La bella modelo Rocío Guirao Díaz y el empresario rosarino Nicolás Paladini
dieron ayer el sí en el Registro Civil del Distrito Centro, Wheelwright 1486, en una ceremonia
íntima, con calidez familiar y lejos del glamour de las figuras del mundo del espectáculo.
El despliegue inusual de cámaras y fotógrafos apostados un lunes al mediodía en
el registro ubicado en la zona céntrica de Rosario daba cuenta que se trataba de una boda de dos
caras conocidas.
"El que viene hoy acá, un lunes al mediodía, es porque quiere venir de verdad",
dijo con una blanca sonrisa la joven de 24 años que participó en "Bailando por un sueño" y que tuvo
una importante propuesta para actuar en una tira el año próximo, pero la desechó por un motivo
impostergable: su maternidad.
Rocío, con una pancita de dos meses y medio, estaba vestida con un escotado
vestido de raso blanco, con vivos negros y detalles de encaje; Nicolás, con un vestuario sugerido
por la modelo, tenía un look informal, con un ambo compuesto por saco beige y pantalón azul, camisa
blanca desabrochada, sin corbata, y zapatillas beige.
"Es la mujer que siempre soñé y la encontré, es una persona sana, cariñosa,
viene de muy buena familia, me ama y la amo", dijo Paladini, de 30 años, a quien le faltan "sólo
dos materias" para recibirse de ingeniero industrial, dueño de una aceitera en Córdoba e integrante
de una tradicional familia empresaria local.
La pareja, que festejó en un almuerzo con invitados en el Muelle 1 de la
Estación Fluvial y se irá diez días a Miami de viaje de bodas, espera su bebé para junio y está
previsto que la ceremonia religiosa sea en noviembre del año próximo. "A mí me gusta bailar, que me
revoleen por el aire, y con el embarazo tenía que tomar precauciones", dijo ella.
Según aseveró, Paladini "es un romántico" y confirmó que actualmente están
buscando una casa en San Isidro para vivir juntos, aunque destacó que Rosario es algo así como su
lugar en el mundo. "Rosario me encanta, no hay un lugar que me relaje más que venir acá los fines
de semana, salimos a correr, andamos por la zona del río, es hermoso", comentó Guirao Díaz.
Paladini confesó que para pedirle la mano de su novia al padre se tuvo que tomar
dos medidas de tequila para armarse de valor. Y recordó cómo fue que la conoció: "Yo hacía rato que
la venía buscando, pude lograr un poquito de exposición, que era mi objetivo para que ella me
preste atención, y después de mucho tiempo, porque la verdad es que no me daba ni la hora, pude
hacer un viaje hasta Córdoba, donde desfilaba, y ahí tuve contacto por primera vez. Y no me
arrepiento".
Al almuerzo llegaron en un Audi negro, que manejó Nicolás. Allí, en Muelle 1,
los esperaba un menú cuya entrada era una ensalada tibia de rúcula con pollo envuelto en tocino
ahumado y salsa de naranja; un plato principal de lomo con ragú de hongos y pastel de brócoli; y
semifredo de coco con mouse de chocolate como postre. El brindis con champán le puso burbujas a una
jornada íntima e inolvidable para Rocío y Nicolás.