Es inimaginable que un futbolista de Newell’s se confiese hincha de
Central y viceversa. Pero en el fútbol femenino existe otro grado de tolerancia. Las mujeres deben
librar demasiadas batallas contra los intransigentes que las menoscaban por patear una pelota como
para discriminarse entre ellas. Yoana Cagnina es una canalla fanática y Ayelén Marotta es hincha
leprosa. Pese a que la pasión las separa, las une el fútbol y una misma camiseta: ambas juegan para
Central.
"Todavía no logramos que se haga canalla", dice con una sonrisa Cagnina, de 19
años, quien desde su puesto de marcadora lateral izquierdo pasó por varios conjuntos de la ciudad
hasta hace cinco meses que se dio el gran gusto de vestir por primera vez los colores que lleva en
el corazón
"Jamás voy cambiar", replica Marotta, de 18, una delantera izquierda siempre
predispuesta a cargar a sus compañeras ante una derrota canalla en los clásicos, aunque también
víctima de las bromas cuando le toca perder al rojinegro.
Como Newell's no tiene fútbol femenino, y son pocos los equipos de la ciudad,
entre los que sobresale Central con buenas participaciones en ligas nacionales, no resultó extraño
que una fana rojinegra como Marotta fuese aceptada sin problemas en el conjunto de Arroyito hace
cuatro años, cuando se incorporó al plantel.
"Me encanta jugar a la pelota y nunca le di importancia de que lo hago para
Central. El deseo es más fuerte, aunque jamás se me ocurriría dejar de alentar a Newell’s. En
mi familia la cuestión está dividida. Mi viejo es de Newell’s, pero acepta sin problemas que
me ponga la auriazul", manifiesta Marotta.
La convivencia entre ambas jugadoras es cordial y el único desliz ocurrió
durante la producción fotográfica, momento durante el cual abundaron las chicanas. "Jamás toco la
camiseta de Newell’s", sorprende Cagnina cuando se le pide que se la alcance a su compañera.
De todos modos, aclara que no le gusta embromar porque no se "banca" las cargadas.
"Mirá qué linda es", contraataca Marotta, quien dice que el domingo prefiere no
ir al Gigante y seguir el clásico por televisión.
En cambio, Cagnina jugará de local y no duda: "Si no voy a la cancha me muero.
Jamás falto y menos a un clásico".
El fanatismo no se mezcla al momento de jugar. A diferencia de lo que sucede en
la vida de cualquier hombre, aseguran que nunca jugaron un picado en el que los equipos se
dividieran entre fanáticos de Central y Newell's.
Cuando se les pregunta cómo se imaginan el día posterior al clásico y con un
triunfo del club con el que se identifican, dicen: "Soy extremadamente calentona. Si recibo alguna
cargada, soy capaz de matarte. Así que prefiero no decir nada", asegura Cagnina.
"No me gusta que me carguen, me caliento mucho. Pero si gana Newell's, a mis
compañeras las voy a volver locas", dice Marotta.