La serie rosarina “La hora referí” llegará este lunes, a las 21.30, a Santa Fe Canal. Se trata del primero de cuatro capítulos documentales de 24 minutos cada uno realizados para televisión sobre el mundo del arbitraje en el deporte.
Los episodios tendrán 24 minutos cada uno.
La serie rosarina “La hora referí” llegará este lunes, a las 21.30, a Santa Fe Canal. Se trata del primero de cuatro capítulos documentales de 24 minutos cada uno realizados para televisión sobre el mundo del arbitraje en el deporte.
Con guión, producción y dirección de Pablo Romano y Daniel Kowalczyk, y producción de Anicha Cooperativa, “cada capítulo aborda distintos temas y problemáticas acerca del arbitraje y la sociedad en la que vivimos y pensamos el sentido de justicia y ecuanimidad”, indicaron los realizadores.
El capítulo inaugural lleva como título “La Elección”. Este capítulo se centra en las variables de elección de la profesión de árbitro e indaga en las razones para que una persona quiera ocupar ese lugar, al tiempo que esboza un retrato de árbitros de diferentes deportes y edades, desde jóvenes que están cursando hasta retirados.
La segunda entrega, “La soledad del garante”, gira en torno a la idea de que “el árbitro es el único de todos los protagonistas que no tiene hinchada, nadie grita por él, excepto insultos. Se dice que un árbitro cumple bien su función cuando nadie habla de él, cuando pasa desapercibido”. El episodio se desarrolla sobre el interrogante de “cómo es ese trabajo en el que el mejor desempeño es el que no se nota”.
El capítulo tres, “Entrenamiento y tecnología” se pregunta “¿cómo se prepara el «garante» para no fallar?”. Entre las opciones se mencionan “entrenamiento mental, concentración, fatiga psicofísica, gimnasio para el cuerpo y gimnasio mental. Revisar cada partido con el coach, la jugada, las normas, la comunicación con los jugadores y con el público”. También se mencionan el “tratamiento del error, la institucionalidad como soporte del garante y el entrenamiento de la comunicación gestual con los jugadores y el público”.
También forman parte de ese episodio una indagación sobre “el juez controlado por la tecnología, el doble papel de apoyo y crítica del árbitro” y la tecnología como condicionante de la carrera del árbitro.
El cuarto capítulo se llama “Navegante de pasiones”. En esa entrega se analiza cómo “el árbitro conduce un juego entre dos partes; el modo de enfrentamiento que está determinado por el valor del «otro» en una sociedad: desde alguien que funciona como partenaire (el otro necesario), a alguien que debe ser eliminado (el otro como una amenaza)”.
También se abordan ideas como el momento en el que “falla la «representatividad» y el simbolismo necesario para que la guerra sea sublimada en una contienda reglada en el marco de lo deportivo y las pasiones que reaparecen en su estado natural, en este caso la violencia”, con un árbitro que “«surfea» un entorno complejo”. En ese contexto, se analiza “la desconfianza hacia la ecuanimidad del juez: incluye una idealización que no permite pensar en el error humano de quien debe resolver, solo, situaciones complejas en fracciones de segundos”.
Por Carina Bazzoni