"Esta merma en las importaciones garantizó un mayor superávit comercial", precisó un informe
elaborado por la consultora Abeceb.com, el cual enciende el alerta sobre las verdaderas causas del
fenómeno. "Esto revela algunas señales negativas como la caída del consumo y principalmente de la
inversión, con la consecuente debilidad de la capacidad productiva futura", apunta.
A este fenómeno propio de la dinámica de la economía argentina y su vinculación con el resto del
mundo, el gobierno le sumó herramientas de política económica que contribuyeron a reforzar las
fronteras frente al ingreso de bienes del exterior, mediante instrumentos como las licencias de
importación no automáticas que hoy involucran a un total de 608 posiciones arancelarias.
"Es posible pensar que la idea del gobierno sea favorecer la producción local en este contexto
de contracción de la demanda y por eso trata de sostener las importaciones para que no sufra la
producción local", señaló Mauricio Claverí, coordinador de la unidad de análisis de comercio
exterior de Abeceb.com, para quien la clave no es esa, sino hacer foco en los inversores. "Si los
inversores externos, principales proveedores de dólares y capitales tienen la confianza de traerlos
al país para favorecer la inversión productiva y si los empresarios locales hacen lo propio, tal
vez se pueda pensar en un proceso de sustitución de importaciones en la Argentina", dijo el
analista.
Sin embargo, aclaró que "son dos factores que hoy no están presentes en el país". Desde el
sector industrial hacen foco en el presente y no ven señales alentadoras en los números. "Este
proceso no es para nada comparable con lo que pasó en 2001. Entonces, producto de las
devaluaciones, los productos importados tenían un mercado internacional con costos altos en dólares
y por eso era conveniente sustituir importaciones por la posibilidad de la provisión local a menor
precio", recordó Sergio Vacca, vicepresidente de Adimra. En cambio "hoy lo que se produce no es
eso, sino una caída de las importaciones por una baja del consumo y está muy lejos de ser una
cuestión interesante para la industria", ya que cayó en igual forma o incluso más el consumo de
productos nacionales, agregó el industrial.
"Esta situación es producto de la falta de consumo y no porque seamos más eficientes para
producir y hacer una sustitución", recalcó Vaca quien señaló que una muestra de que la caída de las
importaciones son una expresión de un proceso recesivo se puede encontrar en el desagregado de los
bienes que dejaron de ingresar al país, entre los que se destacan los bienes de capital y bienes
intermedios, muchos de ellos insumos claves para la producción industrial.
El impacto por sectores
El estudio de abeceb. com y los propios indicadores oficiales muestran que el retroceso de
importaciones se produjo en mayor medida en bienes de capital y bienes intermedios, con una
disminución del 46% en el primer cuatrimestre del año y, en menor medida en bienes de consumo, que
retrocedieron un 23%.
Los primeros representan sectores de alto y medio impacto en la producción y muestran una
inversión en retroceso. Entre ellos se destacan lo relacionado con la actividad agropecuaria como
la maquinaria agrícola y aviones, vehículos para transporte y grupos electrógenos.
En cambio, aquellos rubros de bajo impacto en referencia a la inversión fueron los que menos
retrocedieron, están vinculados a bienes de consumo como aparatos electrónicos, teléfonos celulares
y computadoras personales.
Para el estudio de Abeceb.com, no hay forma de forzar una mirada positiva sobre la performance
de los números de la balanza, aún teniendo en cuenta que las acciones del gobierno tengan como
premisa básica defender la industria nacional frente al ingreso de productos del exterior.
"La confirmación del derrumbe de las importaciones de bienes de capital por sobre los de consumo
durante el primer cuatrimestre anticipa la caída de la actividad industrial, en el caso de que las
medidas restrictivas no hayan apuntado a ellas y esa caída sea producto del descenso de la demanda
local", dicen.
Pero además, aclaran que aunque en el caso de que su caída haya sido resultado de las medidas de
restricción (que llevan adelante la Secretaría de Comercio Interior y la Secretaría de Industria)
"contradice el argumento de que estas apuntan a los bienes de consumo y a la protección de los
productores locales", porque en los hechos este sector no es el más perjudicado por el derrumbe de
las compras externas.
En ese punto, Claverí, explicó que mientras la Argentina tiene ventajas comparativas en sectores
como los derivados del procesamiento agropecuario, alimentos, plásticos y químicos, actualmente se
fortalece al sector textil, calzado, juguetes, "que tradicionalmente tienen falta de competitividad
y una brecha muy grande respecto de la producción a más escala y menor costo que hace que no sea
rentable producir".
Según el analista, por esas características y a pesar del respaldo oficial desde hace casi 20
años "son sectores que no van a fortalecerse por las dificultades de competitividad muy fuerte que
expresan".
De cualquier manera, las medidas oficiales terminan por confirmar que el consumo y la actividad
industrial se deterioraron en la medida que el gobierno debió salir con un conjunto de medidas
fuertes al auxilio del sector manufacturero más sensible.
En ese contexto es categórico Guida: "No pidamos cambios tecnológicos el año que viene si bajó
un 40% la importación de bienes de capital", puntualizó.
La mirada Mercosur
En este proceso el vínculo con Brasil, el principal socio de Mercosur, también mutó. "El hecho
de que nosotros tuviésemos el primer cuatrimestre superior se dio por la gran caída de
importaciones de Brasil en productos sensibles", recordó el economista Daniel Guida, quien apuntó
que eso provocó que "por primera vez en 69 meses tuviésemos superávit en la balanza a favor
nuestro", algo inédito en el comercio bilateral con el vecino país.
Guida dijo que "la caída de la relación con Brasil fue del 36%, marcada esencialmente por la
fuerte reducción de las importaciones brasileñas que cayeron 42,8%.
Por caso, la Cámara de Importadores de la Argentina (Cira) comenzó a mostrar su malestar la
semana pasada por las trabas a la importación de textiles, calzado y electrodomésticos y pidió
audiencias con funcionarios del Ministerio de la Producción vinculados al área para conocer los
alcances de las políticas del gobierno en ese sentido. Los importadores aseguran que no sólo las
restricciones están generando sobrecostos en la Aduana sino además resintiendo la cadena comercial
por la falta de determinados productos.
En tanto, desde Brasil —y como ya ocurrió con otros productos— las empresas
empezaron a testear nuevos mercados para colocar su producción debido a que las licencias de
importación para sectores como textiles están prácticamente paralizadas desde marzo.
Aunque los analistas señalan que el superávit alto es una garantía para mejorar el balance de
cuenta corriente y frenar cualquier problema de reservas, su composición no es un dato alentador
porque muestra una marcada debilidad del mercado interno.
"La fuerte baja en las importaciones que registran las estadísticas del país en estos dos
últimos meses tienen dos orígenes: por un lado refleja la menor actividad económica interna y por
el otro restricciones a las importaciones desde el gobierno, las que han tomado la forma de
licencias de importación no automáticas", recordó Elvio Baldinelli, director Instituto para el
Desarrollo Sectorial de las Exportaciones Argentinas de la Fundación Standard Bank.
El especialista en comercio exterior consideró que "como sucedió siempre, las recesiones un día
tienen fin, y así será esta vez, tanto en el país como en el exterior y, llegado este punto, las
importaciones volverán a crecer".
De todos modos, no comulgó con la idea de un proceso de sustitución de importaciones que pueda
derivar de este proceso de restricciones al ingreso de productos del exterior. "Es de esperar que
este no sea el caso, ya que luego de la última Guerra Mundial hemos sufrido ese tipo de políticas
que sólo benefician a los oligopolios en detrimento del nivel de vida de la población y desaliento
de las exportaciones", dijo Baldinelli.
El camino de la oportunidad
Esta mixtura de medidas oficiales restrictivas y actividad industrial aletargada traza un
escenario poco alentador en la coyuntura para los industriales, que no ven una oportunidad como
aquella que aportó la devaluación y su correlato de competitividad a la producción argentina tras
la crisis de 2001/02. "Una medición que realizamos en Adimra sobre un universo de empresarios que
habitualmente encuestamos nos indica que en los últimos trimestres estamos al 50% de utilización de
capacidad instalada respecto del promedio de 2008", dijo Vacca.
Por eso, "no importar nos muestra que estamos ante una recesión más pronunciada",
reflexionó.
Aun así, el economista Guida explicó que en moentos de crisis "es clave analizar la actitud que
toma el sector industrial argentino", que "tal vez con estas medidas del gobierno y pensando que
toda crisis es una oportunidad, pueda tal vez pensar seriamente en hacer inversiones productivas de
alta tecnología que de alguna forma se transformen en un proceso de sustitución de importaciones"
en el mediano plazo.
Guida está convencido de que "no alcanza con el tipo de cambio" para que el sector renueve
competitividad y por tanto, "hay que empezar a hacer cosas nuevas", aseguró.
En ese punto, aclaró que todo debe estar atado a "un marco de una economía global y no como
resultado de medidas que cierren la economía", además de una política de Estado como la que
implementó Brasil.
"Esta circunstancia podría beneficiar a algunos sectores para que se pongan los pantalones
largos y podría ser una alternativa a futuro, tal vez, el camino de una oportunidad",
reflexionó.