Jake Gyllenhaal, ganador en 2006 del Bafta a mejor actor de reparto por su
interpretación de Jack Twist en "Secreto en la montaña", vuelve a la pantalla grande esta vez como
Dastan, un héroe de acción y protagonista de "El príncipe de Persia: las arenas del tiempo", que se
estrena hoy en los cines rosarinos sobre la adaptación de un popular videojuego.
El personaje del príncipe Dasta debe aliarse, aun contra su voluntad, con
Tamina, una princesa rival, para preservar una antigua daga capaz de liberar las "arenas del
tiempo", un regalo de los dioses que puede volver el tiempo atrás y otorgar a su poseedor el poder
de dominar el mundo o destruirlo.
Entre los trabajos de Gyllenhaal se incluyen "Hermanos", "La prueba" y "El día
después de mañana", entre otras, todas películas de géneros dispares. Según el actor, esa
diversidad es justamente la seña particular de su carrera. "No hay una gran consistencia de género
entre mis distintos trabajos", reconoció el intérprete y añadió: "Quizás en lo único que es
consistente es esa falta de coherencia", dijo con ironía.
Epica y diversión. En ese sentido agregó: "Sea que se trate de una película
acerca de dos vaqueros que se enamoran en Wyoming o una película épica de acción como «El príncipe
de Persia», es la gente involucrada en el filme la que te da la confianza para hacer tu mejor
trabajo. Y en última instancia, sólo se trata de satisfacer al espectador. Hicimos una película
épica y divertida que ha logrado justamente eso".
La dirección estuvo a cargo de Mike Newell, un cineasta que como Gyllenhaal, va
de un extremo al otro y siempre con buenos resultados. Así pasó con la comedia dramática "Cuatro
bodas y un funeral", el policial "Donnie Brasco" y la fantasía de "Harry Potter y el cáliz de
fuego".
Según aseguró el director británico, no tiene prejuicios en cuando a esos
saltos: “Cuanto más exquisita es una película, cuanto más oscura, más sincera hacia nuestra
falible naturaleza humana... más se acerca a ser una buena película inglesa”, declaró Newell,
y añadió: “Pero ahora me despierta interés el entretenimiento y «El príncipe de Persia» es
justamente eso: gran entretenimiento. Estoy satisfecho con el trabajo”.
Fantasía y realidad. El abordaje de ese entretenimiento fantástico que es “El príncipe de
Persia” parte curiosamente de la realidad. Así explicó Gyllenhaal el perfil que le imprimió
el director: “Mike Newell poseía un enfoque particular para la película. Desde un primer
momento Mike y Jerry Bruckheimer (productor del filme) propusieron la idea de que estuviera basada
en la realidad”.
En ese sentido agregó: “Yo me preguntaba, ¿cómo podés fundar en la
realidad un mundo de fantasía? Mike me mostró una pintura del siglo VI de un hombre persa recostado
sobre una alfombra, soñando... más bien alucinando. Y me dijo: «Así quiero que sea. Quiero que el
filme esté basado en la mentalidad del imperio persa del siglo VI, donde creían que la fantasía
podía hacerse realidad, donde uno pudiese hallar una daga que volviese atrás el tiempo y no hubiese
ninguna duda de que eso era posible, pues eso es lo que hubieran creído en aquel entonces”,
afirmó.
La acción ocupa un lugar central. El intérprete confesó que además de
hacerse cargo personalmente de la mayoría de las escenas de riesgo, disfrutó colgándose de los
arneses y saltando desde diez metros de altura: “Siempre me gustaron las películas de acción
y aventuras. De chico soñaba con ser uno de esos personajes como Indiana Jones o el Robin Hood de
Errol Flynn. Son personajes aplomados, pero con mucho humor”.
El guión le acercó la clave: “Supe que Dastan era uno de estos
personajes clásicos. Irónico. Sereno. Pero por sobre todo, alguien que no se tomaba a sí mismo
demasiado en serio. Y eso estaba claro en la historia”. Sin embargo aclaró:
“Bruckheimer señaló desde el principio que este personaje, aunque de fantasía, debía ser un
personaje real y no una caricatura”, aclaró. l