El director Blas Eloy Martínez estrenará mañana en Rosario "El notificador", una película dueña de una trama profunda y agobiante que cuenta el peregrinaje de un oficial notificador sumido en su trabajo y en un eterno presente.
El director Blas Eloy Martínez estrenará mañana en Rosario "El notificador", una película dueña de una trama profunda y agobiante que cuenta el peregrinaje de un oficial notificador sumido en su trabajo y en un eterno presente.
Ignacio Toselli (quien también brilla en "Días de vinilo", todavía en cartel), se luce en la piel de Eloy, un muchacho que desde hace muchos años se desempeña como repartidor de cédulas judiciales, trabajo que lo obliga a vincularse diariamente con unas 100 vidas en distintos rincones de la ciudad de Buenos Aires.
"El personaje de Eloy trabajó durante tanto tiempo en ese lugar que construye una burbuja que le permite continuar con su vida y creer que el mundo ideal es ese en el cual vive, pero se ve amenazado cuando llega un tipo que pone en peligro esa burbuja y ahí empieza un poco la película, cuando comienza a derrumbarse ese universo y él pasa a hacer mal las cosas que antes hacía bien", sintetizó el director en diálogo con Télam.
La llegada de un joven con el que Eloy tiene que compartir la zona de trabajo, de alguna manera lo paraliza y lo enfrenta con una realidad: "El ya no es parte del mundo en el que está viviendo, ya no sabe adonde pertenece", explicó Eloy Martínez.
"Todos intentamos construir —continuó— un lugar en cual nos sintamos seguros, a veces no lo logramos, en general no lo logramos; y muchas veces en la vida se nos presenta la posibilidad de romper con ese mundo seguro, voluntaria o involuntariamente, y esa ruptura implica un avance en nuestras vidas".
Eloy Martínez ya había realizado el documental "La oficina" ambientado en la sede de la Corte Suprema de Justicia, pero finalmente se inclinó por la ficción. "Era la forma de mostrar ese mundo y también era la posibilidad de mostrar la psiquis del notificador, algo que en el documental no estaba tan planteado", comparó.
—¿Cuánto de vos está volcado en el personaje?
—Diría que casi todo, hay ciertos recuerdos personales que tiene el notificador que es mi propio pasado, diría que casi todo es real.
—¿Se puede decir que la soledad del personaje está reflejada en la escena del abrazo que Eloy le da a la gitana encarnada por Mónica Cabrera, hacia el final del filme?
—Uno recibe el abrazo de un extraño cuando no tiene a nadie más, el tipo está solo en realidad. Eso me pasó. El tipo ha perdido todo, todo contacto, es la noción de que él no tiene a nadie. Un abrazo casi inútil.
—¿Cómo fue el proceso hasta seleccionar a Nacho Toselli para encarar el rol protagónico?
—Fue una búsqueda muy grande por muchos actores muy conocidos y muy buenos. Yo a Nacho lo vi en "Buena vida delivery" y me encantó. El es obsesivo en la construcción del personaje y a la vez es un tipo relajado en el rodaje y totalmente maleable para dirigir, era la combinación ideal.
—El personaje lleva tu nombre, ¿cómo lo decidiste?
—Durante un año se llamó Manuel, pero quería un nombre que tratara de representar lo circular de ese mundo en el que vive el personaje, y buscando me di cuenta que el nombre lo tenía yo mismo: El- Hoy. El personaje vive el hoy permanente, no hay un mañana, y también me pareció una forma de sinceramiento sobre lo autobiográfico.
—A la distancia, ¿cómo recordás esa etapa de tu vida como notificador?
—Con algo de melancolía. Hay algo de ese trabajo que generaba mucha locura pero mucho conocimiento interior. Ahora soy productor de televisión, estoy atrás de la computadora y no tengo tanto contacto con la gente, creo que es lo que le da a todo el mundo para contar historias.