Washington.— Toda la agenda legislativa del presidente Barack Obama, y en
especial su tan ansiada reforma del sistema de salud, están ahora en peligro, después de que el
Partido Demócrata perdiera un asiento clave en el Senado. El martes a la medianoche el mandatario
recibió la peor de las noticias: Scott Brown, un republicano muy poco conocido, ganó una elección
especial en el estado de Massachusetts para ocupar la banca que quedó vacía tras la muerte del
senador Edward Kennedy, un gigante de los demócratas que fue miembro de la Cámara alta durante 46
años.
La dura derrota se produjo en la víspera del primer aniversario de Obama en la
presidencia, y señala un amplio contragolpe de los votantes, que puso en duda casi todas las
prioridades legislativas internas que tiene en marcha el presidente.
En el primer lugar de la lista de los proyectos en peligro figura la reforma del
sistema de salud, que Kennedy impulsó hasta su muerte en agosto, y una vez hasta calificó de motivo
principal de su vida.
Brown hizo campaña con la promesa de oponerse a la legislación, que fue objeto
de arduas negociaciones en el Congreso durante 2009.
Números en contra. Ahora es posible que el senador Brown tenga éxito. El
representará al miembro número 41 del Senado de 100 escaños, con lo que los demócratas perdieron la
mayoría de 60 escaños, que les permitía evitar las maniobras obstruccionistas de la oposición, un
obstáculo de procedimiento que puede bloquear la aprobación de leyes en la Cámara alta.
Mientras Obama celebraba ayer el primer aniversario de su presidencia, sus
asesores se quedaron analizando el daño electoral y considerando sus reducidas opciones sobre cómo
seguir adelante.
El portavoz de la Casa Blanca Robert Gibbs dijo que Obama estaba "sorprendido y
frustrado" ante las perspectivas de una victoria republicana en un Estado que no tenía un senador
conservador desde hace más de dos décadas.
Massachusetts votó a favor de Obama en la elección presidencial de 2008 por una
diferencia de más de 20 puntos porcentuales. Pero la popularidad del presidente en todo Estados
Unidos cayó constantemente desde enero pasado, en medio de la ira por la debilitada economía y las
medidas de masivo gasto público, que los opositores temen conduzcan a la bancarrota del país.
Si se mira al futuro, no hay opciones fáciles para reavivar la agenda de Obama.
El presidente no fue capaz de ganarse el respaldo republicano para sus principales prioridades
internas, incluyendo la reforma sanitaria, el cambio climático y la reforma de la regulación del
sistema financiero.
La Cámara de Representantes y el Senado están en negociaciones para fusionar las
dos versiones diferentes del proyecto de ley sobre la reforma de salud que aprobaron a fines del
año pasado.
Por el momento, ningún republicano está dispuesto a respaldar la costosa
legislación, que tiene como objetivo ampliar la cobertura a unos 30 millones de estadounidenses que
no tienen seguro de salud.
Cambiar de rumbo. Los demócratas de Obama se ven ahora obligados a cambiar de
rumbo. Legisladores líderes, incluyendo el senador Jim Webb, rápidamente descartaron la idea de
pasar el proyecto de ley por el Congreso antes de que Brown asuma su escaño.
Brown dijo a los periodistas que su victoria podría significar que las reformas
del sistema de salud "vuelvan a cero". El resultado podría ser una ley menos costosa, menos
ambiciosa, que podría atraer el respaldo de al menos un republicano.
Para los demócratas, las reflexiones sobre el aprendizaje de esta derrota
electoral deben llegar rápido: toda la Cámara de Representantes y un tercio del Senado serán
renovados en las elecciones de mitad de período, que se celebrarán en noviembre.