Un punto rentable para Newell's

En el medio de la crisis global, Newell’s mantiene equilibrada su rentabilidad futbolística, y si bien el anhelo siempre es que el superávit sea mayor, en una época de turbulencias mantenerse no es poco. Por eso el 1 a 1 en esta ocasión es ventajoso. Un punto, suma. Más aún cuando la próxima apertura de los mercados establecerá el precio del clásico, y ahí sí no habrá espacio para especulaciones porque el triunfo representará importantes ganancias, pero una derrota significará una abrupta devaluación. Y cuando algo se devalúa, genera inflación en el descontento, y por ende el costo de vida del hincha es difícil de sobrellevar.

El equipo de trabajo rojinegro sabe que su capital hoy podría ser superior en unidades, pero la inestabilidad es general. Si no que lo cuente River, que ayer intentó salir de su caída libre con la prematura privatización del triunfo a través de la colocación de un gol apenas se puso en movimiento la pelota, pero rápidamente su juego dejó al descubierto la falta de respaldo a esa ambiciosa medida.

Es que las acciones de Newell’s, aunque no subían desde lo técnico, conservaban su valor desde lo táctico. Por eso con el devenir del partido el peso millonario gravitaba cada vez menos, mientras que el rojinegro acudía al amor propio para extender su valor de cambio. Por supuesto que no fue una magistral actuación colectiva ni individual para lograr el equilibrio en la balanza del juego, pero fue suficiente la actitud y la entrega sin moratoria para lograrlo.

Newell’s aprovechó con osadía la pérdida de rumbo de River y apostó todo su patrimonio de fuerzas para revertir el destino del compromiso. Y en el complemento lo logró rápidamente cuando Juan Manuel Insaurralde levantó los brazos en el área millonaria para gritar "compro, compro", y tras hacer negocio se fue feliz con sus compañeros de agencia. Con quienes fue por más. A esa altura Vangioni ya se había convertido en uno de los más lúcidos operadores de bolsa leprosa, pero el mercado estaba tan raquítico en lo futbolístico que el cierre llegó con paridad, pero que en este contexto mantiene la expectativa en el torneo Apertura, y también en el clásico.

Porque más allá que el ministro Fernando Andrés Gamboa analice que con Estudiantes y River se quedó con la sensación de haber resignado ganancias, es cierto que no sumó pérdidas. Y esto es importante.

Claro que el domingo será otra historia. Allí la rueda de negocios es diferente. La apuesta es mayor. Allí los fondos son otros. Tienen un valor y una valoración superlativa. Porque ganar es aprobar el presupuesto anual. Mientras que perder es caer prácticamente en default, y allí será complicado sanear las cuentas, porque la deuda sólo se paga con la clásica moneda.