Diego El Cigala actuó el viernes en el teatro El Círculo y reafirmó la comunión que mantiene con su público. Acompañado por un sólido cuarteto integrado por Jaime Calabuch (piano), Yelsy Heredia (contrabajo), Isidro Suárez (percusión) y Diego García Gallardo (guitarra) el artista ofreció "Sintiendo América", un espectáculo de tangos y boleros clásicos a los que se sumaron danzón, zamba y milonga que El Cigala pasa por su tamiz gitano acentuando la carga dramática de sus letras.
El teatro colmado generó un excelente clima y el concierto arrancó con "Garganta con arena", en una versión en la que se lució el guitarrista Diego García, que no abandona el vibrato y aporta nuevos matices a la propuesta del cantor.
Quizá un paso en falso en el repertorio haya sido la inclusión de la zamba "Alfonsina y el mar", que se ofreció en una versión en la que la música, demasiado festiva, se contrapuso con el texto de obra. Pero el público premió igual con un cerrado aplauso.
Luego vendría una sucesión de tangos interpretados como boleros, con una voz que suplanta caudal con una expresividad absoluta y visceral. También se escucharon tangos como "Soledad", "Nostalgias", "Las cuarenta", "Tomo y obligo" y "En esta tarde gris", que dejó en claro que el compromiso entre El Cigala y el tango es total y verdadero.
Con un público entregado a su encanto, el artista madrileño abordó versos del Martín Fierro con música de milonga surera, con lo que elevó su apuesta a la experimentación desde el flamenco, con ritmos como el tango, el bolero, y en este caso, con el poema argentino por antonomasia.
El concierto continuó con "Niebla del Riachuelo", que mixturó candombe con bossa nova, y dos puntos altos llegaron con "Inolvidable" y "Corazón loco", dos boleros que no necesitan de innovaciones para impactar.
En el inevitable "Lágrimas Negras" se lució el gran contrabajista cubano Yelsy Heredia, largamente aplaudido por el público, y después llegó la prueba de la gravitante presencia de Bebo Valdés en el éxito de El Cigala con "Veinte años", "Se me olvidó que te olvidé" y "Aunque tú", temas marcados por los crescendos y tumbaos del gran pianista cubano.
La brillante noche de música continuó con perlas como el bolero "Vete de mí", interpretado por El Cigala a solas en el escenario con el excelente pianista Jaime Calabuch.
Para el final, El Cigala dejó lo mejor de la noche: "La bien pagá", que puso al público de pie celebrando un concierto que sirvió para refrendar la vigencia de la propuesta que combina la música americana con el ancestral y desgarrado modo de interpretar de cantaor, que se revela como digno heredero de la tradición flamenca y avezado buscador de nuevas formas musicales.