La joven artista plástica argentina Jazmín López debutó ayer en la sección Horizontes del festival de cine de Venecia con un largometraje experimental, "Leones", la historia de un grupo de cinco amigos que deambulan como una manada de leones por el bosque.
"Leones es un ensayo sobre la muerte", explicó la directora, de 29 años, alumna de maestros argentinos de las artes plásticas como Guillermo Kuitca y Jorge Macchi, quien ha expuesto entre otras en la Bienal de Estambul (Turquía) y Art Basel de Miami (EEUU).
López, que ya había hecho una incursión en el cine con varios cortos premiados en distintos festivales, entre ellos "Parece la pierna de una muñeca", explora un mundo sin tiempo con un largometraje de 80 minutos.
"El lenguaje del cine es esculpir, quise componer un relato audiovisual", explicó en una rueda de prensa la cineasta, graduada en dirección por la Universidad del Cine de Buenos Aires.
López confesó a la prensa que se inspira en maestros que han empleado distintos niveles de lenguaje y simbología como Michelangelo Antonioni y Robert Bresson.
Perdidos en juegos de "seis palabras" y frases célebres, los protagonistas son jóvenes que avanzan sin meta dentro de un bosque austral, se seducen, citan poetas, en una fuga desesperada del propio destino ya escrito, probablemente la muerte.
La película, dedicada a célebres poetas y cantantes que se han suicidado, entre ellos Alfonsina Storni, Alejandra Pizarnic y Kurt Cobain, costó 400.000 euros y ha sido coproducida por Francia, Holanda y la argentina Rizoma Films, empeñada en financiar proyectos innovadores y con presupuestos limitados. "Son personas que me han inspirado mucho para hacer esta película", que para la directora también aborda la posibilidad de decidir uno mismo sobre su propia muerte.╠
"La película está hecha en memoria de gente muerta, que se suicidó. Habla de la necesidad de poder decidir la propia muerte", reconoce López.
Algunas características. La excelente fotografía de Matías Mesa se logra con cámara en mano, localizada siempre detrás de los personajes, como persiguiendo al grupo, que busca "al parecer" un lugar, una casa, para pasar el fin de semana, tras haber tenido un accidente con el automóvil.
Los colores, los sonidos, las plantas, las flores silvestres adquieren el mismo protagonismo que los personajes, quienes se encuentran en un estado entre la vida y la muerte.
"La muerte no es mesurable, no tiene ritmo", explica la directora, quien compite también por el premio ópera prima.
"Quería un cine más fantástico, probar los límites entre fantasía y realidad", dice.
"Espacio, tiempo y sonido son las herramientas del cine", sostiene la artista-directora, que logra que sus personajes jueguen sin pelota, un guiño a la proverbial escena de "Blow-Up" de Antonioni.
La película, proyectada en la sección Horizontes, que es la más innovadora y experimental del festival, fue coproducida con Francia y compite con 17 largometrajes y 15 cortometrajes por el premio a la mejor producción.
La recepción de "Leones" fue mixta, porque aunque se escucharon aplausos al término de la proyección de la película, muchos habían abandonado la sala. Minutos antes desde la platea se escuchó: "Che Palle!" (¡que aburrimiento!) y varios espectadores aplaudieron reafirmando la observación.
El día de Assayas y Kitano
Los que mandaron ayer en Venecia fueron los directores, y sobre todo dos bien conocidos en el calendario de festivales, el francés Olivier Assayas, que regresa a cuestiones más íntimas y personales en “Après mai”, y el japonés Takeshi Kitano, quien da más de lo mismo con “Outrage Beyond”, secuela de su previa “Outrage”, con más yakuza, más violencia y más sangre”.
Confesa película autobiográfica, “Après mai” es un filme coral sobre el post mayo del 68, dedicado a los que fueron adolescentes en los primeros años 70, que su realizador y guionista considera “un momento extraordinario de libertad”. Assayas cree que en ese momento histórico, el de su propia juventud, a diferencia del actual “había cierta fe en el futuro, en la posibilidad de transformar la sociedad”.
“En realidad -sentencia el cineasta parisino con una mezcla de ironía y amargura- en efecto la sociedad se ha transformado, pero no exactamente en el sentido en el que los personajes lo esperaban. El hecho es que hoy en día ya ha desaparecido la posibilidad de cambiar el futuro en un sentido positivo”.
La propuesta de Kitano, quien confesó que le gustaría hacer películas “más artísticas” pero lo que pide el mercado es lo que les da: violencia y acción, es una secuela de “Outrage”. Así, regresa al particular mundo de la yakuza, la mafia japonesa contemporánea, en la que el viejo sentido del honor y las reglas han sido sustituidos por la furia y la ambición ciegas. De nuevo protagonista de la cinta, amén de guionista y director, Kitano explica que “Los yakuzas en Japón son una forma diferente de mafia que la italiana, pero en el fondo es lo mismo”.