Chicago", dijo el cineasta que llegó a Estados Unidos con sus padres cuando tenía siete años. "Cada vez que hacía mal tiempo, terminaba en casa viendo las repeticiones de aquellas películas. Esto sucedió mucho antes del cable y todas cosas que vinieron después. Así que tenía que ver esas películas cientos de veces. Abbott y Costello son dos de mis comediantes favoritos, y esa es la manera en que yo sabía que serían mis monstruos: los conocía con una sonrisa. Así que esa es una razón por la que estaba interesado en esta película, porque podía dar un poco de eso nuevamente", concluyó Tartakovsky.